Casado pierde la cabeza

 

Las filtraciones del caso apuntan a la sede de Génova, que más que interesada en investigar un supuesto caso de corrupción parece que lo está en dañar el prestigio de Ayuso. Se ha apuntado sobradamente que la ojeriza de Casado a Ayuso tendría que ver con el recelo de verse superado por la actual presidenta madrileña. Ayuso arrasó en las elecciones regionales de mayo de 2021, arrastrando al PSOE y al propio Sánchez a la tercera plaza del tablero político. Ayuso ganó porque supo gestionar mejor que el propio Gobierno de la nación la pandemia del Covid-19 y además plantó cara de forma valiente y sin complejos al dúo en el poder Sánchez-Iglesias. A este último le echó de la política en las urnas, que es donde hay que derrotar al adversario. A partir de ahí, Casado ha tratado de torpedear a Ayuso, oponiéndose a una tradición del PP por la que el ganador de unas elecciones regionales debe ser el líder del PP en esa región. 

 

Resulta evidente que Casado tiene celos de Ayuso y parece que la teme, pese a que ella misma ha dicho por activa y por pasiva que no aspira a la presidencia del Gobierno porque dirigir la Comunidad de Madrid la colma políticamente. Pese a ello, la dirección nacional del PP se vuelve a lanzar en tromba contra Ayuso por unas acusaciones sin prueba alguna. Como bien ha respondido Ayuso "no puede haber algo más grave que acusar de corrupción a alguien de la propia casa, con responsabilidades de gobierno, y hacerlo sin pruebas". 

 

Al reabrir esta 'guerra' interna, Casado da alas a sus adversarios políticos, concretamente a Pedro Sánchez, en un momento en que éste viene de perder unas nuevas elecciones regionales que confirman la tendencia a la baja del PSOE y que le puede conducir a ser desalojado de la Moncloa en las próximas elecciones generales. Por ello, los socialistas se frotan las manos con este regalo que les hace Casado, olvidando las sentencias condenatorias de los EREs de Andalucía, el mayor caso de corrupción de la historia, o el hecho que se acaba de conocer de que la empresa del marido de la vicepresidenta Nadia Calviño está cobrando por influir en las comunidades autónomas para que pongan en marcha proyectos vinculados a los fondos europeos que beneficien a sus clientes. Podemos también se regodea, justo el mismo día que el Tribunal Supremo ha dictado sentencia dando un plazo de un mes al Gobierno para aportar los expedientes por los que el entonces vicepresidente y ministro de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, concedió una serie de subvenciones a dedo por más de 26 millones de euros en noviembre de 2020.

 

A su inexplicable rechazo a negociar con Vox un Gobierno de coalición en Castilla y León pese a que los resultados del 13-F fuerzan al PP a ello, se añade la ofensiva de Casado contra Ayuso, hoy por hoy uno de los principales puntales del PP. El joven líder popular no quiere entender que los éxitos electorales de sus barones: Ayuso, Feijoo, Moreno, López Miras o Mañueco, es su mejor baza para intentar alcanzar su objetivo de gobernar España. Con decisiones tan inexplicables como la de este gratuito ataque a Ayuso más bien parece que el presidente del PP ha perdido el norte y la cabeza.