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Jueves, 20 de Noviembre de 2025
El filósofo publica su nuevo libro, 'Ni más ni menos'
Savater avisa que España no está bien, pero tampoco está perdida
La obra reúne los textos más punzantes sobre política, democracia, populismo y deriva institucional
El filósofo y escritor Fernando Savater ha presentado su nuevo libro, 'Ni más ni menos', editado por Ariel, en el que reúne algunos de sus textos más destacados y donde reflexiona sobre la democracia, el populismo y la deriva institucional que atraviesa España.
«Este libro es un llamado a no rendirse ante la confusión ni el miedo», ha afirmado Savater durante la presentación, subrayando que «el país necesita gente que luche por la democracia, porque España no se va a salvar sola».
España no está bien. Pero tampoco está perdida. Aún hay voces que se atreven a señalar lo que no funciona, lo que amenaza con rompernos, lo que muchos no quieren ver. Este libro recoge los textos más provocadores de Fernando Savater contra el retroceso político, el oportunismo sin escrúpulos y la rendición del pensamiento crítico.
Savater dispara con precisión contra la impostura de la nueva izquierda, el servilismo de los partidos tradicionales, el chantaje de los separatistas y el secuestro emocional del pasado. Este volumen reúne artículos de intervención inmediata y resonancia duradera. Aquí se habla de España, sí. Pero también de libertad y responsabilidad.
ALGUNOS EXTRACTOS
«Como algunos otros que he escrito a lo largo de mi vida, durante más de cincuenta años de tarea intelectual, este que hoy les presento no es un libro de estudio ni un tratado académico sino una obra de combate. Mi propósito es defender unas ideas, una forma organizada de convivencia, un concepto de España y atacar intelectualmente lo que se enfrenta a todo ello. El campo en que milito, si me permiten con un punto de ironía la fanfarronada, no aspira a la originalidad ni a la innovación radical, sino que pretende acercarse lo más posible a la verdad».
«Dos circunstancias determinantes, una colectiva y otra personal, enmarcan para bien o para mal el destino de estas páginas. La primera tiene nombre propio: Pedro Sánchez. Desde hace siete años España está presa en las redes de un ególatra apasionado por el poder cuya posesión debe compensarle de quien sabe qué íntimas fragilidades […]. La otra circunstancia, la personal, se explica en pocas líneas.
Los textos que se reúnen en Ni más ni menos están escritos a partir de mi alejamiento y luego expulsión del que fue mi periódico durante demasiadas décadas […]. Yo he sentido auténtica vergüenza por las cosas que podían leerse en El País junto a mis textos, cuando escribía en él. Ahora es aún peor, pero afortunadamente yo estoy ya en otra cancha».
¿Hay que llorar por la izquierda?
«La actitud de “toma el dinero y corre” no es liberal ni neoliberal sino suicida, porque amenaza en su raíz misma la armonía de la sociedad democrática, que mantiene en equilibrio inestable demasiadas cosas con las que no se debe jugar. Lo que he llamado izquierda “útil” es la que se ha encargado durante décadas de mantener la estructura legal y cultural de la función redistributiva por la que parte de los beneficios económicos legítimos del capitalismo revierten en el resto de los socios cívicos. Hoy se la ve muy desmejorada por la sencilla razón de que también la derecha ilustrada o simplemente sensata, la que no abre las botellas de cervezas con los dientes, comparte esta tarea imprescindible. Pero lo que suele llamarse “izquierda” auténtica tiene propuestas revolucionarias, anticapitalistas, para acabar con el sistema, y cosas así.».
La gente es nadie
«El Gobierno se presenta como “el Gobierno de la gente” sin siquiera exigir que sea “gente trabajadora”, como antes se pedía al “pueblo”, incurriendo en una imperdonable “vagofobia”; ni “decente” como querían las tías solteronas y los presidentes de casinos provincianos. Con que sea “gente” ya puede pasar... aunque siempre para apoyar al Gobierno y agradecerle que esté “al nivel de la calle”, que debe ser algo así como dos palmos por encima de la altura del betún».
Improperios
«Lo que debe escandalizar de los debates parlamentarios no es que los diputados no se pongan de acuerdo, sino que no sean capaces de argumentar inteligiblemente sus desacuerdos».
