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Domingo, 23 de Noviembre de 2025
El documento ha sido digitalizado y se exhibirá en el Museo
Hallazgo histórico en el ICAM: aparece una bula papal manuscrita de 1695
El Archivo Histórico del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM) ha recuperado una bula papal manuscrita de finales del siglo XVII dedicada específicamente al Colegio que se creía perdida desde hace más de un siglo, un documento histórico que apareció hace dos semanas en una caja fuerte que contenía simple documentación administrativa de finales del siglo XX.
El ICAM tenía constancia de su existencia gracias a un inventario, pero el expediente completo había desaparecido de los registros. La caja fuerte se encontraba en el sótano el edificio de la calle Serrano 11.
La pieza es una bula de Inocencio XII, fechada en 1695, escrita a mano sobre pergamino y acompañada de un certificado manuscrito de la Comisaría General de la Santa Cruzada, un añadido muy poco frecuente en el siglo XVII.
El archivero del ICAM, Martín Palomero, ha explicado a Europa Press que la bula concedía indulgencia plenaria y perdón de los pecados a todos los abogados que ingresaran en la congregación del Colegio, siempre que lo hicieran confesados y habiendo comulgado el primer día de su entrada. Para los ya colegiados, la indulgencia se obtenía participando y comulgando en las festividades religiosas del ICAM.
El Colegio fue fundado oficialmente en 1596, gracias a una Real Cédula otorgada por Felipe II el 15 de junio aprobando las 'Ordenanzas de la Congregación de Abogados de la Corte'. En aquella época, los colegios de abogados funcionaban como cofradías religiosas para cumplir también roles caritativos: por ejemplo, socorrer a viudas de abogados, a letrados presos, o ayudar a personas sin recursos.
Ese carácter religioso fue decayendo con el tiempo. A partir de los estatutos de 1732, adoptó formalmente la denominación de 'Ilustre Colegio' y empezó a tener una estructura más profesional y corporativa.
El documento hallado ha sido digitalizado y estará disponible en acceso abierto a través del Repositorio del Patrimonio Documental del Colegio. Además, se elaborará un facsímil y, una vez finalizadas las tareas de conservación, será exhibido en los próximos meses en el Museo del ICAM, según ha detallado el archivero.
ALTO NIVEL DE RECONOCIMIENTO
El decano del ICAM, Eugenio Ribón, ha destacado que la localización de esta bula plenaria, firmada por el cardenal Albani (quien luego será Papa Clemente XI) en nombre del Papa Inocencio XII, representa "un hallazgo de gran trascendencia para el Colegio". "No solo por su excepcional estado y formato sino porque demuestra el alto nivel de reconocimiento que el ICAM ya había alcanzado institucionalmente a solo un siglo de su fundación", ha subrayado.
Para Ribón, la aparición de este documento subraya, además, "el valor de la labor archivística y recuerda que cada fondo preservado puede aportar claves fundamentales para comprender nuestra trayectoria como colectivo jurídico".
"Cuando sostuve la bula entre las manos por primera vez, un documento que además creíamos perdido, viví una emoción difícil de explicar. No es solo por su antigüedad o por quién lo firma, sino por lo que dice de nosotros como institución. En 1695, cuando la abogacía no gozaba precisamente de buena imagen, el Colegio ya había logrado un nivel de reconocimiento que sorprende", ha señalado.
"Que se nos concediera una bula de indulgencia exclusiva habla de un respeto ganado, no impuesto. Ese respeto, construido hace siglos, nos obliga a replantear lo que creíamos saber de nuestra propia institución. Me impresionó su forma, su destinatario, pero sobre todo el hecho de que haya sido concedida solo a los miembros del Colegio", ha agregado.
UN RECONOCIMIENTO INUSUAL PARA LA ABOGACÍA DE LA ÉPOCA
El hallazgo destaca además por el contexto histórico. La abogacía arrastraba en el siglo XVII una mala consideración social, al asociarse la profesión con la defensa de culpables o la manipulación de la verdad según la mentalidad de la época.
"La bula no se concede a toda la abogacía, sino exclusivamente a quienes eran miembros del Colegio, lo que refuerza el prestigio alcanzado por la institución apenas un siglo después de su fundación", señala el ICAM.
En cuanto a su incorporación al Museo ICAM, el decano señala que "no se trata solo de preservar un documento excepcional, sino de situarlo en un lugar donde pueda dialogar con otros fragmentos de nuestra historia".
"El Museo no es una vitrina de piezas antiguas: es un espacio pensado para entender de dónde venimos y qué papel ha tenido la abogacía en momentos clave de nuestra vida jurídica y democrática. Frente a lo efímero, el Museo ICAM ofrece otra escala: la del paso del tiempo, la del contexto...", ha recalcado Ribón.
