Miércoles, 22 de Octubre de 2025

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Martes, 21 de Octubre de 2025
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Entre intimidad y convivencia: el papel del mobiliario en la construcción de un salón acogedor

El salón es un espacio con doble faceta. Es a la vez el lugar donde la familia se reúne en una atmósfera íntima y reconfortante, y el espacio donde se reciben a los seres queridos en un espíritu de convivialidad. El mobiliario desempeña un papel central en esta dualidad, ya que moldea la atmósfera, delimita los usos y contribuye a crear un equilibrio armonioso entre la calidez doméstica y la apertura hacia los demás.

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El salón, un espacio entre apertura e intimidad
 
En el universo contemporáneo, el salón ya no es una estancia única con una función fija. Se impone como un lugar flexible, capaz de responder a distintas necesidades: momentos de descanso personal, intercambios familiares, recepción de invitados. Esta riqueza de usos hace necesaria una reflexión sobre la distribución, donde el mobiliario se convierte en una verdadera herramienta de estructuración.
 
Los asientos, las mesas y los muebles de almacenaje permiten crear zonas diferenciadas dentro de un mismo espacio. Una disposición de sillones puede definir un rincón de lectura o descanso, mientras que un sofá espacioso frente al televisor se convierte en punto de reunión.
 
La evolución de los interiores modernos, a menudo caracterizados por espacios abiertos, refuerza esta necesidad de diseñar un salón capaz de ofrecer al mismo tiempo intimidad y apertura.
 
Mobiliario y convivialidad: crear una atmósfera acogedora
 
Acoger significa, ante todo, ofrecer confort. En el salón, este papel recae principalmente en los asientos. Sofás modernos, sillones envolventes y pufs modulares componen una escenografía en la que cada persona encuentra su lugar.
 
La convivialidad también se construye a través de detalles sutiles. Una mesa de centro bien elegida, colocada al alcance de la mano, facilita el compartir alrededor de un café o un aperitivo. Cojines coloridos o mantas con textura añaden una nota cálida, reforzando la sensación de bienvenida.
 
Por último, los colores influyen de manera decisiva en la percepción del salón. Los tonos cálidos y naturales evocan confort, mientras que algunos toques atrevidos pueden aportar energía al conjunto. El objetivo sigue siendo el mismo: crear un entorno en el que todos se sientan bienvenidos, en una atmósfera a la vez estética y acogedora.
 
Intimidad y personalización: un salón que refleja
a sus habitantes
 
Un salón acogedor no se limita a la apertura hacia los demás, también debe expresar la intimidad de quienes lo habitan. Es a través del mobiliario y de los objetos escogidos que esta dimensión personal cobra vida.
 
Las bibliotecas llenas de libros, las estanterías decoradas con recuerdos o las piezas de arte cuidadosamente seleccionadas crean un espacio que cuenta una historia. La elección de un sofá de diseño, pensado como elemento central de confort y estilo, refuerza esta personalización al añadir un toque contemporáneo y funcional.
 
El mobiliario personalizable, ya sea en colores, acabados o configuraciones modulares, refuerza esta relación íntima con el espacio. Así, el salón no es solo un lugar funcional, sino también una prolongación de uno mismo.
 
Un salón acogedor como reflejo de un arte de vivir
 
Crear un salón acogedor significa lograr conciliar dos dimensiones esenciales: ofrecer un espacio íntimo que proteja y tranquilice, y abrir un lugar convival que invite al intercambio. El mobiliario, por su presencia y funciones, es la pieza clave de este equilibrio.
 
En un interior contemporáneo, ya no se trata solo de amueblar una estancia, sino de concebir un auténtico arte de vivir. El salón, gracias a un mobiliario elegido con esmero, se convierte en el espejo de sus habitantes, un espacio donde gusta reunirse, compartir y recargar energías.
 
LAGO: una visión del diseño entre tradición e innovación
 
Desde siempre, LAGO concibe el mobiliario como un lenguaje capaz de dar forma a valores y modos de vida. En un contexto en el que el hogar recupera un papel central, la empresa italiana no se limita a crear objetos decorativos, sino que propone sistemas pensados para transformar lo cotidiano.
 
Cada colección es la expresión de una idea precisa: habitar es un acto cultural que va más allá de la mera estética. Fundada en 1976, pero heredera de una tradición artesanal que se remonta a finales del siglo XIX, la compañía ha sabido preservar su identidad al tiempo que evolucionaba. El paso a la cuarta generación en 2006 marcó un giro decisivo, abriendo el camino a una estrategia internacional estructurada en torno a la innovación digital, la sostenibilidad y una presencia mundial que hoy se extiende a más de veinte países.
 
La modularidad constituye el eje central de este enfoque. Mesas, bibliotecas, cocinas, sofás y camas están concebidos como arquitecturas domésticas abiertas, capaces de recomponerse y adaptarse a las necesidades cambiantes de los habitantes. Esta flexibilidad refleja una voluntad clara: construir con los usuarios en lugar de imponer soluciones prefabricadas.
 
La responsabilidad medioambiental ocupa igualmente un lugar prioritario. Los materiales se seleccionan por su durabilidad y reciclabilidad, mientras que los procesos industriales siguen una lógica de economía circular, privilegiando la trazabilidad, la reducción de residuos y la eficiencia energética. 
 
En este recorrido, la tecnología desempeña un papel clave: el configurador 3D desarrollado internamente es una herramienta intuitiva que permite visualizar y personalizar en tiempo real cada proyecto, poniendo así el diseño en manos de quienes vivirán los espacios.
 
Con más de 500 puntos de venta en todo el mundo, LAGO difunde el diseño italiano en contextos muy diversos, desde el ámbito residencial hasta la hostelería, pasando por oficinas y espacios comerciales, manteniendo siempre una identidad estética inmediatamente reconocible.
 
En una época marcada por la búsqueda de la novedad a toda costa, la marca reivindica la continuidad y la coherencia: sus creaciones acompañan la vida cotidiana, construyen interiores auténticos y confieren a la vivienda un valor duradero y universal.
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