Elisabetta Bagli
Miércoles, 17 de Noviembre de 2021
Premio D'Eccelenza Alla Cultura "Città del Galateo-Antonio de Ferrariis"
Izara Batres: "La poesía no es nada si no transfigura la realidad"
Izara Batres es una poeta y escritora española, profesora de Literatura, Escritura Creativa e Innovación en varias universidades, y también imparte sus propios talleres literarios. Es autora de los poemarios Avenidas del tiempo, El fuego hacia la luz, Tríptico y Sin Red y del libro de relatos Confesiones al psicoanalista, la novela ENC o El sueño del pez luciérnaga, y el ensayo Cortázar y París: Último round, basado en su tesis doctoral.
La calidad de su obra literaria -se han destacado, entre otras cosas, su lenguaje poético “que se inscribe en la perfección”, su “transmisión de emociones casi eléctrica”, la “fuerza y originalidad” de sus imágenes o sus “magníficas metáforas”- le ha valido varios reconocimientos, entre ellos el XXXVI Premio Mundial de Poesía Fernando Rielo (2016) por su poemario Tríptico, o el Primer premio Europeo de Poesía Clemente Rebora (2019). Pero esta escritora también ha cosechado éxitos con sus relatos, novela y ensayo: fue premiada por la Editorial Siruela (2004) en el certamen de ensayo sobre “El mundo de Sofía”, y por el periódico El País (concurso de relatos de EP3 “Talentos”, 2007). Recientemente, en octubre de 2021, ha ganado el Premio Internazionale D'Eccelenza Alla Cultura "Città del Galateo-Antonio de Ferrariis" que ha valorado la trayectoria artística y la obra poética de esta autora que también ha sido denominada “poeta del ser”.
¿Qué significa para ti escribir? ¿Qué es poesía para Izara?
Ante todo, transfiguración. La poesía no es nada si no transfigura la realidad y si no “incendia” al mundo y al lector de algún modo. El poeta accede a la esencia de las cosas a través del sentimiento, la imaginación y la intuición. Y, a través de las metáforas y las imágenes, que son los elementos más importantes de la poesía, tiene la atrevida pretensión de nombrar lo inefable y transmitir el sentimiento puro que esa cosa observada provoca. Nos convulsiona, nos hace ver, nos relaja, nos despierta, nos ilumina… Es un trayecto por todos los prismas del ser que abre todas las opciones posibles.
Has sido ganadora del Premio a la Cultura en el Premio d’Eccellenza “Città del Galateo” que te han otorgado en Roma, en la prestigiosa sede de la Società Dante Alighieri. ¿Puedes comentarnos esta experiencia?
Para mí, un premio, y más cuando es internacional y organizado por grandes profesionales, significa, ante todo, un reconocimiento, un estímulo a una creación que surge desde lo axial, desde la esencia más espiritual y profunda que nos conforma como seres humanos. Me ha permitido, además, conocer la sede de la Società Dante Alighieri, en el Palazzo Firenze, un lugar inspirador en el que la ceremonia de entrega hizo honor a la cultura y a la poesía.
¿Cómo describirías a Izara Batres a un lector que por primera vez entra en contacto contigo al leer esta entrevista?
Creo que la mejor manera de conocer a alguien es precisamente a través de sus creaciones, y, aun así, siempre quedarán aspectos por explorar, las personas somos poliédricas, complejas, y eso es maravilloso. Lleva su tiempo, ya no solo el hecho de conocer a alguien, sino que esa persona nos vaya descubriendo todos los perfiles de su personalidad -que además siempre está en evolución o en transformación-, conforme va abriéndose. Somos como el mar, se tarda mucho en explorar todos sus rincones, es complejo y sencillo a la vez -como nosotros, como la poesía, como el mismo acto de comer-, y al mismo tiempo hay una unidad axial en él. El problema sería que nos pudiéramos definir en dos palabras, en ese caso, algo habríamos hecho mal.
¿Cómo está cambiando la poesía hoy en tiempos de pandemia?
