Víctimas invisibles
    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        			        			        
    
    
    En política es habitual la impostura. De ahí el silencio e indiferencia de nuestra clase política, empezando por el presidente de Gobierno, ante la tragedia que miles de niñas y de mujeres están sufriendo en estos momentos en Afganistán. No solo por el terremoto que ha asolado el país, también porque las autoridades las han condenado a una muerte segura prohibiendo que las rescaten de entre los escombros. ¿La razón? Pues que los hombres no pueden tocar los cuerpos de las mujeres.
	
	
        
        
        			        			        			        			        			        
        
                
        
        
Sí, es de locos. Porque solo unos dementes pueden defender que los cuerpos de las mujeres son pecaminosos y que tocarlos les puede suponer no ir al Paraíso.
 
A esta tragedia, insisto, se une el silencio indiferente de políticos de todo pelaje, además de esa parte de la sociedad civil que habitualmente firman todo tipo de manifiestos en favor de otras víctimas.
 
Que miles de mujeres estén bajo los escombros tampoco ha sido considerada noticia de "peso" como para ocupar las portadas de los periódicos o abrir los informativos de televisión o radio.
 
Cuando Joe Biden, un pésimo presidente, tuvo la ocurrencia de retirar las tropas norteamericanas de Afganistán, seguido por sus socios europeos, condenó a las mujeres afganas a convertirse en menos que nada. Prohibido el contacto entre hombres y mujeres. Prohibido que las niñas vayan a la escuela. Prohibido trabajar. Prohibido salir a la calle sin burka. Sí, están condenadas a vivir dentro de la cárcel que es el burka. Desgraciadamente nadie convoca manifestaciones en defensa de las mujeres afganas.
 
En Afganistán las mujeres son menos que nada ante la pasividad del mundo occidental. Y quienes dicen defender los derechos de ciudadanos de otros lugares, donde esos derechos son pisoteados, curiosamente hasta el momento no han dicho ni una palabra de la prohibición de los talibanes de salvar a las mujeres que yacen entre los escombros a consecuencia del terremoto. Y no solo eso, los talibanes también imponen todo tipo de restricciones para que puedan recibir una atención básica ante esta catástrofe. Hace unos días escuchaba una entrevista que emitió la SER con una activista afgana en la que relataba que "las mujeres no pueden ser atendidas por hombres" aunque estos sean médicos o enfermeros. Y añadía que también se les restringe acceder a los refugios de emergencia.
 
Desde la ONU se han hecho algunos llamamientos ante esta situación pero el éxito obtenido es escaso. Desgraciadamente hay catástrofes humanitarias de primera y de segunda independientemente de las víctimas. Todo depende del "color" político con que se miren las tragedias.
 
Yo ya no me creo nada de quienes defienden determinadas causas e ignoran otras. A la vista está que a Sánchez y los suyos, así como al resto de los países occidentales, poco o nada les preocupa las muertes y la situación de desamparo de las mujeres afganas doblemente víctimas a causa del terremoto. ¡Que vergüenza!
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                    	
                                        
                                                                                                                                            
    
    
	
    
Sí, es de locos. Porque solo unos dementes pueden defender que los cuerpos de las mujeres son pecaminosos y que tocarlos les puede suponer no ir al Paraíso.
A esta tragedia, insisto, se une el silencio indiferente de políticos de todo pelaje, además de esa parte de la sociedad civil que habitualmente firman todo tipo de manifiestos en favor de otras víctimas.
Que miles de mujeres estén bajo los escombros tampoco ha sido considerada noticia de "peso" como para ocupar las portadas de los periódicos o abrir los informativos de televisión o radio.
Cuando Joe Biden, un pésimo presidente, tuvo la ocurrencia de retirar las tropas norteamericanas de Afganistán, seguido por sus socios europeos, condenó a las mujeres afganas a convertirse en menos que nada. Prohibido el contacto entre hombres y mujeres. Prohibido que las niñas vayan a la escuela. Prohibido trabajar. Prohibido salir a la calle sin burka. Sí, están condenadas a vivir dentro de la cárcel que es el burka. Desgraciadamente nadie convoca manifestaciones en defensa de las mujeres afganas.
En Afganistán las mujeres son menos que nada ante la pasividad del mundo occidental. Y quienes dicen defender los derechos de ciudadanos de otros lugares, donde esos derechos son pisoteados, curiosamente hasta el momento no han dicho ni una palabra de la prohibición de los talibanes de salvar a las mujeres que yacen entre los escombros a consecuencia del terremoto. Y no solo eso, los talibanes también imponen todo tipo de restricciones para que puedan recibir una atención básica ante esta catástrofe. Hace unos días escuchaba una entrevista que emitió la SER con una activista afgana en la que relataba que "las mujeres no pueden ser atendidas por hombres" aunque estos sean médicos o enfermeros. Y añadía que también se les restringe acceder a los refugios de emergencia.
Desde la ONU se han hecho algunos llamamientos ante esta situación pero el éxito obtenido es escaso. Desgraciadamente hay catástrofes humanitarias de primera y de segunda independientemente de las víctimas. Todo depende del "color" político con que se miren las tragedias.
Yo ya no me creo nada de quienes defienden determinadas causas e ignoran otras. A la vista está que a Sánchez y los suyos, así como al resto de los países occidentales, poco o nada les preocupa las muertes y la situación de desamparo de las mujeres afganas doblemente víctimas a causa del terremoto. ¡Que vergüenza!












 
 
                        
                        













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