La muy complicada relación de Sánchez con el Gran Jefe americano
Las relaciones de Trump con Europa se han vuelto inaceptables: el chantaje permanente, cuando precisamente este 7 de agosto entrarían en vigor los nuevos aranceles, que el presidente americano amenaza con subir si la UE no le da de inmediato 'sus' 600.000 millones de euros.
Con el chantaje y la humillación permanentes instaura desde Washington una inseguridad jurídica en toda Europa, y en el mundo, completamente intolerables para el buen desarrollo de las relaciones comerciales y pacíficas entre las naciones. Porque está socavando los cimientos de lo que hasta ahora era un 'statu quo' que al menos nos permitía vivir, Trump es un peligro, sí. Pero, advertencia a líderes políticos como Pedro Sánchez: es un peligro entre otras cosas porque enfrentársele puede resultar demasiado arriesgado y acabar en catástrofe.
Hasta el momento, la Administración republicana norteamericana ha venido, básicamente, ignorando a España. Pero llegan discretos toques que, en un régimen como el trumpismo, pronto serán advertencias clamorosas: no les gusta que Huawei se utilice en departamentos gubernamentales españoles; están irritados por la relación que Sánchez pretende darse con los países latinoamericanos más recalcitrantes hacia Washington, señaladamente el Brasil de Lula da Silva; se han enfadado terriblemente cuando el Gobierno español ha dejado saber su intención de no seguir comprando aviones F35 a los Estados Unidos; les ha molestado profundamente el 'desplante' de Pedro Sánchez al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a quien los republicanos estadounidenses consideran, con razón, 'un hombre suyo'. Todo ello, para no hablar del recelo que suscita el acercamiento entre Madrid y Pekín, claro.
Podría seguir con la lista de agravios que hace que las relaciones entre España y Estados Unidos estén prácticamente, si no congeladas, en su más ínfimo nivel. Nada sabemos del embajador que Trump designó para ocupar la sede de Madrid, Benjamín León, Jr., hace cuatro meses. Los contactos del Departamento de Estado norteamericano con el Departamento del ministro Albares están más que tasados y los exportadores españoles, sobre todo los de vino y aceite, están angustiados ante la falta de seguridad de sus relaciones comerciales inmediatas, y más aún a medio plazo, con los Estados Unidos.
Convertirse, como parece que Pedro Sánchez está a punto de hacerlo, en el principal objeto de las iras del furibundo habitante de la Casa Blanca, y además en el actual estado de debilidad interna en el Ejecutivo español, no es un tema baladí. Es mucho el daño que 'estos' Estados Unidos pueden hacer a España no solo comercial, si no sobre todo geoestratégicamente. No he podido recabar precisiones claras, más allá de una enorme preocupación entre muchos funcionarios de la carrera diplomática, dentro del Gobierno español, que permanece como ajeno a este y otros problemas, internacionales y nacionales. El tema de la política exterior española parece ser secundario en el Gobierno de Sánchez, mientras desde el coligado Sumar se intensifican las presiones, con sordina, para ser más 'duros' con Washington.
Obviamente, no soy quién para dar consejos ni para diseñar más soluciones que la recomendación de prudencia, moderación, buenas formas y acogerse al paraguas europeo que sujetan otras manos más importantes que las de Sánchez, que quiere marcar perfil propio tanto en las relaciones con EE.UU como en las no-relaciones con Israel, que ese es otro tema peliagudo.
Pero es, desde luego, con vacaciones en La Mareta o sin ellas, momento de fijar posiciones ante los Estados Unidos, ante Europa y ante los propios ciudadanos españoles, que vemos una nueva espada de Damocles pender sobre la cabeza de nuestro Gobierno. ¿Dirá algo el Ejecutivo español cuando, en estas horas, entre en vigor el nuevo sistema/chantaje arancelario de Trump? La cuestión no es fácil, lo sé: es peliaguda y peligrosísima. ¿Está capacitado 'este' Gobierno nuestro ahora para hacerla frente? ¿Es Sánchez la persona que debe plantar cara al por otra parte insufrible 'amo del Imperio'?
