El PSOE, como Netflix
La industria de la televisión está viviendo una metamorfosis kafkiana. Por un lado, Netflix se ha unido a los de ‘Sálvame’ para hacer un ‘reality’ con el objetivo de diferenciarse de su competencia y, por otro, el PSOE ha lanzado un ‘talk show’ político para parecerse más a sus camaradas caribeños que a ellos mismos.
A la misma velocidad a la que la cuota de pantalla anda haciendo estragos en algunos ‘mass media’, los estudios electorales de las grandes empresas muestran la pérdida de credibilidad del Partido Socialista. Y, unos y otros, medios y políticos, ya no saben bien lo que hacer para aparentar que están ‘on fire’ e innovando, cuando realmente solo están copiando, a toda prisa, lo peor de unos formatos que llevan agonizando hace ya unos cuantos años.
Es decir, que por un lado Netflix, para ganar audiencia, está imitando a las televisiones convencionales para atraer a su plataforma a los telespectadores más acostumbrados al mando a distancia y a los intermedios que al ‘streaming’ y, por otro, el PSOE, para recuperar a sus votantes, se le ha ocurrido la brillante idea de hacer un ‘talk show’ más propio de la caspa televisiva venezolana que de la nueva realidad audiovisual multimedia.
Así que unos y otros están tristemente sometidos a la turbia dictadura que anda detrás de la farsa, de la ‘fake’ y del ‘clickbait’. Y ambas marcas están llegando a modificar su propia naturaleza solo por incrementar la pasta o la casta, olvidando por completo la lealtad hacia ellos mismos y a los ‘followers’ que les quedan.
Por eso Netflix y el PSOE están como están, perdiendo adeptos al mismo ritmo al que van pasando las hojas en el calendario. Pero es lo que tiene venderse, a base de ‘views’ y de votos, al mejor postor. Que al final pierdes tu propia esencia. Y al mismo tiempo que piensas que te estás renovando, te vas muriendo en el intento.
A la misma velocidad a la que la cuota de pantalla anda haciendo estragos en algunos ‘mass media’, los estudios electorales de las grandes empresas muestran la pérdida de credibilidad del Partido Socialista. Y, unos y otros, medios y políticos, ya no saben bien lo que hacer para aparentar que están ‘on fire’ e innovando, cuando realmente solo están copiando, a toda prisa, lo peor de unos formatos que llevan agonizando hace ya unos cuantos años.
Es decir, que por un lado Netflix, para ganar audiencia, está imitando a las televisiones convencionales para atraer a su plataforma a los telespectadores más acostumbrados al mando a distancia y a los intermedios que al ‘streaming’ y, por otro, el PSOE, para recuperar a sus votantes, se le ha ocurrido la brillante idea de hacer un ‘talk show’ más propio de la caspa televisiva venezolana que de la nueva realidad audiovisual multimedia.
Así que unos y otros están tristemente sometidos a la turbia dictadura que anda detrás de la farsa, de la ‘fake’ y del ‘clickbait’. Y ambas marcas están llegando a modificar su propia naturaleza solo por incrementar la pasta o la casta, olvidando por completo la lealtad hacia ellos mismos y a los ‘followers’ que les quedan.
Por eso Netflix y el PSOE están como están, perdiendo adeptos al mismo ritmo al que van pasando las hojas en el calendario. Pero es lo que tiene venderse, a base de ‘views’ y de votos, al mejor postor. Que al final pierdes tu propia esencia. Y al mismo tiempo que piensas que te estás renovando, te vas muriendo en el intento.
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