Viernes, 14 de Noviembre de 2025

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FERMÍN BOCOS
Miércoles, 02 de Julio de 2025

¿Pedirá perdón Sánchez?

Un juez del Tribunal Supremo ha enviado a prisión a Santos Cerdán imputándole delitos de organización criminal, tráfico de influencias y cohecho. Le señala como el "recaudador" de la trama.


Hasta el pasado 12 de junio Cerdán era secretario de Organización del PSOE y comisionado en operaciones tan especiales como la negociación para conseguir el apoyo de los siete diputados de Junts a la investidura de Pedro Sánchez, o los encuentros con el ex etarra Arnaldo Otegi que cristalizaron en el voto favorable de Bildu en la moción de censura contra Mariano Rajoy. Aquellas dos operaciones abrieron las puertas de La Moncloa al político arribista que se aferra al sillón haciendo como que no estaba al tanto de la andanzas de éste y otro colaborador cercano, caso de José Luis Ábalos, ex ministro de Fomento.
 
Conocido el ingreso en prisión de Cerdán, ¿pedirá Pedro Sánchez perdón a quienes emplazó a que pidieran perdón a Santos Cerdán por señalarle cuando empezaron a publicarse las primeras noticias sobre sus presuntas actividades corruptas? No parece probable dado el perfil psicológico de un personaje que acostumbra a pasar por alto toda realidad adversa. Al igual que su aventajada discípula en ese registro, la señora María Jesús Montero, vicepresidenta del Gobierno, quien todavía fue más lejos que Sánchez al negar la evidencia y, en un gesto tardo medieval, puso la mano en el fuego por el nuevo inquilino de la prisión de Soto del Real.
 
A la luz de lo acaecido sería muy cruel recordar algunas intervenciones en el último Congreso del PSOE celebrado en Sevilla. La de Pedro Sánchez ensalzando a Cerdán; la de la mencionada señora Montero, que no ahorró acusaciones contra quienes publicaban informaciones que ya señalaban a Cerdán como centro de una trama corrupta y ahora le niega diciendo que no tiene nada que ver con el Partido Socialista; o la del propio Cerdán que dijo -como repitió ayer ante el juez del Supremo- que era víctima de los bulos de la máquina del fango. Ni entonces ni ahora mencionó el contrato privado que le convertía en dueño de la mitad de la empresa que en los últimos años con solo nueve empleados consiguió siete contratos por valor de 86 millones de euros. Como diría Romanones: ¡joder, qué tropa¡
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