Miércoles, 17 de Septiembre de 2025

Actualizada Miércoles, 17 de Septiembre de 2025 a las 08:15:26 horas

CHARO ZARZALEJOS
Viernes, 18 de Abril de 2025

Días de misterio

Estos dos días, Jueves y Viernes santos, son días de misterio. Misterio que año tras año cientos de miles de personas, de toda clase y condición, llenan las calles de nuestros pueblos y ciudades. Lo hacen para ver de cerca a la Virgen y al Cristo que ya vieron sus abuelos, sus padres y que ahora contemplan sus hijos y los hijos de sus hijos como si fuera la primera vez que lo hacen.


Año tras año en miles de hogares españoles se repite, una vez más, el rito de vestirse con la túnica correspondiente bajo la atenta y emocionada mirada de la abuela o la madre que plena de nostalgia recuerda sus años jóvenes que le permitían estar de pide horas y horas. Se vive el rito con la misma emoción de siempre, con mimo y entusiasmo, salpicado de silencios muy elocuentes. Tiene algo de misterio que el rito no desaparezca con el paso del tiempo.
 
No deja de ser un misterio contemplar a hombres y mujeres que absortos clavan sus ojos en las imágenes de los pasos. Algunos mueven sus labios porque les viene a la boca alguna oración pero los más están en silencio mirando a su Virgen o a su Crucificado. Su plegaria es silenciosa pero esperanzada. Es la plegaria por el hijo enfermo, por el marido en paro, por las ausencias no superadas. Es la plegaria de las soledades de cada cual que no se pueden expresar con palabras pero sí con mirada limpia.
 
Es un misterio que dos mil años después de su muerte y Resurrección, Jesús continúe concitando devoción y esperanza. Es un misterio que un hombre bueno, como le calificaba Enrique Tierno Galván, cambiara el rumbo de la historia atreviéndose a decir y proclamar lo que nadie antes había osado pronunciar. Fue El el primero en la historia de la Humanidad el que despreció el ojo por ojo y abogó por el perdón . Fue El, el primero que se enfadó, y mucho, con los sepulcros blanqueados y fue El el primero en evitar la lapidación de una mujer. "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra", dijo y salvó a María Magdalena. El fue el primero que sintió compasión por los ciegos y los leprosos. El primero en estar dispuesto a sufrir y morir incluso por sus enemigos. ¿Cabe mayor misterio que semejante bondad?.
 
Muchos, muchísimos le ignoran, incluso hacen mofas de su figura pero su misterio, el misterio de la excelsa bondad, pervive 2.000 años después en los sacrificados cofrades, en la emoción de las plegarias silenciosas, en los miles de hombres y mujeres que sin nada a cambio entregan su vida a los demás en lugares lejanos y peligrosos y en ese rito entrañable y familiar de vestirse de nazareno bajo la atenta mirada de quienes antes lo hicieron por ellos. Si no es misterio que un Hombre cambiara el rumbo de la historia que venga Dios y lo vea y nunca mejor dicho.
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