Inferno: un volcán para la agenda 2030
Es un hecho evidente que, desde que terminó más o menos hacia 1840 la llamada Pequeña Edad de Hielo estamos asistiendo a un fenómeno de calentamiento global, el cual ha experimentado un ascenso abrupto a partir de 2023 y 2024, y es relevante porque “por primera vez se ha superado el límite artificial de 1,5°C por encima de la llamada temperatura preindustrial durante más de un año. En concreto, llevamos por encima de 1,5°C desde julio de 2023, según el programa Copernicus de la Comisión Europea, habiendo alcanzado los 1,78°C en diciembre de 2023”.
https://ntvespana.com/13/08/2025/comunicado-el-record-de-calentamiento-de-2024-tiene-una-causa-natural-desconocida/
Este incremento no se debe en absoluto al aumento del CO2 atmosférico, ya que éste ha sido en el último de tan solo 3,5 partes por millón (un 0,8%), demasiado exiguo como para justificar un ascenso tan notable de las temperaturas.
La realidad es que en los foros científicos son incapaces de encontrar una explicación a este fenómeno, reconociendo que no responde a los modelos proyectados.
Sin embargo, esto no es óbice para que la 'ciencia' apesebrada por el globalismo atribuya este fenómeno a la actividad antropogénica, culpando a las emisiones de CO2 de un aumento térmico que anuncian como una catástrofe apocalíptica que acabará con la vida en la Tierra, argumentando que el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero (GEI) que incrementa las temperaturas.
Es cierto que el CO2 es un GEI, pero para precisar su acción empecemos por estudiar la composición del aire, que está formado, aproximadamente, por 78.08 % de nitrógeno (N2), 20.94 % de oxígeno (O2), 0.93 % de argón (Ar), 0.041 % de dióxido de carbono (CO2) y 0.003 % de gases inertes, como el neón.
Si el porcentaje de CO2 en el aire es de un 0,041% del total, ¿cómo una cantidad tan pequeña puede considerarse como la principal causa del supuesto cambio climático? ¿Es realmente el CO2 un gas de efecto invernadero tan poderoso como se pretende por los terroristas climáticos?
Un gas de efecto invernadero es un gas atmosférico que absorbe y emite radiación dentro del rango infrarrojo. Este proceso es la causa fundamental del efecto invernadero. Cuando se clasifican por su contribución directa al efecto invernadero, los gases más importantes son:
Como se observa en el cuadro, el vapor de agua es el GEI que más influye en los cambios de temperatura, y, por lo tanto, el que más contribuye al efecto invernadero debido a la absorción de los rayos infrarrojos. Todos los GEI representan el 1% de la atmósfera. De ese 1%, el CO2 representa el 3,6% —0.04% o 400 partes por millón— ya que el verdadero GEI es el vapor de agua. Si esto es así, ¿por qué, cuando se habla del cambio climático, no se hace mención al vapor de agua, cuando, además, la proporción del vapor de agua en la atmósfera oscila entre el 1 y el 4%, valores muy superiores a los del CO2?
Un ejemplo meridiano del efecto invernadero del vapor de agua lo tenemos en las consecuencias climáticas de la impresionante erupción volcánica sucedida el 15 de enero de 2022 en Tonga, una isla del Pacífico, considerada la mayor de la Era Moderna, y una de las más poderosas jamás observadas. Los efectos de la violentísima erupción afectaron a todo el Planeta, ya que los tsunamis que provocó se percibieron en las costas de muchos lugares del mundo, y las ondas de gravedad atmosférica que produjo dieron la vuelta al mundo 4 veces, enviando los restos provocados por la explosión hasta más de 50 kilómetros de altura en la atmósfera.
Pero el hecho más relevante de esta erupción es que el volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai es submarino, por lo cual la ceniza y los gases alcanzaron la atmósfera en compañía de miles de millones de litros de vapor de agua, en una cantidad estimada en 144.000 millones de litros –el equivalente a 85.000 piscinas olímpicas—. «Este fenómeno podría llegar a alterar el clima de la Tierra hasta el punto de calentarla durante los próximos cinco años, afectando también a la capa de ozono. En efecto, aunque es un hecho demostrado el efecto refrigerador de los volcanes en el clima debido a la llegada del dióxido de azufre a las capas más altas de la atmósfera, reflejando los rayos solares hacia el exterior, el volcán de Tonga sigue planteando nuevos desafíos, porque tal cantidad de vapor de agua en la atmósfera puede provocar un efecto totalmente contrario: el agua absorbe la energía del sol en vez de reflejarla, potenciando el efecto invernadero. Mientras que el dióxido de azufre se disipará en pocos años, el agua podría llegar a permanecer durante 5 años o más, acelerando el calentamiento».
