El PSOE y Sánchez se hunden

En un rápido análisis a pie de urna lo más significativo de las elecciones de Extremadura es el hundimiento del PSOE en uno de sus feudos tradicionales. Era el primer examen tras el ingreso en la cárcel de Ábalos, Cerdán y Koldo por una de las diversas tramas de corrupción en la que se encuentra un partido que es una organización criminal, dicho por el Tribunal Supremo. Los escándalos por acoso sexual sólo han sido la puntilla. 

 

El perdedor no es otro que Pedro Sánchez, que ha hecho campaña junto a su candidato, un procesado por encubrir al hermanísimo en su corrupción. El inquilino de La Moncloa está batiendo el récord de derrotas electorales sufridas por el PSOE desde que es su secretario general. ¿Será éste el golpe definitivo que ponga fin a su carrera política? Conociendo un poco al personaje, mucho nos tememos que seguirá aferrado al sillón, mirando hacia otro lado, y sin asumir la más mínima responsabilidad. Allá él. A Extremadura le seguirán las elecciones en Aragón, Castilla y León y Andalucía, donde la decadencia del PSOE se confirmará con casi toda certeza. Ahí están los lloriqueos de Page, quien apenas se atreve a exigir el adelanto de las elecciones generales pese a temer que en las autonómicas de Castilla-La Mancha los electores la paguen con él. Ocasiones ha tenido para hacer algo más que hablar con la boca pequeña y las ha desperdiciado, sabedor de que el PSOE, su partido, se lo puede llevar por delante. 

 

En el lado de los vencedores, el PP lo celebrará como una gran victoria, pero no lo ha sido. Sólo han ganado un escaño y no han conseguido su objetivo de alcanzar la mayoría absoluta para desprenderse de Vox. María Guardiola vuelve a depender de los de Abascal, tanto para ser investida presidenta como para poder gobernar. Vox es el partido que ha recogido el hartazgo ciudadano con el PSOE y Sánchez. Ha doblado sus resultados, al pasar de 5 a 11 escaños, lo que dará ánimo y confianza a Abascal para seguir presentado batalla contra la corrupción y el desgobierno del sanchismo, además de insistir en denunciar el bipartidismo acomodaticio de populares y socialistas. ¿Qué va a hacer Feijóo en su larga carrera hacia la presidencia del Gobierno? ¿Va a mantener su estrategia de ignorar a Vox, cuando es evidente que su camino hacia La Moncloa pasa por alcanzar acuerdos con Abascal?

 

En conclusión, las elecciones en Extremadura aclaran mucho el panorama político a nivel nacional. Confirman el hundimiento del PSOE, enfangado en la corrupción, pero también dejan ver que el PP no acaba de aprovechar esa circunstancia, mientras que Vox es el único partido  que sube con fuerza hasta tal punto que Abascal se perfila como el líder determinante en las próximas elecciones generales, cuando las convoque el zombi político del presidente.