La bandera de la prostitución
Hace muchos años, pero que muchos, que lo de los prostíbulos del suegro de Sánchez era conocido y reconocido. Es más, alguien, si quisiera, podría contar lo de una "tenida" en un asotanado local madrileño de amigos muy progres y cercanos a la pareja ya presidencial donde Begoña se sinceró al respecto y en particular con los presentes. De aquel cónclave con la "peña" salieron, por cierto, dos ministros. Lo de Begoña, claro, no salió de allí.
Pero ha acabado por salir. En realidad llevaba mucho tiempo fuera pero no había quien se atreviera a publicarlo y darle la escandalosa dimensión que el asunto conllevaba. Desde luego se tuvo con ello muchas más contemplaciones que con cualquier otro sucedido similar aunque hubiera sido mucho más antiguo y la implicación directa mucho menor. Quizás, y lo que haya levantado ya del todo y por fin el telón, haya sido precisamente aquello que el siniestro comisario Villarejo, que conocía y utilizaba aquellos cenagosos y repulsivos negocios muy bien, soltó en una de las grabaciones de la cloaca nacional, sorprendido de que Sánchez, ya encampanado en Moncloa y ejerciendo el poder absoluto en Moncloa, lanzara como un gran eje doctrinal, la lucha contra la prostitución hasta conseguir su abolición. "¿Van a sacar una Ley contra la prostitución? ¡ Y su suegro con puticlubs!" Eso era entonces lo que tenía debajo, a sus espaldas, en su casa y a su lado. Pero es que ahora tiene añadidos aún peores. Ponerse a soltar soflamas y pedir condenas a los puteros teniendo el volcán de su mierda bajo los pies resulta, hasta para las tragaderas de la abducida militancia, algo descabellado.
¿Cómo se puede ser tan necio o estar tan onubilado de soberbia y prepotencia para proponerse como Mesias de tal causa, habiendo tenido como apóstoles en el camino hacia el Paraíso a Abalos y a Koldo, uno a cada lado. Por ahí, mal que le pese y por mucha Gaza que saque a pasear, es por donde le ha comenzado el curso político. En este asunto la torpeza ha sido total y a cada paso va a ir a peor. Le afecta y le golpea ya de manera directa y personal. Desde el principio de su carrera política, pues ya estaba en ella y era concejal y llevaba como estandarte la supuesta batalla contra ello. Contra algo de lo que como ya también pareja cohabitante y residente en casa adquirida con dineros provenientes de aquello que decía combatir, de patente modo y manera, se beneficiaba.
Ponerse con todo ello a levantar la bandera contra la prostitución me parece que esto sí que no está colando nada y menos si son mujeres quienes se tienen que tragar.
Pero ha acabado por salir. En realidad llevaba mucho tiempo fuera pero no había quien se atreviera a publicarlo y darle la escandalosa dimensión que el asunto conllevaba. Desde luego se tuvo con ello muchas más contemplaciones que con cualquier otro sucedido similar aunque hubiera sido mucho más antiguo y la implicación directa mucho menor. Quizás, y lo que haya levantado ya del todo y por fin el telón, haya sido precisamente aquello que el siniestro comisario Villarejo, que conocía y utilizaba aquellos cenagosos y repulsivos negocios muy bien, soltó en una de las grabaciones de la cloaca nacional, sorprendido de que Sánchez, ya encampanado en Moncloa y ejerciendo el poder absoluto en Moncloa, lanzara como un gran eje doctrinal, la lucha contra la prostitución hasta conseguir su abolición. "¿Van a sacar una Ley contra la prostitución? ¡ Y su suegro con puticlubs!" Eso era entonces lo que tenía debajo, a sus espaldas, en su casa y a su lado. Pero es que ahora tiene añadidos aún peores. Ponerse a soltar soflamas y pedir condenas a los puteros teniendo el volcán de su mierda bajo los pies resulta, hasta para las tragaderas de la abducida militancia, algo descabellado.
¿Cómo se puede ser tan necio o estar tan onubilado de soberbia y prepotencia para proponerse como Mesias de tal causa, habiendo tenido como apóstoles en el camino hacia el Paraíso a Abalos y a Koldo, uno a cada lado. Por ahí, mal que le pese y por mucha Gaza que saque a pasear, es por donde le ha comenzado el curso político. En este asunto la torpeza ha sido total y a cada paso va a ir a peor. Le afecta y le golpea ya de manera directa y personal. Desde el principio de su carrera política, pues ya estaba en ella y era concejal y llevaba como estandarte la supuesta batalla contra ello. Contra algo de lo que como ya también pareja cohabitante y residente en casa adquirida con dineros provenientes de aquello que decía combatir, de patente modo y manera, se beneficiaba.
Ponerse con todo ello a levantar la bandera contra la prostitución me parece que esto sí que no está colando nada y menos si son mujeres quienes se tienen que tragar.
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