Después de la sorpresa
«¡Pobrecillos, les hemos robado la bandera y el himno, la bandera que están deseando quemar y el himno que pitan en cuanto lo oyen sonar! Por lo visto, los que exhiben la bandera con cariño y respeto se la roban a quienes creen que exhibirla es de fascistas y se niegan a ponerla en cualquier edificio público, aunque sea obligatorio; los que se emocionan con el himno de su país quieren monopolizarlo y se lo arrebatan a los que lo consideran «una cutre pachanga fachosa» (como dijo Pablo Iglesias). Y nos dicen que este supuesto expolio es típico de los nacionalpopulismos que hoy solemos llamar trumpistas, fíjense qué cosas».
La moviola
«De poco servirá un cambio de rumbo en el futuro si no se corrigen varias leyes que se aprobaron durante este periodo aciago de la democracia española. Lo que ahora se intenta con la ridículamente llamada ley del “sí es sí”, cuyos nefastos efectos contrarios a sus propósitos ya han sido percibidos incluso por los obtusos socialistas que la apoyaron con devoto entusiasmo en su día, habría que hacerlo con bastantes otras […].
Para complacer al separatismo que brinda al gobierno socialista el apoyo que le
regatean los votantes, es preciso abominar de España, de sus tradiciones y de su historia, sobre todo de su lengua y de paso de su religión mayoritaria... aunque haya que inventar mentiras desaforadas para justificar este repudio y patentar risibles identidades disgregadoras que la sustituyan; en cuanto a la transformación ideológica del secular humanismo cristiano en paganismo antihumanista y animalista, pasa por obviar la biología y la antropología convirtiendo aspiraciones desbocadas en derechos irrenunciables, como la autodeterminación sexual de quienes por su corta edad no saben del sexo más que las fábulas que les cuentan sus mayores».
Falsa amenaza
«En los lugares en que Vox ha entrado a formar parte de los gobiernos regionales, ni las autonomías ni los partidos nacionalistas han sufrido ningún menoscabo […].
La escritora de origen cubano Zoé Valdés se presentó en las elecciones de julio como senadora por Vox (yo te voté sin dudar, Zoé) y concedió una entrevista al diario francés Le Monde (a petición de este) para intentar disipar algunos de los muchos bulos fantasmales que corren sobre su partido. Como era de temer, la entrevista fue manipulada y aprovechada para ridiculizar a la candidata, según denunció esta en la revista Causeur. Así funcionan los informadores “progresistas” en los países de la Europa occidental. Antes de las elecciones, hay que sacar a los monstruos feroces que atacan las murallas de la democracia para motivar a los electores más ingenuos: esa mayoría borreguil que no se da cuenta de que el peligro está en la secta de magos que supuestamente nos protege de los ultras...».
Sopa de ganso
«El mayor mérito de la izquierda resulta ser que impide gobernar a la derecha, lo cual es un gran logro»
Ni resignados ni sumisos
«La Justicia que se ejerció de un modo sumamente prudente —demasiado, en opinión de algunos— al juzgar los hechos insólitamente graves que ocurrieron en Cataluña en 2017 se ha visto zarandeada por un indulto injustificado que cuestiona su sentencia y ahora por una amnistía que sencillamente niega el patente delito juzgado, blanquea hasta lo inmaculado a los que lo cometieron y convierte en sospechosos de prevaricación a los que se atrevieron cumpliendo su deber a castigarlo. Conclusión: España es formalmente una democracia, vale, pero está dejando a marchas forzadas de ser un Estado de derecho».
Jueces en el banquillo
«En el Gobierno actual hay dos cabezas ferruginosas de igual dureza, que se distinguen porque una lleva boina (Patxi López) y la otra no (Óscar Puente). Pues bien, este último cráneo privilegiado ha decidido por sí y ante sí que en España los jueces hacen lawfare y que eso no se puede negar. Lo tiene clarísimo, como lo han tenido Chávez, Maduro, Cristina Kirchner y todos los “Calígulas tropicales” (Octavio Paz dixit) conocidos y por conocer.»
