Marta
A derecha e izquierda se producen comportamientos, reacciones y declaraciones que a muchos nos resultan sorprendentes e incluso ridículas. Entre éstas está, sin duda, la reacción de algunos sectores de la izquierda que parecen no tener asuntos de los qué ocuparse.
Me refiero a la estrambótica y patética reacción ante el nombramiento de Marta Ortega como presidenta, sin poderes ejecutivos, de Inditex.
Ya comenzaron su particular batalla contra el padre, Amancio Ortega, cuando donó tecnología puntera nada menos que para luchar contra el cáncer. Hubo quienes, desde la órbita de Unidas Podemos, que arengaron para que esta donación no se aceptara. Patético. Amancio Ortega es un hombre hecho a sí mismo y la pena es que en España no haya muchos Amancio, que de la nada, da trabajo a más de seis mil personas y que él solito es eso que llamamos marca España. No sé qué les molesta más si que sea rico o que haya triunfado. En cualquier caso somos muchos los españoles que nos sentimos orgullosos de personas como él, tengan más o menos dinero.
Hablan de nepotismo por el nombramiento de su hija. Resulta increíble la desfachatez con la que se pronuncian porque si de nepotismo se trata, quizás, habría mucho que hablar.
Marta Ortega es probable que haya trabajado más en su vida que sus criticos y críticas y, en todo caso, cada uno en su casa hace lo que quiere y que se sepa Inditex es una empresa privada. ¿También las designaciones internas tiene que ajustarse a lo que consideran correcto? ¿Por que critican este nombramiento y que se recuerde nada dicen de otros? Como mujer me alegro de la designación de Marta Ortega como sucesora de su padre y también como mujer me abochorna determinadas actitudes.
Cómo nos gustaría que en lugar de cebarse con Marta Ortega se acordaran de las mujeres sometidas por los talibanes y que citaran a estos con nombres y apellidos. Qué estupendo sería que abrieran las puertas de par en par para que se investiguen los abusos a menores en Valencia y Baleares. Pero no, es más fácil arremeter contra quien saben de antemano que no van a obtener respuesta alguna.
Hay discursos de los que buena parte de la izquierda española debería tratar de desprenderse, más que nada por no hacer ridiculizar, por disimular el sectarismo del que es capaz y de la escasa o nula modernidad que guía, en demasiadas ocasiones, su discurso.
Bienvenida sea Marta Ortega al frente de Inditex y todo reconocimiento a su padre, hombre curtido en trabajo duro y sí, rico, muy rico, pero también solidario como pocos. Sabemos de su donación de tecnología para luchar contra el cáncer, lo que muy pocos saben de sus importantes donaciones realizadas de manera silenciosa. Otros solo gritan.
Me refiero a la estrambótica y patética reacción ante el nombramiento de Marta Ortega como presidenta, sin poderes ejecutivos, de Inditex.
Ya comenzaron su particular batalla contra el padre, Amancio Ortega, cuando donó tecnología puntera nada menos que para luchar contra el cáncer. Hubo quienes, desde la órbita de Unidas Podemos, que arengaron para que esta donación no se aceptara. Patético. Amancio Ortega es un hombre hecho a sí mismo y la pena es que en España no haya muchos Amancio, que de la nada, da trabajo a más de seis mil personas y que él solito es eso que llamamos marca España. No sé qué les molesta más si que sea rico o que haya triunfado. En cualquier caso somos muchos los españoles que nos sentimos orgullosos de personas como él, tengan más o menos dinero.
Hablan de nepotismo por el nombramiento de su hija. Resulta increíble la desfachatez con la que se pronuncian porque si de nepotismo se trata, quizás, habría mucho que hablar.
Marta Ortega es probable que haya trabajado más en su vida que sus criticos y críticas y, en todo caso, cada uno en su casa hace lo que quiere y que se sepa Inditex es una empresa privada. ¿También las designaciones internas tiene que ajustarse a lo que consideran correcto? ¿Por que critican este nombramiento y que se recuerde nada dicen de otros? Como mujer me alegro de la designación de Marta Ortega como sucesora de su padre y también como mujer me abochorna determinadas actitudes.
Cómo nos gustaría que en lugar de cebarse con Marta Ortega se acordaran de las mujeres sometidas por los talibanes y que citaran a estos con nombres y apellidos. Qué estupendo sería que abrieran las puertas de par en par para que se investiguen los abusos a menores en Valencia y Baleares. Pero no, es más fácil arremeter contra quien saben de antemano que no van a obtener respuesta alguna.
Hay discursos de los que buena parte de la izquierda española debería tratar de desprenderse, más que nada por no hacer ridiculizar, por disimular el sectarismo del que es capaz y de la escasa o nula modernidad que guía, en demasiadas ocasiones, su discurso.
Bienvenida sea Marta Ortega al frente de Inditex y todo reconocimiento a su padre, hombre curtido en trabajo duro y sí, rico, muy rico, pero también solidario como pocos. Sabemos de su donación de tecnología para luchar contra el cáncer, lo que muy pocos saben de sus importantes donaciones realizadas de manera silenciosa. Otros solo gritan.
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