Con el chantaje y la humillación permanentes instaura desde Washington una inseguridad jurídica en toda Europa, y en el mundo, completamente intolerables para el buen desarrollo de las relaciones comerciales y pacíficas entre las naciones. Porque está socavando los cimientos de lo que hasta ahora era un 'statu quo' que al menos nos permitía vivir, Trump es un peligro, sí. Pero, advertencia a líderes políticos como Pedro Sánchez: es un peligro entre otras cosas porque enfrentársele puede resultar demasiado arriesgado y acabar en catástrofe.
Hasta el momento, la Administración republicana norteamericana ha venido, básicamente, ignorando a España. Pero llegan discretos toques que, en un régimen como el trumpismo, pronto serán advertencias clamorosas: no les gusta que Huawei se utilice en departamentos gubernamentales españoles; están irritados por la relación que Sánchez pretende darse con los países latinoamericanos más recalcitrantes hacia Washington, señaladamente el Brasil de Lula da Silva; se han enfadado terriblemente cuando el Gobierno español ha dejado saber su intención de no seguir comprando aviones F35 a los Estados Unidos; les ha molestado profundamente el 'desplante' de Pedro Sánchez al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, a quien los republicanos estadounidenses consideran, con razón, 'un hombre suyo'. Todo ello, para no hablar del recelo que suscita el acercamiento entre Madrid y Pekín, claro.
Podría seguir con la lista de agravios que hace que las relaciones entre España y Estados Unidos estén prácticamente, si no congeladas, en su más ínfimo nivel. Nada sabemos del embajador que Trump designó para ocupar la sede de Madrid, Benjamín León, Jr., hace cuatro meses. Los contactos del Departamento de Estado norteamericano con el Departamento del ministro Albares están más que tasados y los exportadores españoles, sobre todo los de vino y aceite, están angustiados ante la falta de seguridad de sus relaciones comerciales inmediatas, y más aún a medio plazo, con los Estados Unidos.
Convertirse, como parece que Pedro Sánchez está a punto de hacerlo, en el principal objeto de las iras del furibundo habitante de la Casa Blanca, y además en el actual estado de debilidad interna en el Ejecutivo español, no es un tema baladí. Es mucho el daño que 'estos' Estados Unidos pueden hacer a España no solo comercial, si no sobre todo geoestratégicamente. No he podido recabar precisiones claras, más allá de una enorme preocupación entre muchos funcionarios de la carrera diplomática, dentro del Gobierno español, que permanece como ajeno a este y otros problemas, internacionales y nacionales. El tema de la política exterior española parece ser secundario en el Gobierno de Sánchez, mientras desde el coligado Sumar se intensifican las presiones, con sordina, para ser más 'duros' con Washington.
Obviamente, no soy quién para dar consejos ni para diseñar más soluciones que la recomendación de prudencia, moderación, buenas formas y acogerse al paraguas europeo que sujetan otras manos más importantes que las de Sánchez, que quiere marcar perfil propio tanto en las relaciones con EE.UU como en las no-relaciones con Israel, que ese es otro tema peliagudo.
Pero es, desde luego, con vacaciones en La Mareta o sin ellas, momento de fijar posiciones ante los Estados Unidos, ante Europa y ante los propios ciudadanos españoles, que vemos una nueva espada de Damocles pender sobre la cabeza de nuestro Gobierno. ¿Dirá algo el Ejecutivo español cuando, en estas horas, entre en vigor el nuevo sistema/chantaje arancelario de Trump? La cuestión no es fácil, lo sé: es peliaguda y peligrosísima. ¿Está capacitado 'este' Gobierno nuestro ahora para hacerla frente? ¿Es Sánchez la persona que debe plantar cara al por otra parte insufrible 'amo del Imperio'?
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.167