Ábalos, más cerca de la cárcel
A Pedro Sánchez se le indigestó la comida el miércoles cuando la Fiscalía Anticorrupción hacía pública su petición al Tribunal Supremo para que imponga 24 años de prisión al exministro de Transportes y ex secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, por cinco delitos de corrupción en el marco de la trama de mascarillas.
El relato del fiscal es estremecedor. Acusa al ex número 2 de Sánchez de pertenencia a organización criminal, cohecho, tráfico de influencias, malversación y uso de información privilegiada por presuntas irregularidades en los contratos de mascarillas que adjudicó el Ministerio de Transportes que dirigía durante la pandemia.
Aquí ya no se trata de bulos ni de fango inventado por la 'fachosfera' mediática y un puñado de jueces prevaricadores como se hartó de decir el propio Sánchez, secundado por el coro de papagayos ministeriales. No. Estamos ante una corrupción sistémica planificada desde antes de alcanzar el poder. Ya desde el primer minuto, personajes sin oficio ni beneficio como Santos Cerdán, Ábalos o Koldo García no dudaron en utilizar sus cargos para convertirse en millonarios de la noche a la mañana. La UCO ha detallado los cobros de comisiones del 2% por adjudicaciones de obras públicas, así como su participación en el negocio de las mascarillas mientras miles de españoles morían en plena pandemia.
Los que venían a regenerar la democracia se hundieron en el cenagal de la peor de las corrupciones creyéndose impunes. El fiscal Anticorrupción subraya en su auto que la organización criminal nació "con innegable vocación de permanencia en el tiempo, como lo evidencia el hecho de que estuvo operando durante varios años y proyectando su actuación delictiva en distintas esferas o conductas ilícitas que partía, sin embargo, de una misma estructura que solo comenzó a debilitarse tras la simultánea salida" de Ábalos y Koldo de Transportes.
Pero todo acabó por saltar por los aires. Ábalos y Koldo se sentarán en el banquillo de los acusados, igual que Cerdán, al que el Tribunal Supremo ha dejado de momento en libertad porque le tiene bien pillado y ya no puede destruir pruebas. En estas circunstancia Sánchez ya no puede disimular más y si tuviera algo de decencia se marcharía después de convocar elecciones.
La situación es tan comprometida que las ratas ya empiezan a abandonar el barco. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, tilda de "horroroso" el informe de la UCO sobre las andanzas de su hasta ahora compañero Cerdán y se atreve a sugerir el adelanto de las elecciones generales para que no ocurra lo del año 2023, que quienes pagaron las consecuencias fueron los 'barones' regionales y locales del PSOE por acudir a las urnas antes que el propio Sánchez. El prófugo Puigdemont ha retirado su apoyo parlamentario al presidente del Gobierno. Y hasta el PNV, responsable último del hundimiento de Rajoy, empieza a decir que Sánchez no podrá seguir durmiendo en la Moncloa si la corrupción salpica al PSOE, como si no supieran que el Tribunal Supremo ha tachado a ese partido de organización criminal por los variados casos de corrupción que le ahogan.
España necesita urgentemente una regeneración democrática. Dar la voz a los españoles es imprescindible, pero puede que no sea suficiente. Los corruptos tienen que rendir cuentas en los tribunales. Igual que Aldama se ha beneficiado de una petición de reducción de pena hasta los 7 años por la atenuante de confesión, Ábalos debería meditar si es justo comerse 24 años de cárcel cuando sabe quién es el jefe de la banda. Todos esperamos que cante.
El relato del fiscal es estremecedor. Acusa al ex número 2 de Sánchez de pertenencia a organización criminal, cohecho, tráfico de influencias, malversación y uso de información privilegiada por presuntas irregularidades en los contratos de mascarillas que adjudicó el Ministerio de Transportes que dirigía durante la pandemia.
Aquí ya no se trata de bulos ni de fango inventado por la 'fachosfera' mediática y un puñado de jueces prevaricadores como se hartó de decir el propio Sánchez, secundado por el coro de papagayos ministeriales. No. Estamos ante una corrupción sistémica planificada desde antes de alcanzar el poder. Ya desde el primer minuto, personajes sin oficio ni beneficio como Santos Cerdán, Ábalos o Koldo García no dudaron en utilizar sus cargos para convertirse en millonarios de la noche a la mañana. La UCO ha detallado los cobros de comisiones del 2% por adjudicaciones de obras públicas, así como su participación en el negocio de las mascarillas mientras miles de españoles morían en plena pandemia.
Los que venían a regenerar la democracia se hundieron en el cenagal de la peor de las corrupciones creyéndose impunes. El fiscal Anticorrupción subraya en su auto que la organización criminal nació "con innegable vocación de permanencia en el tiempo, como lo evidencia el hecho de que estuvo operando durante varios años y proyectando su actuación delictiva en distintas esferas o conductas ilícitas que partía, sin embargo, de una misma estructura que solo comenzó a debilitarse tras la simultánea salida" de Ábalos y Koldo de Transportes.
Pero todo acabó por saltar por los aires. Ábalos y Koldo se sentarán en el banquillo de los acusados, igual que Cerdán, al que el Tribunal Supremo ha dejado de momento en libertad porque le tiene bien pillado y ya no puede destruir pruebas. En estas circunstancia Sánchez ya no puede disimular más y si tuviera algo de decencia se marcharía después de convocar elecciones.
La situación es tan comprometida que las ratas ya empiezan a abandonar el barco. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, tilda de "horroroso" el informe de la UCO sobre las andanzas de su hasta ahora compañero Cerdán y se atreve a sugerir el adelanto de las elecciones generales para que no ocurra lo del año 2023, que quienes pagaron las consecuencias fueron los 'barones' regionales y locales del PSOE por acudir a las urnas antes que el propio Sánchez. El prófugo Puigdemont ha retirado su apoyo parlamentario al presidente del Gobierno. Y hasta el PNV, responsable último del hundimiento de Rajoy, empieza a decir que Sánchez no podrá seguir durmiendo en la Moncloa si la corrupción salpica al PSOE, como si no supieran que el Tribunal Supremo ha tachado a ese partido de organización criminal por los variados casos de corrupción que le ahogan.
España necesita urgentemente una regeneración democrática. Dar la voz a los españoles es imprescindible, pero puede que no sea suficiente. Los corruptos tienen que rendir cuentas en los tribunales. Igual que Aldama se ha beneficiado de una petición de reducción de pena hasta los 7 años por la atenuante de confesión, Ábalos debería meditar si es justo comerse 24 años de cárcel cuando sabe quién es el jefe de la banda. Todos esperamos que cante.





























Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.158