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EMILIO SUÑÉ
Domingo, 04 de Junio de 2023

Socialismo liberal vs. frentepopulismo

Cuando publiqué mi libro “La Sociedad Civil en la Cultura Postcontemporánea” (1998), dejé claro que Liberalismo y Socialismo, bien entendidos, son ideas complementarias y no contradictorias. Por eso abogué por una “reconciliación constructiva” entre ambos.


Decir algo así no era habitual hace 25 o 30 años, porque pese a sus políticas de centro-izquierda primaba en el PSOE un discurso netamente izquierdista, acaso porque su dirigencia moderada tenía que contentar no sólo con las mieles del poder, sino también con el discurso, a unas bases más radicales, que llevaron a Felipe González a la dimisión, por el tema del marxismo. En la época, sólo recuerdo haber oído a un profesor de Filosofía del Derecho definirse como “socialista liberal”, entre las sonrisas burlonas de sus compañeros de asignatura y de partido. Entonces estaba yo en el Foro de Punset, la Fundación, no el Partido, de cuyo fracaso avisé. Con mi mala costumbre de anticiparme demasiado a las cosas, dije: “Si el gran ideal del Liberalismo democrático es la libertad, ha de ser una libertad para todos, lo que supone unos niveles razonables de igualdad social. En idéntico sentido, el Socialismo democrático pone el acento en la igualdad material, pero sólo hasta cierto punto, aquél en el cual el excesivo reforzamiento del poder del estado acaba resultando letal para la libertad civil. Ni la tendencia que centra el mal en la sociedad y el bien en el estado, ni aquella otra que ve el bien en la sociedad y el mal en el estado, son sostenibles, salvo demagógicamente”.
 
Por desgracia la demagogia se impuso, alentada por este gran fracaso -que hay que revertir- de las primarias “a la española”, es decir, fuera de contexto, de lo que hablaré otro día. Esa pésima idea facilitó que el primer plano de la política fuese ocupado por chiquilicuatres como ZP, Sánchez, o Casado en el PP. También por eso, en época de ZP, escribí un artículo que llevaba rumiando desde hacía tiempo: “La Demagogia o el Rapto de la Democracia” (2009), inserto en el libro por mí coordinado “Filosofía Jurídica y Política de la Nueva Ilustración”, donde hablaba de compra de votos con cargo al erario público. ¿Os acordáis de la pedrea de los 400 euros de Zapatero?, pues ni más ni menos que “la paguita” de ese personajillo siniestro, que ha usurpado al PSOE hasta el nombre de su Fundador, o de este impostor, enfermo de egolatría, llamado Sánchez, que compra a los jóvenes videojuegos, o a los viejos entradas para el cine. Romanones, a su lado, era un pobre inocentón que pagaba los votos de su bolsillo. Quien en el Comité Federal del PSOE puso una urna entre bambalinas, es el que después del escándalo de los votos por correo convoca las elecciones en un puente veraniego.
 
Pedro Bofill me invitó al acto del pasado jueves, organizado por el Colectivo Fernando de los Ríos, donde la gente vinculada al PSOE de la Transición, y no al frentepopulismo sanchista, era mayoritaria, pero también estábamos personas no afiliadas a partido alguno. Pedro Bofill hizo una apología del Socialismo liberal y Nicolás Redondo no se cortó un pelo al arremeter contra las políticas frentistas de Sánchez, cuyos pésimos resultados electorales habían sido meticulosamente analizados por el Catedrático José Antonio Díaz. Quedó muy claro que la política de bloques, basada en la schmittiana dialéctica amigo/enemigo, no conduce a nada bueno. El respeto al adversario (no enemigo) y el consenso con él en las cosas básicas, es lo característico de los auténticos demócratas. Al acto asistieron varios exministros del PSOE, dos expresidentes autonómicos, gente de lo más relevante en UGT, como Cándido Méndez, etc. Algunos se preguntaban dónde estaban González y Guerra, que no era allí, pero tampoco ausentes. Alfonso Guerra, el mismo jueves, publicaba un artículo, “El Embrollo Electoral”, nada amable con Sánchez, donde significativamente, él mismo hace encomio del Socialismo liberal. En el texto aflora que es consciente del peligro que tiene Sánchez, quien intentará salir airoso y llevar al PSOE a una deriva sin retorno. Felipe, mientras, estaba reunido con un peso pesado de su partido tan importante como García-Page y también con Lambán. Atentos.
 
 
 
Emilio Suñé Llinás es Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
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