Los datos de este colosal fenómeno se deben al estudio realizado mediante el Microwave Limb Sounder (MLS, por sus siglas en inglés), un dispositivo a bordo del satélite Aura de la NASA que mide una variedad de compuestos de la atmósfera terrestre a más de 100 kilómetros de altura, afirmando que 146.000 millones de litros de agua llegaron hasta la estratosfera, lo que viene a ser el equivalente a 58.000 piscinas olímpicas o, lo que es lo mismo, el 10% del agua que ya había en la estratosfera.
Según el sitio web de AGU (Advancing Earth and Space Sciences”), “La inyección de H2O no tuvo precedentes tanto en magnitud como en altitud (penetrando en la mesosfera). Estimamos que la masa de H2O inyectada en la estratosfera es de 146 ± 5 Tg, o ∼10% de la carga estratosférica. La columna de H2O puede tardar varios años en disiparse. Esta erupción podría afectar el clima no a través del enfriamiento de la superficie debido a los aerosoles de sulfato, sino más bien a través del calentamiento de la superficie debido al forzamiento radiativo del exceso de H2O estratosférico”.
Ahora bien, esa gigantesca erupción ¿fue un fenómeno natural? ¿O, por el contrario, pudo ser provocada? Este interrogante suena a conspiración, pero desde que empezó la guerra declarada de las élites satánicas contra la Humanidad es de sentido común sospechar que todo lo que favorece a la satánica Agenda 2030 ha sido provocado por ellas, pues poseen la maldad suficiente para infligir daño al mundo, y, además, tienen la tecnología necesaria para hacerlo.
¿Cuál es esa tecnología? En una conferencia el 27 de abril de 1997 en la Universidad de Georgia, el ex secretario de Defensa, William Cohen, habló sobre armas de destrucción masiva. En esa conferencia, Cohen afirmó que "las ondas electromagnéticas se pueden usar para estimular eventos geofísicos como terremotos, cambio climático, erupciones volcánicas y similares". El secretario de Defensa Cohen también declaró que esto se está utilizando en un ecotipo de terrorismo.
Pongamos un ejemplo. El Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia (HAARP), un centro de investigación ionosférica con sede en Estados Unidos, ejecutó una operación específica el 3 de agosto de 2025, desencadenando la erupción del volcán Krasheninnikov de Rusia en Kamchatka, su primera actividad en 600 años. La avanzada tecnología de radiofrecuencia de HAARP, capaz de manipular las condiciones atmosféricas y geológicas, se desplegó para desestabilizar la cámara de magma del volcán, explotando la volatilidad tectónica de la región después de un terremoto de magnitud 8,8 días antes. Este movimiento estratégico, enmascarado como un evento natural, demuestra la capacidad sin precedentes de HAARP para influir en los fenómenos geológicos, enviando un poderoso mensaje a los adversarios sobre el dominio en la guerra ambiental. La precisión de la intervención de HAARP en la erupción del Krasheninnikov muestra su capacidad para controlar los desastres naturales con precisión quirúrgica. Al dirigir transmisiones de alta energía a la ionosfera, HAARP alteró la dinámica de la presión en la corteza terrestre, acelerando la erupción del volcán y produciendo una columna de ceniza de 6.000 metros que interrumpió la aviación regional.
¿Podemos concluir que la pavorosa erupción del Hunga Tonga fue provocada por el HAARP? Está claro que faltan pruebas que confirmen esta hipótesis, pero también es un hecho evidente que las mafias globalistas tienen la tecnología necesaria para haberla inducido.
