¿Por qué crece Vox?
¿Por qué crece Vox? Es una pregunta que debemos hacer sin responder con tópicos. Resulta inquietante que este partido esté creciendo entre los jóvenes y también que cada día reste más votos al PP. Y es que, por mucho que digan Sánchez y sus acólitos, el PP es un partido democrático homologable a los partidos conservadores del resto de Europa.
Lo cierto es que también en Europa han ido "subiendo" partidos parecidos a Vox, y en algunos países incluso gobiernan.
Ante este fenómeno inquietante podemos adoptar dos actitudes: llevarnos las manos a la cabeza y hacer sesudos discursos descalificadores o buscar las causas por las que tantos ciudadanos miran hacia esos partidos extremistas buscando solución no solo a sus problemas sino a sus inquietudes.
No se puede dar respuesta al fenómeno Vox si no somos capaces de analizar qué están haciendo mal los partidos tradicionales, ya sea la socialdemocracia o los partidos liberales, porque es evidente que algo se está haciendo mal puesto que da lugar a que los partidos extremistas suban como la espuma. Cuando eso pasa es por alguna o algunas causas y por tanto hay que abordarlas.
Hace tiempo que la socialdemocracia dio por asentado el Estado del Bienestar y los valores que han sido el andamiaje de tantos años de progreso en Europa. Los partidos socialdemócratas creyeron que las clases trabajadoras estaban más que emancipadas porque el Estado del Bienestar daba respuesta a sus necesidades. Pero la crisis del 2008 arrasó con esos cimientos que creíamos sólidos.
Los Presupuestos sociales de los Estados, bajo la batuta alemana, fueron recortados hasta dejar al pairo a millones de personas que de la noche a la mañana no podían pagar sus hipotecas, ni devolver los préstamos al banco. O que veían que las "becas" se reducían y que los sistemas sanitarios públicos empezaban a tener carencias.
Pero los partidos socialdemócratas en vez de intentar dar respuesta a los problemas del día a día decidieron poner el acento en otras cuestiones, que eran responder a las reivindicaciones de grupos minoritarios. Reivindicaciones justas, sin duda alguna, y a las que había que dar respuesta y esa respuesta no era incompatible con dejar de responder a los problemas de buena parte de la clase trabajadora.
La socialdemocracia parecía haber sentenciado que la clase trabajadora ya no tenía las carencias de antaño.
Y así empezaron a aflorar fenómenos como el de los chalecos amarillos en Francia o partidos de derecha extrema como Vox. O el fenómeno Trump. Mientras Donald Trump hacía campaña hablando a sus conciudadanos de los problemas que les preocupaban, el Partido Demócrata apostaba por hablar de cuestiones, sin duda importantes, pero con los que no se identificaban la inmensa mayoría.
No, estos partidos de derecha "rara" no tienen solución para los problemas de la sociedad en general y de la clase trabajadora en particular. Engañan a los ciudadanos prometiéndoles un cambio que les procurará bienestar, pero no tienen ni la receta ni los medios para hacerlo.
Por eso es importante que los partidos socialdemócratas vuelvan a centrarse en intentar responder a los problemas reales de los ciudadanos: imposibilidad de acceder a una vivienda, listas de espera interminables para acceder a la sanidad, una ley de dependencia estupenda sobre el papel pero que en la realidad es papel mojado, en ocasiones cuando esa ayuda llega el que la ha solicitado ya está muerto. O ver como nuestros hijos tienen que emigrar a otros países para recibir por su trabajo un salario digno. En fin, son muchos los problemas a los que los actuales gobiernos no prestan mucha atención enredados como están en otras cuestiones que para la mayoría nada tienen que ver con su realidad ni sus necesidades. De ahí que afloren como las setas partidos modelo Vox que dice tener soluciones para los problemas.
Pero abordar el fenómeno Vox conformándose en llamarles fachas es el camino más corto para que sigan creciendo.
