Un gobernante indigno
Pedro Sánchez es un gobernante indigno que no se merece España ni los españoles de bien. Horas después de alentar las manifestaciones contra La Vuelta, ésta tuvo que suspenderse en su última etapa por las violentas protestas protagonizadas por los manifestantes propalestinos.
En un mitin del PSOE en Málaga Sánchez manifestó su "admiración a un pueblo como el español que se moviliza por causas justas como la de Palestina", alimentando de esta forma irresponsable las acciones violentas contra La Vuelta, que podrían haber acabado en tragedia. PP, Vox, los sindicatos policiales e incluso Israel -hasta ahora un país amigo- han coincidido en acusar a Sánchez por alimentar las protestas.
En realidad no debería sorprender este comportamiento provocativo del inquilino de la Moncloa puesto que todos recuerdan su discurso de investidura cuando dijo que venía a levantar un muro. Y lo ha hecho. Ha enfrentado a los españoles entre sí, a hombres y mujeres, a familias, a trabajadores con empresas, con el ánimo de hacer imposible la convivencia y que no se le pidan cuentas de su nefasta gestión.
A Sánchez no le interesa gobernar, no le interesa la gente, no le interesa Gaza por mucho que se autoproclame abanderado de la defensa del pueblo palestino frente al "genocida" Israel. A Sánchez lo único que le interesa es aferrarse al poder para disfrutar de sus beneficios y como sabe que lo tiene cada vez más difícil por la corrupción que le ahoga se dedica a echar gasolina al fuego en los conflictos en vez de buscar soluciones, armonía y convivencia pacífica. España no se merece un presidente de esta guisa.
![[Img #164838]](https://madridpress.com/upload/images/09_2025/8511_protestas.jpg)
En un mitin del PSOE en Málaga Sánchez manifestó su "admiración a un pueblo como el español que se moviliza por causas justas como la de Palestina", alimentando de esta forma irresponsable las acciones violentas contra La Vuelta, que podrían haber acabado en tragedia. PP, Vox, los sindicatos policiales e incluso Israel -hasta ahora un país amigo- han coincidido en acusar a Sánchez por alimentar las protestas.
En realidad no debería sorprender este comportamiento provocativo del inquilino de la Moncloa puesto que todos recuerdan su discurso de investidura cuando dijo que venía a levantar un muro. Y lo ha hecho. Ha enfrentado a los españoles entre sí, a hombres y mujeres, a familias, a trabajadores con empresas, con el ánimo de hacer imposible la convivencia y que no se le pidan cuentas de su nefasta gestión.
A Sánchez no le interesa gobernar, no le interesa la gente, no le interesa Gaza por mucho que se autoproclame abanderado de la defensa del pueblo palestino frente al "genocida" Israel. A Sánchez lo único que le interesa es aferrarse al poder para disfrutar de sus beneficios y como sabe que lo tiene cada vez más difícil por la corrupción que le ahoga se dedica a echar gasolina al fuego en los conflictos en vez de buscar soluciones, armonía y convivencia pacífica. España no se merece un presidente de esta guisa.
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