Si, tras la celebración del congreso extraordinario, deja la presidencia de la Xunta de Galicia -refrendada por cuarta vez- y asume la nueva encomienda, su decisión solo podrá interpretarse como resultado de un elevado sentido de la responsabilidad. Porque dejará atrás la navegación a velocidad de crucero de una presidencia regional sustentada en una mayoría parlamentaria para intentar llevar al PP a competir con el PSOE en una carrera electoral en la que la meta --en el mejor de los casos-- sería alcanzar La Moncloa, enclave político en el que sus moradores tienen garantizado continua presión política, ambiental y mediática.
En ese escenario de futuribles, el observador siente curiosidad por el factor humano. ¿Qué lleva a un hombre en la circunstancia vital de Núñez Feijóo --tiene 61 años y la vida hecha-- a meterse en semejante aventura? Dicho de manera más cruda: ¿qué le mueve a dar el paso hacia el avispero político que es Madrid? En su caso, además, con la expectativa de tener varios frentes abiertos. Los derivados de la situación política por la que atraviesa España --con una situación económica que se complica por la recesión y las circunstancias que puedan derivarse de la guerra en Ucrania-- y los propios de la situación interna por la que atraviesa el PP. Un partido en el que llevará su tiempo cerrar heridas para revertir el desconcierto en el que está sumida la militancia tras el brusco descabezamiento de la dirección.
Pero el tiempo es un bien político escaso en fechas en las que el horizonte está ya señalado por nuevas citas electorales. Las elecciones andaluzas antes de fin de año y las municipales dentro de un año. Tiempo escaso para relanzar proyectos y programas y, en el mejor de los casos, recuperar la delantera que los sondeos otorgaban al PP respecto del PSOE hace solo un par de meses. Ahora los socialistas les superan en siete u ocho puntos. Tarea de titanes la que aguarda a Núñez Feijóo tras su decisión.
Rufino Soriano Tena | Martes, 01 de Marzo de 2022 a las 12:28:12 horas
No creo yo que esos siete u ocho puntos de ventaja que atribuido le ha Tezanos al PSOE en los recientes sondeos provengan todos de la precaria actuación de Casado en su espionaje último a Diaz Ayuso. De esos siete puntos alguno provendrá de la habitual simpatía del responsable del CIS hacia el partido del Doctor don Pedro Sánchez, todavía -y no sabemos hasta cuándo- Presidente del Gobierno de España; de esos siete u ocho puntos, repito, alguno puede ser fruto de la sumisa simpatía que dicho he que hay entre esos dos personajes, pero otros puntos, sin duda, sí son atribuibles al desastroso ´modus operandi´ último de don Pablo. Y así se pueden perder elecciones. ¿O no?
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