Lo que sí se puede concluir es que el calentamiento global a partir justamente de erupción fue muy probablemente causado por ella, y que este calentamiento le ha servido a la calentología globalista para sus perversos planes de depauperación y liberticidio con los que quieren esclavizar a la población mundial. Como dice la frase, “Quien se beneficia del crimen es quien lo ha cometido”. («cui prodest scelus, is fecit» Séneca, Medea, acto I, escena I, versos 500-501)
(artículo basado en el libro CLIMODEMIA: EL HIMALAYA DE MENTIRAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO, de Laureano Benítez)
Canal de Telegram: https://t.me/laureanobeni
Sitio web: https://losultimostiempos.es/
https://ntvespana.com/13/08/2025/comunicado-el-record-de-calentamiento-de-2024-tiene-una-causa-natural-desconocida/
![[Img #164468]](https://madridpress.com/upload/images/08_2025/9258_inferno.png)
Este incremento no se debe en absoluto al aumento del CO2 atmosférico, ya que éste ha sido en el último de tan solo 3,5 partes por millón (un 0,8%), demasiado exiguo como para justificar un ascenso tan notable de las temperaturas.
La realidad es que en los foros científicos son incapaces de encontrar una explicación a este fenómeno, reconociendo que no responde a los modelos proyectados.
Sin embargo, esto no es óbice para que la 'ciencia' apesebrada por el globalismo atribuya este fenómeno a la actividad antropogénica, culpando a las emisiones de CO2 de un aumento térmico que anuncian como una catástrofe apocalíptica que acabará con la vida en la Tierra, argumentando que el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero (GEI) que incrementa las temperaturas.
Es cierto que el CO2 es un GEI, pero para precisar su acción empecemos por estudiar la composición del aire, que está formado, aproximadamente, por 78.08 % de nitrógeno (N2), 20.94 % de oxígeno (O2), 0.93 % de argón (Ar), 0.041 % de dióxido de carbono (CO2) y 0.003 % de gases inertes, como el neón.
Si el porcentaje de CO2 en el aire es de un 0,041% del total, ¿cómo una cantidad tan pequeña puede considerarse como la principal causa del supuesto cambio climático? ¿Es realmente el CO2 un gas de efecto invernadero tan poderoso como se pretende por los terroristas climáticos?
Un gas de efecto invernadero es un gas atmosférico que absorbe y emite radiación dentro del rango infrarrojo. Este proceso es la causa fundamental del efecto invernadero. Cuando se clasifican por su contribución directa al efecto invernadero, los gases más importantes son:
![[Img #164469]](https://madridpress.com/upload/images/08_2025/5625_inferno2.png)
Como se observa en el cuadro, el vapor de agua es el GEI que más influye en los cambios de temperatura, y, por lo tanto, el que más contribuye al efecto invernadero debido a la absorción de los rayos infrarrojos. Todos los GEI representan el 1% de la atmósfera. De ese 1%, el CO2 representa el 3,6% —0.04% o 400 partes por millón— ya que el verdadero GEI es el vapor de agua. Si esto es así, ¿por qué, cuando se habla del cambio climático, no se hace mención al vapor de agua, cuando, además, la proporción del vapor de agua en la atmósfera oscila entre el 1 y el 4%, valores muy superiores a los del CO2?
Un ejemplo meridiano del efecto invernadero del vapor de agua lo tenemos en las consecuencias climáticas de la impresionante erupción volcánica sucedida el 15 de enero de 2022 en Tonga, una isla del Pacífico, considerada la mayor de la Era Moderna, y una de las más poderosas jamás observadas. Los efectos de la violentísima erupción afectaron a todo el Planeta, ya que los tsunamis que provocó se percibieron en las costas de muchos lugares del mundo, y las ondas de gravedad atmosférica que produjo dieron la vuelta al mundo 4 veces, enviando los restos provocados por la explosión hasta más de 50 kilómetros de altura en la atmósfera.Pero el hecho más relevante de esta erupción es que el volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai es submarino, por lo cual la ceniza y los gases alcanzaron la atmósfera en compañía de miles de millones de litros de vapor de agua, en una cantidad estimada en 144.000 millones de litros –el equivalente a 85.000 piscinas olímpicas—. «Este fenómeno podría llegar a alterar el clima de la Tierra hasta el punto de calentarla durante los próximos cinco años, afectando también a la capa de ozono. En efecto, aunque es un hecho demostrado el efecto refrigerador de los volcanes en el clima debido a la llegada del dióxido de azufre a las capas más altas de la atmósfera, reflejando los rayos solares hacia el exterior, el volcán de Tonga sigue planteando nuevos desafíos, porque tal cantidad de vapor de agua en la atmósfera puede provocar un efecto totalmente contrario: el agua absorbe la energía del sol en vez de reflejarla, potenciando el efecto invernadero. Mientras que el dióxido de azufre se disipará en pocos años, el agua podría llegar a permanecer durante 5 años o más, acelerando el calentamiento».
