Sánchez tiene que dimitir

Aldama tiró finalmente de la manta. Tras unas semanas en la cárcel por el caso de los hidrocarburos, pactó con el fiscal una declaración a cambio de su salida de prisión. El conseguidor no decepcionó. Apuntó al propio Sánchez, de quien dijo que le conocía y que se hizo la famosa foto en agradecimiento a unas gestiones suyas relacionados con unos negocios en México. Ese primer cartucho deja en muy mal lugar al presidente, quien negó por activa y por pasiva conocerle. Asimismo, reveló la entrega de sobres con cientos de miles de euros a Ábalos -entonces número 2 del PSOE y todopoderoso ministro de Transportes- a Koldo, y a Santos Cerdán, un hombre muy próximo a Sánchez, tanto como que hizo de mediador ante Puigdemont para conseguir la investidura y para negociar la polémica Ley de Amnistía. Se trata de unas acusaciones que, de ser ciertas, dejan muy comprometidos a los citados, dos de ellos ya imputados por la Justicia.

 

El hombre que estaba en todas las salsas también apuntó a Begoña Gómez, señalando que se reunió con la ministra Teresa Ribera para ver de qué forma podían hacer negocios a cuenta de la España vaciada, para lo cual contaban con Wakalua, una empresa del entonces CEO de Globalia, Javier Hidalgo, beneficiado luego por el Gobierno con el rescate de Air Europa.

 

Su declaración también ha puesto en apuros al Gobierno en lo referente a la visita en plena pandemia de Delcy Rodríguez al asegurar que Sánchez conocía ese viaje pese a que la vicepresidenta de Venezuela no podía acceder al espacio Schengen por las sanciones europeas. Aldama ha reseñado que "todos" en el Gobierno sabían que la venezolana venía a Barajas, que él mismo advirtió de la sanción europea y que Ábalos le dijo a la mandataria suramericana que no iba a haber problemas. "No fue un viaje sorpresa", ha aseverado, contradiciendo una vez más a Sánchez, quien primero dijo desconocer el viaje y después señaló que la visita no se produjo porque no se la dejó bajar del avión.

 

Si lo que declaró Aldama es relevante, seguramente lo que calla es determinante. "Si hablo cae todo el PSOE" parece que dijo antes de comparecer ante el juez. Y no es para menos porque asegura que tiene pruebas de todo lo dicho. Pedro Sánchez se ha limitado a negarlo y ha tildado a Aldama, con menosprecio, de "personaje" que basa su defensa en "la mentira". ¿Hasta cuándo va a resistir su estrategia de negar todo, de que es un bulo y que no hay caso? Sánchez sabe que vive en el lodo -no en el de Valencia, que no pisó- sino en  el de la corrupción. 

 

Hace tiempo que ya no cabe hablar de 'caso Koldo' porque estamos ante el 'caso PSOE' o el 'caso Sánchez'. Si el presidente tuviera un mínimo de decencia presentaría la dimisión, pero como no tiene escrúpulos tratará de aferrarse al sillón de la Moncloa porque sabe que si lo deja estará más cerca del banquillo de los acusados. Sin embargo, ya no es una cuestión de resistir; estamos ante uno de los mayores casos de corrupción y Sánchez no es digno de representar a España ni a los españoles. No le queda más salida que renunciar.