Feijóo deberá esforzarse más

Frente a ese sombrío panorama que pinta del sanchismo, el PP anuncia el año del cambio, pero no está en su mano provocarlo. Feijóo y los suyos reclaman insistentemente un adelanto de las elecciones generales. Y tienen razón, porque a la corrupción generalizada que ahoga a los socialistas y a la propia familia de Sánchez se suma que el Gobierno no gobierna porque ha perdido la mayoría en el Parlamento. Sus socios no le van a dejar caer -por puro interés- pero tampoco van a hacer nada por darle aire. Así se alcanzan ya tres años sin Presupuestos, algo que no parece quitar el sueño a Sánchez, que no quiere recordar que en su día le exigía a Rajoy elecciones porque un país sin Presupuestos es como un coche sin gasolina. Sin embargo, quien tiene que convocar las elecciones se resiste a ello y reitera que agotará la Legislatura.

 

Así que la principal reclamación del PP se desinfla ante los oídos sordos del inquilino de la Moncloa. Y lo más preocupante es que pese a tan sombrío panorama como dibuja Feijóo su partido no recoge demasiada cosecha. El PP no despunta en las encuestas y tampoco se ha beneficiado en las recientes elecciones de Extremadura, que ganó claramente pero donde Guardiola sólo consiguió un escaño más pese a la debacle sufrida por el PSOE con su candidato procesado por corrupción. El pastel se lo comió Santiago Abascal y Vox, que dobló su número de escaños.

 

Esa falta de garra electoral es lo que debería analizar en profundidad y sin trampas Feijóo. Si con todo a su favor el PP no consigue despegarse deberían replantearse su estrategia. Está bien recordar los 10 fracasos del Gobierno social-comunista -algo que la gente conoce y sufre en sus carnes- pero sería bueno plantear de forma clara y machacona qué recetas tienen para culminar ese cambio tan necesario y con qué personas piensa hacerlo, es decir, presentar a los españoles su 'Gobierno en la sombra'. 

 

Y en el centro de todo ello debería figurar su relación con Vox. Está bien decir que aspira a gobernar en solitario, pero a la vista de la situación no parece que pueda hacerlo. Va a necesitar a Abascal, por lo que debería huir de los remilgos. En su balance del año ya hizo un gesto al declarar que su cordón sanitario es Bildu, no Vox. Y estuvo bien. Menos complejos, menos pensar qué dirán los socialistas -a quienes no les importa asociarse con los herederos de ETA, los golpistas separatistas y los nietos de Stalin- y más claridad y coherencia en sus ideas y propuestas para conquistar el cambio que tanto necesita España. Es una ardua tarea la que tienen por delante Feijóo y el PP, pero tendrán que esforzarse mucho más si quieren alcanzar la meta de la Moncloa.