Lunes, 08 de Septiembre de 2025

Actualizada Lunes, 08 de Septiembre de 2025 a las 08:25:21 horas

DAVID LAVILLA
Lunes, 22 de Mayo de 2023

Comprando votos

Dice Yolanda Díaz que cuando haya alerta meteorológica, y caigan del cielo tres o cuatro gotas más de lo normal, no vamos a tener que ir a trabajar. Así que, bien por el karma, o bien por dejarnos sobornar, la situación económica actual es la que merecemos. No hacen falta más explicaciones sobrenaturales. E irnos mucho más allá.

 
Y sí, existen varias formas de comprar un voto. Una, de forma directa, como lo que parece que está ocurriendo ahora en Melilla o lo que pasó en su momento en Andalucía y, la otra, de forma más indirecta o sibilina, como lo que está pasando en pleno siglo veintiuno, tratando al ciudadano como una mercancía.
 
Porque ahora resulta que a los pensionistas, después de haberles ninguneado en la pandemia, les van a conceder el privilegio de poder ir al cine por dos euros una vez a la semana. Pero no solo a los mayores les están tratando de sobornar, también a los jóvenes los están cosificando; y les van a seguir educando a base de bonos para comprarse videojuegos en vez de tratar de ayudarles a emprender. Incluso, además, dicen que les van a financiar los viajes en tren en vez de ofrecerles ayuda para seguir formándose con el objetivo de ser más productivos y poder pagarse los viajes ellos mismos gracias a su trabajo y no a la condescendencia de un Gobierno que está más cercano al chavismo y a la vagoneta que a la cultura de la mejora y del esfuerzo.
 
Pero la cosa no queda ahí, porque la izquierda más carroñera está tratando de prometer lo que es imposible cumplir para seguir viviendo de la mansedumbre de la gente. Y han prometido decenas de miles de casas de papel -como las ofrecidas en la isla de La Palma al estallar el volcán-, un autobús de alta velocidad en la capital al más puro estilo Chitty Chitty Bang Bang -porque ya lo va a pagar Rita-, calles verdes como praderas en pleno casco urbano y hasta dicen que los madrileños van a poder aparcar el coche en menos de diez minutos en esa campiña inglesa que pretenden hacer de la ciudad.
 
Sí, obvio. Todo son mentiras y promesas imposibles de cumplir más propias del caciquismo de Don Margarito que de un progresismo honesto y real. Además, para hacerlo mucho más chabacano e inmoral, van imponiendo su relato de miedo y desgracia a cambio de la falacia del bienestar y de la seguridad justo como se hace en el populismo barato. Comprando votos.
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