FERNANDO SAVATER. Escritor y catedrático de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado más de cincuenta obras de ensayo político, literario y filosófico, narraciones y obras de teatro, además de cientos de artículos en la prensa española y extranjera. Algunos de sus libros han sido traducidos a más de
veinte lenguas.
![[Img #166055]](https://madridpress.com/upload/images/11_2025/6191_savater.jpg)
«Este libro es un llamado a no rendirse ante la confusión ni el miedo», ha afirmado Savater durante la presentación, subrayando que «el país necesita gente que luche por la democracia, porque España no se va a salvar sola».
España no está bien. Pero tampoco está perdida. Aún hay voces que se atreven a señalar lo que no funciona, lo que amenaza con rompernos, lo que muchos no quieren ver. Este libro recoge los textos más provocadores de Fernando Savater contra el retroceso político, el oportunismo sin escrúpulos y la rendición del pensamiento crítico.
Savater dispara con precisión contra la impostura de la nueva izquierda, el servilismo de los partidos tradicionales, el chantaje de los separatistas y el secuestro emocional del pasado. Este volumen reúne artículos de intervención inmediata y resonancia duradera. Aquí se habla de España, sí. Pero también de libertad y responsabilidad.
ALGUNOS EXTRACTOS
«Como algunos otros que he escrito a lo largo de mi vida, durante más de cincuenta años de tarea intelectual, este que hoy les presento no es un libro de estudio ni un tratado académico sino una obra de combate. Mi propósito es defender unas ideas, una forma organizada de convivencia, un concepto de España y atacar intelectualmente lo que se enfrenta a todo ello. El campo en que milito, si me permiten con un punto de ironía la fanfarronada, no aspira a la originalidad ni a la innovación radical, sino que pretende acercarse lo más posible a la verdad».
«Dos circunstancias determinantes, una colectiva y otra personal, enmarcan para bien o para mal el destino de estas páginas. La primera tiene nombre propio: Pedro Sánchez. Desde hace siete años España está presa en las redes de un ególatra apasionado por el poder cuya posesión debe compensarle de quien sabe qué íntimas fragilidades […]. La otra circunstancia, la personal, se explica en pocas líneas.
Los textos que se reúnen en Ni más ni menos están escritos a partir de mi alejamiento y luego expulsión del que fue mi periódico durante demasiadas décadas […]. Yo he sentido auténtica vergüenza por las cosas que podían leerse en El País junto a mis textos, cuando escribía en él. Ahora es aún peor, pero afortunadamente yo estoy ya en otra cancha».
¿Hay que llorar por la izquierda?
«La actitud de “toma el dinero y corre” no es liberal ni neoliberal sino suicida, porque amenaza en su raíz misma la armonía de la sociedad democrática, que mantiene en equilibrio inestable demasiadas cosas con las que no se debe jugar. Lo que he llamado izquierda “útil” es la que se ha encargado durante décadas de mantener la estructura legal y cultural de la función redistributiva por la que parte de los beneficios económicos legítimos del capitalismo revierten en el resto de los socios cívicos. Hoy se la ve muy desmejorada por la sencilla razón de que también la derecha ilustrada o simplemente sensata, la que no abre las botellas de cervezas con los dientes, comparte esta tarea imprescindible. Pero lo que suele llamarse “izquierda” auténtica tiene propuestas revolucionarias, anticapitalistas, para acabar con el sistema, y cosas así.».
La gente es nadie
«El Gobierno se presenta como “el Gobierno de la gente” sin siquiera exigir que sea “gente trabajadora”, como antes se pedía al “pueblo”, incurriendo en una imperdonable “vagofobia”; ni “decente” como querían las tías solteronas y los presidentes de casinos provincianos. Con que sea “gente” ya puede pasar... aunque siempre para apoyar al Gobierno y agradecerle que esté “al nivel de la calle”, que debe ser algo así como dos palmos por encima de la altura del betún».
Improperios
«Lo que debe escandalizar de los debates parlamentarios no es que los diputados no se pongan de acuerdo, sino que no sean capaces de argumentar inteligiblemente sus desacuerdos».
