Todo este asunto es tan surrealista que sería capaz de superar un texto de André Breton. Pero lo cierto es que está ahí, y que esta actitud es tan bochornosa que no solo excedería cualquier límite cognitivo, sino que todo este embrollo está volviendo a poner a prueba la paciencia mundial.
Y es que los presidentes del llamado “primer orden” parece que están bajo los efectos de un egocentrismo tan descomunal que su sintomatología puede resultar tan perjudicial para ellos mismos como para los demás. Así que si estamos en manos de quienes estamos, ¿qué podemos esperar?
¿Acaso creen que Biden está para algo más que para sacar al perro a mear? Y, si se llega a dar el caso, ¿le podría poner el collar?, ¿llevaría la correa el escolta?, ¿sería la mascota quien lo paseara…? ¿O lo haría Joe? Y yendo a lo más cercano, ¿Pedro sabe hacer alguna cosa distinta a mentir o a mirarse constantemente en el espejo? ¿Macron iría más allá que su colega español? ¿Putin podría ser capaz de dar dos pasos sin tomar medicación?
Justamente por todo esto -ante este gran dislate mundial- solo nos queda aferrarnos a las palabras del propio André Breton. Él decía que toda idea que triunfa suele ir camino de su propia perdición. Y hemos sobrevivido a ideas de personajes con cabezas nucleares mucho peores. O al menos iguales. Solo hagan un poco de memoria histórica. O mejor no.
David Lavilla | Martes, 21 de Febrero de 2023 a las 18:44:38 horas
Estimado Rufino. Querido lector. Ya se ha puesto en evidencia muchas veces el presidente con sus campañas de propaganda. Vivimos el Gobierno de la mentira, porque sus actos no se ajustan a su programa electoral. Insulta con descaro a nuestra inteligencia. Y no le tiembla el pulso. Veremos lo que dicen las próximas elecciones. Ahí mediremos nuestra paciencia. O nuestra ineptitud.
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