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EMILIO SUÑÉ
Domingo, 11 de Junio de 2023

El fiasco de las primarias

En el anterior artículo me referí a este gran fracaso, que hay que revertir, de las primarias “a la española”, es decir, fuera de contexto. Al día siguiente de publicarlo, Pedro Bofill incidía en este aspecto, en la entrevista que le hicieron en La Trece, lo que me hace ver que bastante gente pensamos lo mismo y ya nos atrevemos a verbalizarlo.


De entrada, el sistema constitucional de los EE.UU. y el español, no tienen nada que ver, más allá de su carácter de Democracias. De entrada, los Estados Unidos son una república federal de carácter presidencialista, mientras que España es una Monarquía parlamentaria, en el marco de un Estado unitario descentralizado. Ello implica que en USA hay que elegir a un Presidente que tiene un inmenso poder, por mil razones, entre ellas que es a la vez Jefe de Estado y Jefe de Gobierno. El Presidente tiene legitimidad democrática propia y no derivada del Parlamento, porque es un cargo de elección popular. Por eso, los dos grandes partidos presentan un solo candidato cada uno a la elección, al que no designan directamente las bases, sino que lo hacen a través de compromisarios, y además, en un sistema muy complejo en el que, dependiendo de cada Estado, y hasta partido, pueden votar sólo militantes, o también simpatizantes. Nunca es una votación directa en el seno del correspondiente partido, sino que en cada uno los Estados Unidos, se eligen compromisarios, bien a partir de primarias en el propio Estado, bien por el sistema mucho más antiguo de asambleas o “caucus”. Al final, son los compromisarios de cada Estado, los que designan al candidato a Presidente en una Convención Nacional, fácilmente si hay una mayoría clara, y si no, pueden negociar y acabar eligiendo a otro candidato distinto del comprometido. Además, cuando se negocia, pueden intervenir, con derecho a voto, los denominados “superdelegados”, o delegados nombrados directamente por el partido, de entre sus notables (ex Gobernadores, ex Presidentes, etc.)
 
Como pueden observar, nada que ver con el sistema español. Las primarias, en una República presidencialista, como la de USA, son la forma de designar al candidato de cada partido, que luego será Presidente, o no, en función de los resultados del voto popular. Y desde luego, el Presidente electo (en votación democrática), tiene una prerrogativa mucho más amplia que la del Presidente del Gobierno de España, cuya legitimidad democrática no deriva del pueblo, sino de una mayoría en el Congreso, que cabe pactar entre diversas fuerzas parlamentarias, hasta el punto de que nada impediría, sobre el papel, que SM el Rey propusiese y el Congreso designara como Presidente del Gobierno, a una persona que ni siquiera fuese Diputado. En un sistema parlamentario, como el español, lo único que importa es sumar la mayoría necesaria, cualquiera que sea el procedimiento para ello. Por eso, cuando alguien propone que gobierne siempre el líder del partido más votado, demuestra que, o no sabe cómo funciona un sistema parlamentario, o que para él los Diputados son meros peones de brega del líder del partido.
 
Que el Presidente del Gobierno de España tiene mucho menos poder constitucional que el presidente de los EE.UU., es indudable; pero también lo es que un líder de partido, elegido en primarias, tiene un poder que el Presidente de los EE.UU. no puede ni soñar, y es que en España él hace las listas, e indirectamente decide quiénes serán o no Diputados. En cambio en USA, los Representantes los elige directamente el pueblo en circunscripciones uninominales. A diferencia de España, la gente sabe quién es “su” Representante, que normalmente no sigue directrices de partido, si ello le enfrenta con sus electores. Por eso, los candidatos a Congresista o Senador, de cada uno de los grandes partidos, se designan también en primarias, al revés que en España, donde tiene más poder quien hace las listas, que el pueblo mismo. Por ello, en España, el partido no puede ni toser a un líder elegido por los militantes en primarias. En consecuencia, con primarias a la española las estructuras de partido colapsan. Únicamente importa la relación entre la militancia y su líder. Es cesarismo en estado puro.
 
 
Emilio Suñé Llinás es Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
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