Sumar Sanchismo+Podemos = Gobierno de lumpen
El lumpen es la acertada definición de Marx de un grupo social integrado por vagos y caraduras, que en las clases bajas llamó lumpenproletariado y en las clases altas, me permití retratarlos en mis Xenias (1986), así: “Lumpenburguesía es la jet set en lenguaje marxista”. En el fondo, estos vagos y maleantes, no son más que agentes bonapartistas.
Lean al propio Carlos Marx en “El 18 de Brumario de Luis Napoleón Bonaparte” (1852). Sic: “Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora“.
Pocas actualizaciones hay que hacer a esta fauna urbana diversa y dispersa, para saber quiénes son, a día de hoy. Acaso aclarar algunas palabras, como “roué”, que se podría traducir como pícaro o taimado, y muy parecidos serían los “lazzaroni”, traducible como truhanes, pícaros o rufianes. Y es lo que son, si no son directamente “dueños de burdeles”, están emparentados de cerca con tan distinguidas familias. Abundan también los escritorzuelos y organilleros, como los faranduleros de “la ceja”, que han intentado repetir, ya sin ningún fuelle, poco antes de las Elecciones Generales, en el Círculo de Bellas Artes, en un acto “Contra una Convivencia Censurada”. ¿A qué censura se refieren? ¿A la de Iceta contra el documental “El Autócrata”, de Carlos Hernando? que no se puede exhibir en los cines, pero corre como la pólvora en las redes sociales. Autócrata, por cierto, que todos sabemos quién es: el jefe de Miquel Iceta.
Todos estos roués y lazzaroni tramposos se han arreglado muy bien la vida, con dinero de fétido origen, como la tiranía venezolana, o la de los ayatollás. Dinero que puede destinarse a la compra de viviendas de lujo, a la financiación, en España, de partidos promovidos por narcodictaduras, etc. Efectivamente, todo ello recuerda, y mucho, a Luis Napoleón Bonaparte, un golfo que después se coronaría como Napoleón III. El cual, al estilo de los actuales autócratas bananeros, que tan buenas migas hacen con el Sanchismo, Podemos y Sumar, ganó unas elecciones a finales de 1848, para después dar un autogolpe en 1851, seguido de varios plebiscitos que culminarían en la transformación de la República en “Imperio” (autocracia).
El ejército de ese vividor era el lumpen, al que Marx aborrecía hasta la náusea, al igual que al propio Napoleón III. Esta gente sin escrúpulos se puede comprar con toda facilidad, porque se vende al mejor postor. Su único objetivo, como diría Marx, es “beneficiarse a costa de la nación trabajadora”, igual que los especímenes de hoy, especialistas en “orquestar conflictos” que nada tienen que ver con la lucha de clases, tal como la entendían Marx y Engels. Promover la división entre los sexos, políticas “ecologetas” destinadas a colapsar la economía, destrucción de la cultura occidental, precisamente porque es una cultura de libertad, un comunitarismo indígena en el que quieren ver un comunismo originario, cuando el comunismo de Marx sólo vendría después de un alto desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, es todo lo contrario de una economía de subsistencia. En resumen, son timadores, lacayos de los nuevos bonapartistas, sus amos: la lumpenburguersía globalista de Davos.
Emilio Suñé Llinás es Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
Lean al propio Carlos Marx en “El 18 de Brumario de Luis Napoleón Bonaparte” (1852). Sic: “Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora“.
Pocas actualizaciones hay que hacer a esta fauna urbana diversa y dispersa, para saber quiénes son, a día de hoy. Acaso aclarar algunas palabras, como “roué”, que se podría traducir como pícaro o taimado, y muy parecidos serían los “lazzaroni”, traducible como truhanes, pícaros o rufianes. Y es lo que son, si no son directamente “dueños de burdeles”, están emparentados de cerca con tan distinguidas familias. Abundan también los escritorzuelos y organilleros, como los faranduleros de “la ceja”, que han intentado repetir, ya sin ningún fuelle, poco antes de las Elecciones Generales, en el Círculo de Bellas Artes, en un acto “Contra una Convivencia Censurada”. ¿A qué censura se refieren? ¿A la de Iceta contra el documental “El Autócrata”, de Carlos Hernando? que no se puede exhibir en los cines, pero corre como la pólvora en las redes sociales. Autócrata, por cierto, que todos sabemos quién es: el jefe de Miquel Iceta.
Todos estos roués y lazzaroni tramposos se han arreglado muy bien la vida, con dinero de fétido origen, como la tiranía venezolana, o la de los ayatollás. Dinero que puede destinarse a la compra de viviendas de lujo, a la financiación, en España, de partidos promovidos por narcodictaduras, etc. Efectivamente, todo ello recuerda, y mucho, a Luis Napoleón Bonaparte, un golfo que después se coronaría como Napoleón III. El cual, al estilo de los actuales autócratas bananeros, que tan buenas migas hacen con el Sanchismo, Podemos y Sumar, ganó unas elecciones a finales de 1848, para después dar un autogolpe en 1851, seguido de varios plebiscitos que culminarían en la transformación de la República en “Imperio” (autocracia).
El ejército de ese vividor era el lumpen, al que Marx aborrecía hasta la náusea, al igual que al propio Napoleón III. Esta gente sin escrúpulos se puede comprar con toda facilidad, porque se vende al mejor postor. Su único objetivo, como diría Marx, es “beneficiarse a costa de la nación trabajadora”, igual que los especímenes de hoy, especialistas en “orquestar conflictos” que nada tienen que ver con la lucha de clases, tal como la entendían Marx y Engels. Promover la división entre los sexos, políticas “ecologetas” destinadas a colapsar la economía, destrucción de la cultura occidental, precisamente porque es una cultura de libertad, un comunitarismo indígena en el que quieren ver un comunismo originario, cuando el comunismo de Marx sólo vendría después de un alto desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, es todo lo contrario de una economía de subsistencia. En resumen, son timadores, lacayos de los nuevos bonapartistas, sus amos: la lumpenburguersía globalista de Davos.
Emilio Suñé Llinás es Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
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