Argentina sale del déficit a costa de un doloroso recorte de gastos

 

En alocución televisiva, y no por comunicado de prensa como es tradicional, el presidente de Argentina, Javier Milei, rindió cuentas al país sobre su gestión económica en los cuatro meses que lleva en el poder.

 

El superávit financiero fue el corazón de un discurso de 16 minutos desde la Casa Rosada, ya que es el primero de este tipo para un trimestre desde 2008.

 

“Quiero anunciar que el sector público nacional registró en marzo un superávit financiero superior a los 275.000 millones de pesos (315,4 millones de dólares) logrando, después de más de 20 años, un superávit financiero del 0,2 del PBI durante el primer trimestre”, reveló el mandatario al calificarlo de “hazaña histórica”.

 

Se trata del primer trimestre con superávit financiero desde 2008, que logró a punta de encender su polémica “motosierra” de gastos que, si bien puede satisfacer al Ejecutivo, es difícil de digerir para los ciudadanos del común.

 

El superávit financiero se refiere al superávit primario más lo que se pague en intereses de deuda. El superávit primario se genera cuando los ingresos del sector público son mayores que los gastos. Estos son indicadores seguidos de cerca por el mercado financiero, ya que reflejan la capacidad de un país para honrar sus compromisos financieros.

 

En el primer trimestre del año, los ingresos totales del sector público de Argentina fueron de 6,1 billones de pesos, que provienen de recaudo de impuestos, derechos de exportación e importación y aportes a la seguridad social.

 

Los gastos, en tanto, fueron de 5,5 billones, que se dividen en prestaciones de seguridad social, salarios públicos y programas sociales, entre otros. La resta entre ingresos y gastos da como resultado un superávit de más de 600.000 millones de pesos (unos 716 millones de dólares al cambio oficial).  

 

El presidente Javier Milei se jactó de que su Gobierno está controlando con éxito el despilfarro del gasto público y advirtió a la población que no espere una salida de la recesión "de la mano del gasto público".

 

Milei asumió el cargo en diciembre prometiendo implementar un plan de choque económico en un intento por reducir la inflación de tres dígitos y revertir una prolongada crisis económica marcada por el constante deterioro del peso y la creciente pobreza.

 

Como parte de las medidas que han llevado al superávit, el Gobierno eliminó algunos subsidios estatales en energía y transporte, cerró varios ministerios, paralizó proyectos de infraestructura y despidió a miles de trabajadores estatales.

 

Esta metodología para recuperar el prometido equilibrio en las cuentas públicas le supuso al Ejecutivo de Javier Milei fuertes tensiones con los gobernadores de las provincias, muchos de quienes recurrieron a la Justicia para demandar las medidas de ajuste.