Viernes, 12 de Diciembre de 2025

Actualizada Viernes, 12 de Diciembre de 2025 a las 14:14:02 horas

EMILIO SUÑÉ
Viernes, 12 de Diciembre de 2025

El tablero mundial: EE.UU., China y Rusia

La caída del Telón de Acero (1989) condujo a la hegemonía unipolar e indiscutible de EE.UU., con dos apéndices, Japón y la Unión Europea, que emergió en 1992 como primera potencia comercial del mundo. En apenas 35 años todo cambió. China disputa ya el papel de 1ª potencia a USA y Rusia reivindica su rol a partir del potencial militar de la URSS.

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Rusia es una potencia incómoda que ha heredado el carácter autoritario y agresivo hasta lo criminal de su líder, el ex KGB Putin. Gran parte de la responsabilidad es de EE.UU., pues la caída del muro de Berlín fue la culminación póstuma del éxito del mejor Presidente USA, Ronald Reagan. Su sucesor, George Bush padre, ex Director de la CIA, no estuvo a la altura, pues en vez de ayudar al bienintencionado Gorbachov a llevar a Rusia por la senda de la Democracia y el progreso con un nuevo Plan Marshall le dejó a los pies de los caballos de la crisis generada por la desaparición de la URSS. Demasiadas ansias de venganza y ninguna racionalidad, excitaron en Rusia el ansia de revivir la gloria de la URSS, a partir de su poder militar, pues ya no es sino un cero a la izquierda económico, con un PIB menor que el de Italia. 
 
China arrancó, a mi juicio, como “china en el zapato” que le puso Nixon, otro pésimo Presidente USA, a Japón, con el beneplácito de Mao Zedong, en 1972, con la diplomacia del ping pong. China, desde 1978, bajo Deng Xiaoping, despegó como “fábrica del mundo”, en base al irrisorio coste de su mano de obra, prácticamente esclava; pero ese arranque sería sólo la espoleta de un diseño pensado desde el principio para emerger como gran potencia mundial, para lo cual tenía que terminar siendo y ya lo es, una gran potencia tecnológica. Hoy el déspota Xi Jinping ya se quitó la careta de sus aspiraciones. La gran pregunta es quiénes han sido los idiotas o traidores, que le han permitido culminar un plan, que podría haber sido detenido en tiempo oportuno.
 
EE.UU. entró en decadencia a partir del tándem Clinton/Gore, iniciadores de un camino que culminaría Obama, de convertir al Partido Demócrata en un partido socialista más, tan Woke, Feminista, LGTBIQ+ y Ecolojeta, como los que han sumido a Europa en la irrelevancia; pero contra pronóstico, Trump alcanzó su segundo mandato. Trump no es Reagan, pues un hombre impetuoso no puede competir con otro sereno; pero sin duda aprendió bastante -aunque no todo- de su primer mandato, y tiene un plan. Es un plan estratégico y comercial que pasa por el Ártico, como los misiles balísticos intercontinentales. Para entenderlo, sólo hay que mirar la bola del mundo: Groenlandia está mucho más cerca de Canadá, que de Dinamarca, y sobre todo Alaska (USA) y Siberia (Rusia) están tan próximas que se besarían, si fuesen inteligentes. Trump lo es y sabe que necesita a Rusia para una ruta comercial que dejaría a China en claro fuera de juego, pues no tiene salida al Ártico; pero a Putin le está costando verlo. Una ruta comercial que va desde la confluencia del Atlántico con el Pacífico, por el Canal de Panamá, que a Trump le urge recontrolar, y que desde USA llegaría a su Alaska vía Canadá, al que ya presiona para integrarse en los EE.UU. Pero esta carambola hacia Siberia, y de ahí al resto del mundo, necesita de Rusia.
 
De ahí que Trump le ofrezca a Putin una salida airosa del lío en que se ha metido en Ucrania, salida que Putin hasta hace poco no ha sabido ver. Contra lo que nos han vendido en Europa, el Donbass -de mayoría rusa- ya estaba en guerra civil, con armas del antiguo arsenal soviético, con una Ucrania que quiso “ucrainizar” por la fuerza territorios étnicamente rusos. Putin sólo se enzarzó en una guerra previa y Trump le ofrece el Donbass como salida digna, pero Zelensky, que para nada es inocente, se resiste como gato panza arriba. De ahí el cabreo de Trump con él.
 
¿Y Europa? ¡Ay mi tan querida como mal gobernada Europa!: Cazando moscas.
 
 
Emilio Suñé Llinás es catedrático de Filosofía del Derecho y Derecho Informático de la Universidad Complutense de Madrid.
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