¿Qué teme Feijóo?
El presidente del Gobierno y su partido, el PSOE, están con el agua al cuello por los numerosos y graves casos de corrupción, pero Pedro Sánchez se enroca y se ríe de los españoles al decir que no tiene nada que ver con todo ello, tildando de anécdota lo que está ocurriendo. Y, mientras tanto, el PP renuncia a presentar una moción de censura. ¿Es prudencia? ¿Es cobardía? ¿A qué o a quién teme Feijóo?
Nunca antes ha estado tan justificado por los hechos la presentación de una moción de censura contra un presidente del Gobierno. La que presentaron Sánchez y Ábalos contra Rajoy desata la melancolía por comparación. La mujer y el hermano del inquilino de la Moncloa, imputados por varios delitos; sus dos últimos secretarios de Organización del partido, cogidos con las manos en la masa, y 'su' fiscal general a punto de sentarse en el banquillo de los acusados por prevaricación y revelación de secretos. De récord. Algo nunca visto en una democracia.
Pese a vivir una situación de auténtica emergencia nacional como ellos mismos han definido, el PP rechaza la moción de censura porque no le llegan los votos. Hasta Sánchez le reta chulescamente a ello y Feijóo calla. ¿Para qué sirve entonces el principal partido de la oposición, con mayoría absoluta en el Senado y gobernando en la mayoría de las Comunidades y Ayuntamientos de capitales? ¿Cuál es su estrategia para librarnos a todos de Sánchez? ¿Esperar a que los jueces y algunos medios le hagan el trabajo? Da la sensación de que Feijóo teme a Sánchez y eso es muy preocupante. Tiene la gran oportunidad de poner al presidente contra las cuerdas, de exponer ante los españoles su propuesta para España y de devolver alguna esperanza a una ciudadanía aplastada por el sanchismo. Aunque perdiera la votación, Feijóo saldría reforzado en su papel de alternativa, Sánchez achicharrado por la corrupción y sus socios retratados, aunque esto no es ninguna sorpresa porque los Otegi, Puigdemont y peneuvistas viven muy bien exprimiendo a un presidente títere, mientras esa España a la que odian se desvanece.
Feijóo no sólo tiene el derecho político, sino la obligación moral de plantarle cara de verdad a Sánchez y a su Gobierno y partido corruptos, más allá de tacticismos miopes. Si la situación es verdaderamente insostenible como dicen, que lo es, a Feijóo no le basta con convocar una protesta cada seis meses o con una preguntita en el Congreso que sistemáticamente queda sin respuesta. Si Feijóo se arruga y acobarda estará diciendo a la ciudadanía que no es el líder que merece España. En ese caso, el mejor servicio que puede hacer es echarse a un lado y dejar que otros con ganas, valentía y proyecto se encarguen de limpiar la corrupción socialista.
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Nunca antes ha estado tan justificado por los hechos la presentación de una moción de censura contra un presidente del Gobierno. La que presentaron Sánchez y Ábalos contra Rajoy desata la melancolía por comparación. La mujer y el hermano del inquilino de la Moncloa, imputados por varios delitos; sus dos últimos secretarios de Organización del partido, cogidos con las manos en la masa, y 'su' fiscal general a punto de sentarse en el banquillo de los acusados por prevaricación y revelación de secretos. De récord. Algo nunca visto en una democracia.
Pese a vivir una situación de auténtica emergencia nacional como ellos mismos han definido, el PP rechaza la moción de censura porque no le llegan los votos. Hasta Sánchez le reta chulescamente a ello y Feijóo calla. ¿Para qué sirve entonces el principal partido de la oposición, con mayoría absoluta en el Senado y gobernando en la mayoría de las Comunidades y Ayuntamientos de capitales? ¿Cuál es su estrategia para librarnos a todos de Sánchez? ¿Esperar a que los jueces y algunos medios le hagan el trabajo? Da la sensación de que Feijóo teme a Sánchez y eso es muy preocupante. Tiene la gran oportunidad de poner al presidente contra las cuerdas, de exponer ante los españoles su propuesta para España y de devolver alguna esperanza a una ciudadanía aplastada por el sanchismo. Aunque perdiera la votación, Feijóo saldría reforzado en su papel de alternativa, Sánchez achicharrado por la corrupción y sus socios retratados, aunque esto no es ninguna sorpresa porque los Otegi, Puigdemont y peneuvistas viven muy bien exprimiendo a un presidente títere, mientras esa España a la que odian se desvanece.
Feijóo no sólo tiene el derecho político, sino la obligación moral de plantarle cara de verdad a Sánchez y a su Gobierno y partido corruptos, más allá de tacticismos miopes. Si la situación es verdaderamente insostenible como dicen, que lo es, a Feijóo no le basta con convocar una protesta cada seis meses o con una preguntita en el Congreso que sistemáticamente queda sin respuesta. Si Feijóo se arruga y acobarda estará diciendo a la ciudadanía que no es el líder que merece España. En ese caso, el mejor servicio que puede hacer es echarse a un lado y dejar que otros con ganas, valentía y proyecto se encarguen de limpiar la corrupción socialista.
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