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ANTONIO P. HENARES
Martes, 27 de Junio de 2023

La marca del mentiroso

¿Qué es lo último que hace el mentiroso? Lo sabemos todos porque todos lo hemos sufrido en alguna ocasión: acusar de mentir a todos los demás. Ese es Sánchez hoy y esa es su desesperada estrategia para intentar engañar de nuevo a todo un país.

 
No hay marca que delate más que esa al mendaz que, pillado una y otra vez en mentira, al verse perdido y como única forma de intentar escapar, encampanado, ofendido y bravucón nos acusa a todos los demás de mentir.
 
Es lo que está haciendo y dice que va a seguir haciendo buscando salvar el colchón por todas las teles, todas las radios y hasta montándose un plató a medida en el que se trasmuta en "incisivo entrevistador" que hace preguntas a sus ministros para que le den jabón.
 
Piensa que con ello puede hasta romper el viejo axioma de que se puede engañar a algunos, hasta a muchos, una vez y hasta dos o tres, pero que no puede engañarse siempre y a todos.
 
Sánchez, que ya lleva un tiempo en la fase, otro síntoma de egolatría y ambición, en que se cree sus propias mentiras, considera que puede borrarnos la memoria, hasta la más inmediata y hasta el hecho de haber manifestado ya un profundo rechazo por él en el voto de hace tan sólo un mes, que no llegará ni a dos cuando volvamos a las urnas.
 
Mintió a los españoles, comenzando por los votantes y afiliados de su partido, el PSOE, desde el día uno y seguirá mintiendo hasta su final. En su trayectoria, el verdadero milagro ha sido pillarlo diciendo una verdad o dando cumplimiento a una promesa.
 
Ahí están sus pactos, con todos aquellos a lo que dijo negarse, desde la extrema izquierda, a los separatistas, con parada y fonda en Bildu y a Bildu, renegado chulescamente para la posteridad "¿Cuantas veces quiere que se lo diga?"; ahí quedan sus indultos a los sediciosos, eliminando incluso el delito por si querían volver a intentarlo de nuevo y sus obscenos manoseos de la Justicia "¿Y al fiscal general quien lo nombra? Pues eso", (aderezado con sonrisilla) y la conculcación de normas, modos y leyes y hasta de la Constitución. Dos veces, pero a toro pasado y sin remedio, se consideraron inconstitucionales en fondo y método sus decretos.
 
Ahora ha repescado a Zapatero de sus trabajos como testaferro intelectual y adelantado de los regímenes bolivarianos y lo ha convertido en su adalid y portaestandarte. A aquel ZP que dejó a España en la angustia y la quiebra económica, el que abrió la espita del odio político, enterrando la Reconciliación y los consensos de la Transición, el que cuestionó nuestra propia Nación y su unidad ("discutida y discutible") y el que apadrinó a los podemitas que luego Sánchez, su ya más aventajado seguidor y ahora jefe supremo, elevó a socio de gobierno y consintió, acunó y convirtió en leyes, con atroces consecuencias, sus delirios liberticidas y sectarios.
 
Es Zapatero quien le abre la senda del perdedero por el que escaparse, no hay que llamarle a eso mentiras, "son cambios de opinión" y es Sánchez, el gran mentiroso, quien repite de inmediato y como mantra que es una víctima del odio, la calumnia y la mentira y acusa a la pérfida derecha, los perversos empresarios y, muy en particular los medios de comunicación de sus males: "La derecha mediática me odia e inocula veneno" para concluir en otra victimista y obvia falsedad "Cuando uno enciende la televisión y ve algunas tertulias se pregunta: ¿dónde están los progresistas?".
 
Lo dice la misma boca y el mismo puño que ha controlado, como nunca ni nadie, y sectarizado hasta el paroxismo a los medios públicos y que ha gozado de favor de los canales afines o sumisos hasta ejercer una absoluta hegemonía y convertir en tantas ocasiones la información en propaganda y la opinión en agitación gubernativa. Y ello aparte de sus homilías y sermones sin límite de tiempo ni mesura en autobombo que nos endiñaba a su antojo.
 
Pues aquí lo tenemos, el mentiroso clamando contra la mentira y al que dicta los telediarios quejándose de que no le dan el jabón que debieran. ¿Y saben en realidad que es lo que nos está viniendo a decir? Pues que el 29 de mayo hemos votado mal, que somos malos y gentes descarriadas y que debemos volver a su redil y arrepentirnos por haber hecho tal cosa. Que bueno, que a los que han perdido por su culpa pues enterrados queden pero que lo salvemos a él. Que luego, ya si eso volverá a hacer lo mismo, pactar con los mismo y a mentirnos a todos y siempre de nuevo. Que es Sánchez y que otra cosa no puede hacer.
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