![[Img #166119]](https://madridpress.com/upload/images/11_2025/8237_bula-papal.jpg)
El ICAM tenía constancia de su existencia gracias a un inventario, pero el expediente completo había desaparecido de los registros. La caja fuerte se encontraba en el sótano el edificio de la calle Serrano 11.
La pieza es una bula de Inocencio XII, fechada en 1695, escrita a mano sobre pergamino y acompañada de un certificado manuscrito de la Comisaría General de la Santa Cruzada, un añadido muy poco frecuente en el siglo XVII.
El archivero del ICAM, Martín Palomero, ha explicado a Europa Press que la bula concedía indulgencia plenaria y perdón de los pecados a todos los abogados que ingresaran en la congregación del Colegio, siempre que lo hicieran confesados y habiendo comulgado el primer día de su entrada. Para los ya colegiados, la indulgencia se obtenía participando y comulgando en las festividades religiosas del ICAM.
El Colegio fue fundado oficialmente en 1596, gracias a una Real Cédula otorgada por Felipe II el 15 de junio aprobando las 'Ordenanzas de la Congregación de Abogados de la Corte'. En aquella época, los colegios de abogados funcionaban como cofradías religiosas para cumplir también roles caritativos: por ejemplo, socorrer a viudas de abogados, a letrados presos, o ayudar a personas sin recursos.
Ese carácter religioso fue decayendo con el tiempo. A partir de los estatutos de 1732, adoptó formalmente la denominación de 'Ilustre Colegio' y empezó a tener una estructura más profesional y corporativa.
El documento hallado ha sido digitalizado y estará disponible en acceso abierto a través del Repositorio del Patrimonio Documental del Colegio. Además, se elaborará un facsímil y, una vez finalizadas las tareas de conservación, será exhibido en los próximos meses en el Museo del ICAM, según ha detallado el archivero.
ALTO NIVEL DE RECONOCIMIENTO
El decano del ICAM, Eugenio Ribón, ha destacado que la localización de esta bula plenaria, firmada por el cardenal Albani (quien luego será Papa Clemente XI) en nombre del Papa Inocencio XII, representa "un hallazgo de gran trascendencia para el Colegio". "No solo por su excepcional estado y formato sino porque demuestra el alto nivel de reconocimiento que el ICAM ya había alcanzado institucionalmente a solo un siglo de su fundación", ha subrayado.
Para Ribón, la aparición de este documento subraya, además, "el valor de la labor archivística y recuerda que cada fondo preservado puede aportar claves fundamentales para comprender nuestra trayectoria como colectivo jurídico".
"Cuando sostuve la bula entre las manos por primera vez, un documento que además creíamos perdido, viví una emoción difícil de explicar. No es solo por su antigüedad o por quién lo firma, sino por lo que dice de nosotros como institución. En 1695, cuando la abogacía no gozaba precisamente de buena imagen, el Colegio ya había logrado un nivel de reconocimiento que sorprende", ha señalado.
"Que se nos concediera una bula de indulgencia exclusiva habla de un respeto ganado, no impuesto. Ese respeto, construido hace siglos, nos obliga a replantear lo que creíamos saber de nuestra propia institución. Me impresionó su forma, su destinatario, pero sobre todo el hecho de que haya sido concedida solo a los miembros del Colegio", ha agregado.
UN RECONOCIMIENTO INUSUAL PARA LA ABOGACÍA DE LA ÉPOCA
El hallazgo destaca además por el contexto histórico. La abogacía arrastraba en el siglo XVII una mala consideración social, al asociarse la profesión con la defensa de culpables o la manipulación de la verdad según la mentalidad de la época.
"La bula no se concede a toda la abogacía, sino exclusivamente a quienes eran miembros del Colegio, lo que refuerza el prestigio alcanzado por la institución apenas un siglo después de su fundación", señala el ICAM.
En cuanto a su incorporación al Museo ICAM, el decano señala que "no se trata solo de preservar un documento excepcional, sino de situarlo en un lugar donde pueda dialogar con otros fragmentos de nuestra historia".
"El Museo no es una vitrina de piezas antiguas: es un espacio pensado para entender de dónde venimos y qué papel ha tenido la abogacía en momentos clave de nuestra vida jurídica y democrática. Frente a lo efímero, el Museo ICAM ofrece otra escala: la del paso del tiempo, la del contexto...", ha recalcado Ribón.


























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