Volverá a mentir y no dimitirá
Pedro Sánchez comparecerá el jueves ante la comisión de investigación del Senado sobre el 'caso Koldo' para responder, a petición del PP, de los innumerables casos de corrupción de su familia, de su partido y de su Gobierno. Como teme y augura Feijóo, volverá a mentir en todo, menos en una cosa, que está dispuesto a seguir hasta 2027 y más allá.
Los españoles hemos podido comprobar en los siete largos años de mandato sanchista, que el presidente del Gobierno no tiene ni una pizca de dignidad, porque si la tuviera anunciaría en esa sesión del Senado su dimisión. Motivos para ello tiene, desde sus reiteradas mentiras a los españoles, hasta la mayor de las corrupciones, pasando por la concesión de la amnistía a los golpistas separatistas y su abrazo con los herederos de ETA. Ahora, el prófugo Puigdemont escenifica que rompe su alianza con el Gobierno socialista, aunque no termina de darle el golpe de gracia. Pero Sánchez no se da por enterado. Mira para otro lado y sigue anclado a su sillón de la Moncloa. Aunque no pueda gobernar, como se comprobó en el primer pleno del Congreso tras el anuncio de Junts al perder el PSOE cinco votaciones, una tras otra.
Nada de ello le induce a presentar su dimisión o a convocar elecciones anticipadas. El político que llegó al poder por una moción de censura ondeando la bandera de la regeneración democrática frente a la corrupción del PP, chapotea ahora en las cloacas de su propia corrupción. Tiene a su hermano sentado ya en el banquillo de los acusados, a su mujer a un paso de ello, su fiscal general será enjuiciado la semana próxima, sus dos últimos secretarios de Organización del partido en la cárcel o a punto de entrar, y hasta él mismo comienza a estar en el punto de mira de la Justicia por las más que sospechas de financiación ilegal del PSOE.
Pero que nadie espere que Sánchez acudirá al Senado a pedir perdón a los españoles y retirarse de la vida pública. Por el contrario, probablemente recurrirá a la estrategia ramplona de negar todo y acusar a sus acusadores de corrupción. El 'y tú más' de quien se ve acorralado y no puede negar las graves acusaciones que pesan sobre él como responsable máximo del PSOE y del Gobierno. Y hasta puede que "salga a hombros" de su comparecencia como pronostica Gabriel Rufián. Sánchez es un presunto corrupto, un inmoral y un cínico, pero sobre todo es un superviviente del poder.
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Los españoles hemos podido comprobar en los siete largos años de mandato sanchista, que el presidente del Gobierno no tiene ni una pizca de dignidad, porque si la tuviera anunciaría en esa sesión del Senado su dimisión. Motivos para ello tiene, desde sus reiteradas mentiras a los españoles, hasta la mayor de las corrupciones, pasando por la concesión de la amnistía a los golpistas separatistas y su abrazo con los herederos de ETA. Ahora, el prófugo Puigdemont escenifica que rompe su alianza con el Gobierno socialista, aunque no termina de darle el golpe de gracia. Pero Sánchez no se da por enterado. Mira para otro lado y sigue anclado a su sillón de la Moncloa. Aunque no pueda gobernar, como se comprobó en el primer pleno del Congreso tras el anuncio de Junts al perder el PSOE cinco votaciones, una tras otra.
Nada de ello le induce a presentar su dimisión o a convocar elecciones anticipadas. El político que llegó al poder por una moción de censura ondeando la bandera de la regeneración democrática frente a la corrupción del PP, chapotea ahora en las cloacas de su propia corrupción. Tiene a su hermano sentado ya en el banquillo de los acusados, a su mujer a un paso de ello, su fiscal general será enjuiciado la semana próxima, sus dos últimos secretarios de Organización del partido en la cárcel o a punto de entrar, y hasta él mismo comienza a estar en el punto de mira de la Justicia por las más que sospechas de financiación ilegal del PSOE.
Pero que nadie espere que Sánchez acudirá al Senado a pedir perdón a los españoles y retirarse de la vida pública. Por el contrario, probablemente recurrirá a la estrategia ramplona de negar todo y acusar a sus acusadores de corrupción. El 'y tú más' de quien se ve acorralado y no puede negar las graves acusaciones que pesan sobre él como responsable máximo del PSOE y del Gobierno. Y hasta puede que "salga a hombros" de su comparecencia como pronostica Gabriel Rufián. Sánchez es un presunto corrupto, un inmoral y un cínico, pero sobre todo es un superviviente del poder.


























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