La oposición no afloja
Pedro Sánchez había ido retrasando su comparecencia parlamentaria para incluir, en un sólo pleno, la información sobre las cumbres europeas y el espinoso asunto del viraje con Marruecos y el Sahara. Creía que el logro de la "excepción ibérica" con la tarifa eléctrica y la extrema preocupación por las consecuencias de la invasión de Ucrania diluiría el monumental cabreo de "aliados" y oposición de la derecha.
Pero el malestar de la calle, semillero de votos para VOX y el PP según la última encuesta de ayer mismo, era un motivo demasiado goloso como para dar tregua al Gobierno. Si a eso le sumamos el pésimo dato del IPC que ha alcanzado el 9,8%, la cifra más alta desde 1985, el apoyo al decreto que Sánchez presentó ayer a la cámara no será unánime ni incondicional.
Queda un mes para la votación, pero la intervención ayer de Cuca Gamarra, portavoz de Feijoo, de momento, no presagia tiempos fáciles. Acusó a Sánchez de " arruinar a las clases medias y trabajadoras una vez cada diez años" y le exigió conocer las garantías que el Rey de Marruecos le ha dado sobre Ceuta y Melilla.
De nada sirvió la melodramática apelación de Sánchez: "¿Qué más tiene que ocurrir para que respondamos todos unidos?". Su socio, Unidas Podemos, representado por Echenique, defendió exclusivamente sus propuestas incluidas en el decreto como el tope del alquiler. Del resto, reconocieron que habrá que negociar mucho mientras insisten en una subida de impuestos.
Aunque parece que el acuerdo con los camioneros ha devuelto algo de normalidad a los suministros, y las estanterías de los súper dejan de estar vacías, las pésimas cifras de la inflación suponen una merma en los ingresos de las familias y encarecen, sobre todo, la cesta de la compra. Aunque el Consejero de la Comunidad de Madrid no vea pobres por ningún lado, haberlos haylos, y a muchas familias no les llega con el sueldo más que para dos semanas.
Parece que el suministro del gas de Argelia no está en cuestión, de momento, pero a la retirada del embajador se ha sumado el cierre de los vuelos de Iberia y la no aceptación de inmigrantes llegados en patera. Era el coste previsible de la carta a Mohamed VI para sellar las vallas de Ceuta y Melilla.
El logro de Sánchez en Bruselas, consiguiendo la autorización para que el gas no marque la tarifa eléctrica, quedó diluido; así como el acuerdo logrado en la cumbre de presidentes autonómicos, a la que sí asistió Feijoo. La oposición pretende que el decreto se convierta en un proyecto de ley que permita la presentación de enmiendas.
De momento, de apoyos gratis, nada de nada.
Pero el malestar de la calle, semillero de votos para VOX y el PP según la última encuesta de ayer mismo, era un motivo demasiado goloso como para dar tregua al Gobierno. Si a eso le sumamos el pésimo dato del IPC que ha alcanzado el 9,8%, la cifra más alta desde 1985, el apoyo al decreto que Sánchez presentó ayer a la cámara no será unánime ni incondicional.
Queda un mes para la votación, pero la intervención ayer de Cuca Gamarra, portavoz de Feijoo, de momento, no presagia tiempos fáciles. Acusó a Sánchez de " arruinar a las clases medias y trabajadoras una vez cada diez años" y le exigió conocer las garantías que el Rey de Marruecos le ha dado sobre Ceuta y Melilla.
De nada sirvió la melodramática apelación de Sánchez: "¿Qué más tiene que ocurrir para que respondamos todos unidos?". Su socio, Unidas Podemos, representado por Echenique, defendió exclusivamente sus propuestas incluidas en el decreto como el tope del alquiler. Del resto, reconocieron que habrá que negociar mucho mientras insisten en una subida de impuestos.
Aunque parece que el acuerdo con los camioneros ha devuelto algo de normalidad a los suministros, y las estanterías de los súper dejan de estar vacías, las pésimas cifras de la inflación suponen una merma en los ingresos de las familias y encarecen, sobre todo, la cesta de la compra. Aunque el Consejero de la Comunidad de Madrid no vea pobres por ningún lado, haberlos haylos, y a muchas familias no les llega con el sueldo más que para dos semanas.
Parece que el suministro del gas de Argelia no está en cuestión, de momento, pero a la retirada del embajador se ha sumado el cierre de los vuelos de Iberia y la no aceptación de inmigrantes llegados en patera. Era el coste previsible de la carta a Mohamed VI para sellar las vallas de Ceuta y Melilla.
El logro de Sánchez en Bruselas, consiguiendo la autorización para que el gas no marque la tarifa eléctrica, quedó diluido; así como el acuerdo logrado en la cumbre de presidentes autonómicos, a la que sí asistió Feijoo. La oposición pretende que el decreto se convierta en un proyecto de ley que permita la presentación de enmiendas.
De momento, de apoyos gratis, nada de nada.
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