Ay mamá

 

Sí, guste o no, la auténtica pena, la que realmente les tendría que dar pánico a los sanchistas, es que en este preciso momento la economía española tiene menos futuro que una canción de Joselito a ritmo de rap. Ya terminamos 2021 con un registro nefasto: el PIB avanzó mucho menos de lo que decían los vendedores de humo del Gobierno socialcomunista. Y es que, al parecer, la pandemia nos ha afectado más de lo que esperaba el selecto club de expertos de Pedro; a los que, por supuesto, aún nadie conoce. O al menos nos ha perjudicado más de lo que pensaba la ministra Nadia Calviño, que vaticinó un magnífico crecimiento del 9,8 %. Ahí es nada. Luego, eso es verdad, rectificó y aseguró que se llegaría a alcanzar el 6,5 % en 2021 y el 7 % en 2022. Pero no: el FMI finalmente la ha puesto en su lugar y ha reducido esas cifras al 4,9 % del pasado ejercicio y al 5,8 % en este que acaba de comenzar. 

 

Pero claro, si la luz sigue subiendo por encima de los 200 euros por megavatio hora (MWh), si la gasolina puede batir también su techo histórico -vigente desde hace casi un decenio- y si el gas tampoco quiere quedarse atrás en las escaladas de precios, pues es normal entonces que la inflación se dispare. Incluso que acabe batiendo su propio récord en treinta años. Y haya finalizado 2021 logrando una subida del 6,5 %. Y esto sí que es para preocupar.

 

Lo que ocurre es que ahora en plena campaña, con los números tan rácanos que está cosechando este Gobierno, y con Biden haciendo la cobra a Pedro Sánchez mejor que la que hace Bisbal, pues tienen que tratar de que se hable de otra cosa, porque el ridículo nacional e internacional de los socialcomunistas es para enmarcar. Así que ahora se han buscado la excusa del Benidorm Fest. Ese festival donde se elige la canción que nos va a representar en Eurovisión. Y donde últimamente estamos siendo más ignorados que Pedro por la OTAN. 

 

La polémica se resume fácilmente. Es tan simple como que se han puesto en escena dos canciones que son dos alegatos a la gran manía que tiene Sánchez por dividirnos a todos. Por una parte, Rigoberta Bandini ha presentado una canción para hacer sentir vergüenza al verdadero movimiento feminista y, por otra, el trío Tanxugueiras ha cantado un tema que en vez de tratar de intentar de que no haya fronteras puede animar incluso a generar más división. Y, para echar más leña al fuego, a estas dos alternativas se le ha sumado una tercera, la de Chanel, con una letra repleta de mal gusto y plagada de testosterona, que es la que finalmente se ha llevado el gato al agua.

 

Así que, claro, la batalla de gallos en Twitter se ha montado en un abrir y cerrar de ojos. La excusa perfecta para poder echar balones. A la gresca han saltado los de siempre: Rufián, Echenique, Montero, Lastra… Se ve que lo de la inflación no les debe afectar mucho a su economía doméstica… Eso sí, al menos ahora podemos estar seguros de que poco van a poder hacer. Porque ellos están a lo suyo hablando de sus cosas. Sin vergüenzas. A calzón quitado y pecho descubierto surfeando por la Red. Pero no conviene asombrarse de momento porque esto no es nada, ¡ojo! que todavía nos queda repertorio por ver. Ay mamá.