Consejos para una vida estable desde el punto de vista financiero

 

Parece un tema complejo, pero siguiendo algunos consejos es sencillo iniciar el camino hacia un presupuesto personal adecuado.

 

 

Es muy importante hacer un esfuerzo para evitar pagar altos intereses. Por eso, si has contraído varias deudas de alto interés, es recomendable consolidarlas y unificarlas. 

 

Una opción para lograrlo podría ser el obtener un préstamo con mejores condiciones y cancelar con él todas las deudas anteriores. Por ejemplo, con los préstamos en línea a través de PréstamoJusto es posible verificar cuáles son los más adecuados de acuerdo a cada situación financiera.

 

Así, haciendo un intercambio de intereses, es posible llevar una contabilidad más sencilla de las deudas y evitar términos y condiciones que destruyan nuestra capacidad de pagos.

 

Otro problema recurrente es el uso de la tarjeta de crédito. Procura no financiarte con esta herramienta, salvo que estés conforme con las condiciones y los intereses.

 

 

Para conocer y ordenar nuestras finanzas es necesario registrarlas, ya que muchas veces cometemos el error de no llevar una contabilidad de los gastos.

 

Llevar una planilla de los ingresos y las salidas de dinero es una medida útil para poder verificar dónde se están escapando los fondos y así tomar acciones para corregirlo.

 

Si te llevas bien con la informática puedes tener tu presupuesto en Excel. Si, por el contrario, eres una persona más amiga del papel, es recomendable llevar la contabilidad en un cuaderno cuadriculado o en una planilla impresa.

 

 

El consejo más simple y a la vez el más difícil de cumplir.

 

Cuando sientas un gran deseo por hacer una compra, lo primero que tienes que hacer es esperar. El tiempo nos hace reflexionar mejor sobre nuestras necesidades y cómo resolverlas: ¿Realmente necesito el producto o tengo algo en casa que cumple la misma función?

 

Los llamados "gastos hormiga" son muy peligrosos para nuestra economía porque al ser tan pequeños no los notamos.

 

Son esa golosina que compramos a la hora del almuerzo en el trabajo o el café que nos tomamos para salir un rato a la calle. 

 

Obviamente, no está mal darse gustos, pero siempre asegúrate de que vayas a disfrutarlo realmente. Si llegas al mostrador y descubres que estás comprando "por inercia", devuelve el producto y quédate con tu dinero.