Con el agua al cuello

 

Las mordidas por comisiones en adjudicaciones de obra pública, el gasto en prostitutas a cuenta del contribuyente y los sobres en dinero negro repartidos en la sede socialista de Ferraz ya sólo lo niegan Sánchez y los suyos. Este mismo miércoles, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, Feijóo le ha preguntado directamente al presidente del Gobierno si el PSOE se ha financiado ilegalmente y éste lo ha negado con un monsílabo: No. Claro que Sánchez es el campeón mundial de la mentira. También puso la mano en el fuego por Cerdán, de quien dijo que era un político honrado, y ahora se ha sabido que su 'fontanera' Leire Díaz iba chantajeando a fiscales para intentar acabar con las investigaciones de la UCO sobre su mujer, la inquilina consorte de la Moncloa.

 

Sánchez no ha dado ni una sola explicación de la corrupción que le ahoga. Descalificó las "inventadas" de Aldama y tachó de bulos y fango las noticias que empezaban a salir sobre las correrías de Begoña Gómez, Ábalos y Koldo. Para distraer la atención se autoproclamó máximo defensor de la causa de Gaza -ridiculizado después por Trump- defendió acabar con el cambio horario dos veces al año, y ahora vuelve a sacar el fantasma de Franco anunciando un catálogo de vestigios franquistas para "retirarlos de una vez por todas" de las calles, además de provocar a Ayuso declarando la Real Casa de Correos -sede de la Comunidad de Madrid- lugar de memoria democrática por su papel de "represión" en la dictadura. Pero explicaciones sobre la corrupción, ninguna.

 

Su exministro Ábalos y Koldo tampoco han dado explicaciones ante el juez del Tribunal Supremo y si no están todavía en la cárcel es porque el magistrado Puente quiere extremar todas las precauciones para que el caso no naufrague por cualquier posible error de procedimiento. No obstante, próximamente se sentarán en el banquillo de los acusados dado que el propio juez reconoce los numerosos indicios de delitos supuestamente cometidos por tan destacados socialistas. Sonroja recordar el ataque de Ábalos a Rajoy por la corrupción durante la moción de censura de 2018 y sus cantos en favor de la regeneración democrática. De aquéllos propósitos nunca hubo nada puesto que ya sus intenciones eran saquear las arcas públicas. Una vez pillados por la Justicia, el jefe de esa organización criminal está con el agua al cuello y lo sabe por mucho que trate de disimular.