La sociedad está demandando a los gobernantes que vuelvan a pisar la tierra y se dediquen a resolver los problemas que afectan a las mayorías sin que eso suponga dejar al pairo a las minorías.
¿Serán capaces de hacerlo?
Lo cierto es que también en Europa han ido "subiendo" partidos parecidos a Vox, y en algunos países incluso gobiernan.
Ante este fenómeno inquietante podemos adoptar dos actitudes: llevarnos las manos a la cabeza y hacer sesudos discursos descalificadores o buscar las causas por las que tantos ciudadanos miran hacia esos partidos extremistas buscando solución no solo a sus problemas sino a sus inquietudes.
No se puede dar respuesta al fenómeno Vox si no somos capaces de analizar qué están haciendo mal los partidos tradicionales, ya sea la socialdemocracia o los partidos liberales, porque es evidente que algo se está haciendo mal puesto que da lugar a que los partidos extremistas suban como la espuma. Cuando eso pasa es por alguna o algunas causas y por tanto hay que abordarlas.
Hace tiempo que la socialdemocracia dio por asentado el Estado del Bienestar y los valores que han sido el andamiaje de tantos años de progreso en Europa. Los partidos socialdemócratas creyeron que las clases trabajadoras estaban más que emancipadas porque el Estado del Bienestar daba respuesta a sus necesidades. Pero la crisis del 2008 arrasó con esos cimientos que creíamos sólidos.
Los Presupuestos sociales de los Estados, bajo la batuta alemana, fueron recortados hasta dejar al pairo a millones de personas que de la noche a la mañana no podían pagar sus hipotecas, ni devolver los préstamos al banco. O que veían que las "becas" se reducían y que los sistemas sanitarios públicos empezaban a tener carencias.
Pero los partidos socialdemócratas en vez de intentar dar respuesta a los problemas del día a día decidieron poner el acento en otras cuestiones, que eran responder a las reivindicaciones de grupos minoritarios. Reivindicaciones justas, sin duda alguna, y a las que había que dar respuesta y esa respuesta no era incompatible con dejar de responder a los problemas de buena parte de la clase trabajadora.
La socialdemocracia parecía haber sentenciado que la clase trabajadora ya no tenía las carencias de antaño.
Y así empezaron a aflorar fenómenos como el de los chalecos amarillos en Francia o partidos de derecha extrema como Vox. O el fenómeno Trump. Mientras Donald Trump hacía campaña hablando a sus conciudadanos de los problemas que les preocupaban, el Partido Demócrata apostaba por hablar de cuestiones, sin duda importantes, pero con los que no se identificaban la inmensa mayoría.
No, estos partidos de derecha "rara" no tienen solución para los problemas de la sociedad en general y de la clase trabajadora en particular. Engañan a los ciudadanos prometiéndoles un cambio que les procurará bienestar, pero no tienen ni la receta ni los medios para hacerlo.
Por eso es importante que los partidos socialdemócratas vuelvan a centrarse en intentar responder a los problemas reales de los ciudadanos: imposibilidad de acceder a una vivienda, listas de espera interminables para acceder a la sanidad, una ley de dependencia estupenda sobre el papel pero que en la realidad es papel mojado, en ocasiones cuando esa ayuda llega el que la ha solicitado ya está muerto. O ver como nuestros hijos tienen que emigrar a otros países para recibir por su trabajo un salario digno. En fin, son muchos los problemas a los que los actuales gobiernos no prestan mucha atención enredados como están en otras cuestiones que para la mayoría nada tienen que ver con su realidad ni sus necesidades. De ahí que afloren como las setas partidos modelo Vox que dice tener soluciones para los problemas.
Pero abordar el fenómeno Vox conformándose en llamarles fachas es el camino más corto para que sigan creciendo.
La sociedad está demandando a los gobernantes que vuelvan a pisar la tierra y se dediquen a resolver los problemas que afectan a las mayorías sin que eso suponga dejar al pairo a las minorías.
¿Serán capaces de hacerlo?
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