Sánchez, acorralado
La Audiencia Provincial de Madrid ha dado su respaldo al juez Juan Carlos Peinado para que siga investigando a la mujer de Pedro Sánchez al ver indicios de delitos de tráfico de influencias y corrupción en sus negocios. Es decir, Begoña Gómez está imputada pese a los intentos deliberados del presidente del Gobierno por taparlo, lo que pone al inquilino de La Moncloa en una situación insostenible.
Sánchez está acorralado y esta vez tiene muy difícil sortear los problemas y salir airoso. Un político que llegó al poder mediante la censura al Gobierno de Rajoy defendiendo que iba a luchar contra la corrupción con total transparencia se ve rodeado ahora por lo peor de la corrupción, empezando por los oscuros negocios de la señora 'presidenta', y siguiendo por las sospechosas actuaciones de su mano derecha, Ábalos, de Illa, su ministro durante la pandemia, de Armengol en Baleares y de su actual ministro Victor Torres, durante su mandato como presidente de Canarias.
Cuando la oposición le exige explicaciones, como es su deber, lejos de darlas, tira de argumentario para acusarles de lanzar fango, sin querer darse cuenta de que quienes chapotean en el fango son los que decían que venían para regenerar la democracia. Vaya broma de mal gusto, tratándose de un Gobierno que ha tomado por asalto las principales instituciones del Estado. De momento se le resisten los jueces. Unos investigando valientemente la corrupción socialista, otros luchando contra la amnistía por defender el Estado de derecho.
Por si este panorama no fuera poco, hay que añadir que Sánchez no puede gobernar ni aprobar leyes porque sus compañeros de gabinete o sus socios se las tiran abajo. Hasta ahora es una legislatura improductiva y parece que va a seguir siendo así, salvo la ley de Amnistía, que ésta si se ha aprobado porque beneficia a Puigdemont y al resto de independentistas golpistas, además de permitirle al propio Sánchez seguir en el poder.
En el plano internacional se enfrenta con Israel -única democracia de Oriente Próximo- a quien acusa de Estado genocida para regocijo de los terroristas de Hamás, a quienes premia con el reconocimiento del Estado palestino sin tener el respaldo de la UE. Y abre una crisis con Argentina, país hermano, rasgándose las vestiduras por un comentario del presidente Milei, después de que ministros españoles le tacharan de fascista y de drogadicto.
Estrechando el cerco político, Feijóo acusa a Sánchez de conocer la imputación judicial de su mujer y haberla tapado con el numerito de los cinco días de reflexión. Con toda lógica, el líder del PP reclama elecciones anticipadas ya para "acabar con esto", pero Sánchez se enroca. ¿Cuánto podrá resistir más? ¿Qué hará cuando el juez Peinado cite a Begoña Gómez como imputada por corrupción? En un caso así, cualquier demócrata se apresuraría a presentar su dimisión. ¿Lo hará Sánchez? Por salud democrática debería hacerlo, aunque se vaya en el Falcon a la República Dominicana.
![[Img #155914]](https://madridpress.com/upload/images/05_2024/5035_pedro-sanchez.jpg)
Sánchez está acorralado y esta vez tiene muy difícil sortear los problemas y salir airoso. Un político que llegó al poder mediante la censura al Gobierno de Rajoy defendiendo que iba a luchar contra la corrupción con total transparencia se ve rodeado ahora por lo peor de la corrupción, empezando por los oscuros negocios de la señora 'presidenta', y siguiendo por las sospechosas actuaciones de su mano derecha, Ábalos, de Illa, su ministro durante la pandemia, de Armengol en Baleares y de su actual ministro Victor Torres, durante su mandato como presidente de Canarias.
Cuando la oposición le exige explicaciones, como es su deber, lejos de darlas, tira de argumentario para acusarles de lanzar fango, sin querer darse cuenta de que quienes chapotean en el fango son los que decían que venían para regenerar la democracia. Vaya broma de mal gusto, tratándose de un Gobierno que ha tomado por asalto las principales instituciones del Estado. De momento se le resisten los jueces. Unos investigando valientemente la corrupción socialista, otros luchando contra la amnistía por defender el Estado de derecho.
Por si este panorama no fuera poco, hay que añadir que Sánchez no puede gobernar ni aprobar leyes porque sus compañeros de gabinete o sus socios se las tiran abajo. Hasta ahora es una legislatura improductiva y parece que va a seguir siendo así, salvo la ley de Amnistía, que ésta si se ha aprobado porque beneficia a Puigdemont y al resto de independentistas golpistas, además de permitirle al propio Sánchez seguir en el poder.
En el plano internacional se enfrenta con Israel -única democracia de Oriente Próximo- a quien acusa de Estado genocida para regocijo de los terroristas de Hamás, a quienes premia con el reconocimiento del Estado palestino sin tener el respaldo de la UE. Y abre una crisis con Argentina, país hermano, rasgándose las vestiduras por un comentario del presidente Milei, después de que ministros españoles le tacharan de fascista y de drogadicto.
Estrechando el cerco político, Feijóo acusa a Sánchez de conocer la imputación judicial de su mujer y haberla tapado con el numerito de los cinco días de reflexión. Con toda lógica, el líder del PP reclama elecciones anticipadas ya para "acabar con esto", pero Sánchez se enroca. ¿Cuánto podrá resistir más? ¿Qué hará cuando el juez Peinado cite a Begoña Gómez como imputada por corrupción? En un caso así, cualquier demócrata se apresuraría a presentar su dimisión. ¿Lo hará Sánchez? Por salud democrática debería hacerlo, aunque se vaya en el Falcon a la República Dominicana.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.167