España, a oscuras

Pasado el mediodía, y una hora después de trascender que el hermano del presidente del Gobierno se sentará en el banquillo de los acusados por presuntos delitos de prevaricación y tráfico de influencias, la luz se fue en toda la Península Ibérica. Transportes paralizados, caos circulatorio en calles y carreteras, hospitales recurriendo a sus equipos de emergencia para poder prestar los servicios vitales, oficinas y negocios cerrados, aeropuertos con severas restricciones, colegios sin clase, y además sin teléfono ni internet y, por tanto, sin posibilidad de comunicación. En definitiva, un país a oscuras.

 

El Gobierno, una vez más, reaccionó tarde y mal. Seis horas son las que necesitó Pedro Sánchez para comparecer ante los españoles, aunque no dijo nada de interés al ser incapaz de señalar la causa del apagón. Se limitó a pedir responsabilidad a los españoles, algo innecesario puesto que el comportamiento de ciudadanos, profesionales, responsables sanitarios y miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado fue impecable, como ya es habitual en circunstancias excepcionales. 

 

Si hay que hablar de responsabilidades es, precisamente, de las del Gobierno. Su presidente volvió a dejar patente que lo suyo es la propaganda y las promesas incumplidas del tipo 'no vamos a dejar a nadie atrás'. Y de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, una tal Sara Aagesen, responsable del desaguisado, mejor no hablar. ¿Acaso alguien sabe quién es y a qué se dedica? Una más de los 23 ministros cuyo mérito es su obediencia ciega al inquilino de La Moncloa. 

 

Puede que Sánchez no sea responsable directo del apagón, pero sí lo es políticamente hablando. El presidente de Vox, Santiago Abascal, le recordaba que en el año 2022 aseguró en el Senado que España no sufriría "apagones de electricidad, ni racionamiento de bombonas de butano, ni ninguna de esas escenas apocalípticas que evocan en muchas ocasiones la bancada de la derecha y la ultraderecha". ¿No sufriríamos apagones? ¿Cómo llamar entonces al histórico apagón del lunes negro? Como bien apuntaba la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este Gobierno "se ha dejado llevar por la ideología y el sectarismo para no hacer reformas profundas". Ahí está la obsesión por cerrar las pocas centrales nucleares que quedan en España generando una energía limpia, barata y segura, como bien saben franceses y alemanes. La exministra de triste recuerdo Teresa Rivera era enemiga acérrima de la energía nuclear. En España. Porque en cuanto fue nombrada vicepresidenta europea de Energía se convirtió en una entusiasta defensora de lo nuclear, declarado por la CE energía verde. Una muestra más del sectarismo de este Gobierno.

 

Pedro Sánchez es incapaz de gobernar por falta de apoyos en el Parlamento, incluso de sus socios, pero opta por permanecer bunkerizado en la Moncloa. Pues, bien, el presidente debe dar explicaciones precisas y urgentes a la ciudadanía sobre las causas de un apagón que ha dejado la imagen de España oscurecida. Que hasta Zelenski, presidente de un país en guerra, nos haya ofrecido su ayuda, y que Marruecos haya contribuido a la recuperación eléctrica en España mediante la interconexión submarina, deja en muy mal lugar a un presidente que se jacta de que España va como una moto. Señor Sánchez, menos propaganda, menos mentiras, menos corrupción, y dedíquese a resolver los problemas si es que sabe, y si no está dispuesto, váyase.