Los datos de este colosal fenómeno se deben al estudio realizado mediante el Microwave Limb Sounder (MLS, por sus siglas en inglés), un dispositivo a bordo del satélite Aura de la NASA que mide una variedad de compuestos de la atmósfera terrestre a más de 100 kilómetros de altura, afirmando que 146.000 millones de litros de agua llegaron hasta la estratosfera, lo que viene a ser el equivalente a 58.000 piscinas olímpicas o, lo que es lo mismo, el 10% del agua que ya había en la estratosfera.
Según el sitio web de AGU (Advancing Earth and Space Sciences”), “La inyección de H2O no tuvo precedentes tanto en magnitud como en altitud (penetrando en la mesosfera). Estimamos que la masa de H2O inyectada en la estratosfera es de 146 ± 5 Tg, o ∼10% de la carga estratosférica. La columna de H2O puede tardar varios años en disiparse. Esta erupción podría afectar el clima no a través del enfriamiento de la superficie debido a los aerosoles de sulfato, sino más bien a través del calentamiento de la superficie debido al forzamiento radiativo del exceso de H2O estratosférico”.
Ahora bien, esa gigantesca erupción ¿fue un fenómeno natural? ¿O, por el contrario, pudo ser provocada? Este interrogante suena a conspiración, pero desde que empezó la guerra declarada de las élites satánicas contra la Humanidad es de sentido común sospechar que todo lo que favorece a la satánica Agenda 2030 ha sido provocado por ellas, pues poseen la maldad suficiente para infligir daño al mundo, y, además, tienen la tecnología necesaria para hacerlo.
¿Cuál es esa tecnología? En una conferencia el 27 de abril de 1997 en la Universidad de Georgia, el ex secretario de Defensa, William Cohen, habló sobre armas de destrucción masiva. En esa conferencia, Cohen afirmó que "las ondas electromagnéticas se pueden usar para estimular eventos geofísicos como terremotos, cambio climático, erupciones volcánicas y similares". El secretario de Defensa Cohen también declaró que esto se está utilizando en un ecotipo de terrorismo.
Pongamos un ejemplo. El Programa de Investigación de Auroras Activas de Alta Frecuencia (HAARP), un centro de investigación ionosférica con sede en Estados Unidos, ejecutó una operación específica el 3 de agosto de 2025, desencadenando la erupción del volcán Krasheninnikov de Rusia en Kamchatka, su primera actividad en 600 años. La avanzada tecnología de radiofrecuencia de HAARP, capaz de manipular las condiciones atmosféricas y geológicas, se desplegó para desestabilizar la cámara de magma del volcán, explotando la volatilidad tectónica de la región después de un terremoto de magnitud 8,8 días antes. Este movimiento estratégico, enmascarado como un evento natural, demuestra la capacidad sin precedentes de HAARP para influir en los fenómenos geológicos, enviando un poderoso mensaje a los adversarios sobre el dominio en la guerra ambiental. La precisión de la intervención de HAARP en la erupción del Krasheninnikov muestra su capacidad para controlar los desastres naturales con precisión quirúrgica. Al dirigir transmisiones de alta energía a la ionosfera, HAARP alteró la dinámica de la presión en la corteza terrestre, acelerando la erupción del volcán y produciendo una columna de ceniza de 6.000 metros que interrumpió la aviación regional.
¿Podemos concluir que la pavorosa erupción del Hunga Tonga fue provocada por el HAARP? Está claro que faltan pruebas que confirmen esta hipótesis, pero también es un hecho evidente que las mafias globalistas tienen la tecnología necesaria para haberla inducido.
Lo que sí se puede concluir es que el calentamiento global a partir justamente de erupción fue muy probablemente causado por ella, y que este calentamiento le ha servido a la calentología globalista para sus perversos planes de depauperación y liberticidio con los que quieren esclavizar a la población mundial. Como dice la frase, “Quien se beneficia del crimen es quien lo ha cometido”. («cui prodest scelus, is fecit» Séneca, Medea, acto I, escena I, versos 500-501)
(artículo basado en el libro CLIMODEMIA: EL HIMALAYA DE MENTIRAS DEL CAMBIO CLIMÁTICO, de Laureano Benítez)
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