Después de la sorpresa
«¡Pobrecillos, les hemos robado la bandera y el himno, la bandera que están deseando quemar y el himno que pitan en cuanto lo oyen sonar! Por lo visto, los que exhiben la bandera con cariño y respeto se la roban a quienes creen que exhibirla es de fascistas y se niegan a ponerla en cualquier edificio público, aunque sea obligatorio; los que se emocionan con el himno de su país quieren monopolizarlo y se lo arrebatan a los que lo consideran «una cutre pachanga fachosa» (como dijo Pablo Iglesias). Y nos dicen que este supuesto expolio es típico de los nacionalpopulismos que hoy solemos llamar trumpistas, fíjense qué cosas».
La moviola
«De poco servirá un cambio de rumbo en el futuro si no se corrigen varias leyes que se aprobaron durante este periodo aciago de la democracia española. Lo que ahora se intenta con la ridículamente llamada ley del “sí es sí”, cuyos nefastos efectos contrarios a sus propósitos ya han sido percibidos incluso por los obtusos socialistas que la apoyaron con devoto entusiasmo en su día, habría que hacerlo con bastantes otras […].
Para complacer al separatismo que brinda al gobierno socialista el apoyo que le
regatean los votantes, es preciso abominar de España, de sus tradiciones y de su historia, sobre todo de su lengua y de paso de su religión mayoritaria... aunque haya que inventar mentiras desaforadas para justificar este repudio y patentar risibles identidades disgregadoras que la sustituyan; en cuanto a la transformación ideológica del secular humanismo cristiano en paganismo antihumanista y animalista, pasa por obviar la biología y la antropología convirtiendo aspiraciones desbocadas en derechos irrenunciables, como la autodeterminación sexual de quienes por su corta edad no saben del sexo más que las fábulas que les cuentan sus mayores».
Falsa amenaza
«En los lugares en que Vox ha entrado a formar parte de los gobiernos regionales, ni las autonomías ni los partidos nacionalistas han sufrido ningún menoscabo […].
La escritora de origen cubano Zoé Valdés se presentó en las elecciones de julio como senadora por Vox (yo te voté sin dudar, Zoé) y concedió una entrevista al diario francés Le Monde (a petición de este) para intentar disipar algunos de los muchos bulos fantasmales que corren sobre su partido. Como era de temer, la entrevista fue manipulada y aprovechada para ridiculizar a la candidata, según denunció esta en la revista Causeur. Así funcionan los informadores “progresistas” en los países de la Europa occidental. Antes de las elecciones, hay que sacar a los monstruos feroces que atacan las murallas de la democracia para motivar a los electores más ingenuos: esa mayoría borreguil que no se da cuenta de que el peligro está en la secta de magos que supuestamente nos protege de los ultras...».
Sopa de ganso
«El mayor mérito de la izquierda resulta ser que impide gobernar a la derecha, lo cual es un gran logro»
Ni resignados ni sumisos
«La Justicia que se ejerció de un modo sumamente prudente —demasiado, en opinión de algunos— al juzgar los hechos insólitamente graves que ocurrieron en Cataluña en 2017 se ha visto zarandeada por un indulto injustificado que cuestiona su sentencia y ahora por una amnistía que sencillamente niega el patente delito juzgado, blanquea hasta lo inmaculado a los que lo cometieron y convierte en sospechosos de prevaricación a los que se atrevieron cumpliendo su deber a castigarlo. Conclusión: España es formalmente una democracia, vale, pero está dejando a marchas forzadas de ser un Estado de derecho».
Jueces en el banquillo
«En el Gobierno actual hay dos cabezas ferruginosas de igual dureza, que se distinguen porque una lleva boina (Patxi López) y la otra no (Óscar Puente). Pues bien, este último cráneo privilegiado ha decidido por sí y ante sí que en España los jueces hacen lawfare y que eso no se puede negar. Lo tiene clarísimo, como lo han tenido Chávez, Maduro, Cristina Kirchner y todos los “Calígulas tropicales” (Octavio Paz dixit) conocidos y por conocer.»
FERNANDO SAVATER. Escritor y catedrático de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado más de cincuenta obras de ensayo político, literario y filosófico, narraciones y obras de teatro, además de cientos de artículos en la prensa española y extranjera. Algunos de sus libros han sido traducidos a más de
veinte lenguas.





























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