No he notado un cambio, exceptuando la temática. En la actualidad se le ha perdido mucho la pista a la esencia del lenguaje poético, quizá porque se ha confundido la transgresión con el “todo vale”, cuando no son, ni mucho menos, lo mismo: ahí tienes a muchos poetas surrealistas (desde Breton a Enrique Molina, sin olvidar la fase surrealista de Lorca o de Neruda) sumamente transgresores y que, a la vez, son poetas magníficos. Hoy en día, se percibe cierta tendencia a denominar poesía a cosas que son todo menos eso. Pero afortunadamente también empieza a cobrar fuerza otra corriente de creadores que intentan recuperar el viaje hacia el fondo sin descafeinar, la propuesta real que nos hace la poesía, con toda su complejidad y su sencillez.
He leído tu último libro “Sin red” y he participado también en su presentación justo antes de este período. Es un libro que me encanta por varios motivos, sobre todo por tu escritura y por la temática increíblemente actual. ¿Puedes contarnos cómo te surgió la inspiración y qué mensaje quieres trasmitir al lector con estos versos?
En “Sin red” hay varios mundos, uno de ellos surgió claramente de la necesidad de denuncia de toda situación de acoso y de todo aquello que nos mutila, nos empequeñece o nos quita el aire, y enlaza con la expresión de ese “no puede ser que estemos aquí para no poder ser” que Cortázar pone en boca de Oliveira en “Rayuela”, y la reivindicación de este vértigo de no encajar, como algo bueno. Es un libro en el que se defiende, ante todo, el derecho a ser.
¿Hay algún poema de esta colección al que estás particularmente apegada? ¿Por qué?
Hay uno en el que se habla del peligro de todo aquello que pueda convertirse en un muro que nos impida ser con plenitud (acepción negativa de “red”). Ese poema, en realidad, pretende recordarnos lo positivo y lo que, en el fondo de nosotros, tiene más sentido, por ejemplo, que las redes virtuales no deberían convertirse en telas de araña y nosotros no deberíamos quedarnos atrapados ni tejer los hilos.
Escribes también narrativa y has ganado múltiples premios también con este género literario ¿Te encuentras más cómoda escribiendo narrativa o poesía?
Poesía, desde siempre, desde que soy muy pequeña. Supongo que me sale de una forma más natural. Pero también he escrito narrativa, y he disfrutado tanto la novela como los relatos.
En tu opinión, ¿qué piensa la gente de los poetas y escritores? ¿Cuál es su peso en la sociedad, si tienen uno?
Últimamente es poco el peso de las letras y cuando lo tienen es más en un aspecto comercial y de promoción. No estaría mal que esta sociedad propiciara el hecho de tener algo más de tiempo para todo lo relacionado con pensar, soñar y amar, factores esenciales para poder vivir más desde el poeta y no tanto desde el superviviente o desde el consumidor, que a veces es a lo que tristemente nos vemos obligados.
¿Nos puedes dar una vista previa de tus proyectos literarios para el futuro?
He terminado un poemario nuevo (muy relacionado con todo lo que hemos vivido en estos últimos tiempos, y que realiza una propuesta, creo que, en definitiva, esperanzadora), que saldrá pronto y del que haré algunos recitales. Por otro lado, una futura segunda parte de mi libro de relatos “Confesiones al psicoanalista”; una obra en prosa poética (“Cronopia”), coescrita con un amigo poeta, que pronto será representada; proyectos como Numen que partió de una iniciativa conjunta con un amigo pintor, y en el que participan diversos artistas, talleres de poesía… Demasiadas cosas. Pero, seguir viva y con ilusión ya será toda una aventura.
![[Img #121022]](https://madridpress.com/upload/images/11_2021/400_izabat17nn.jpg)
La calidad de su obra literaria -se han destacado, entre otras cosas, su lenguaje poético “que se inscribe en la perfección”, su “transmisión de emociones casi eléctrica”, la “fuerza y originalidad” de sus imágenes o sus “magníficas metáforas”- le ha valido varios reconocimientos, entre ellos el XXXVI Premio Mundial de Poesía Fernando Rielo (2016) por su poemario Tríptico, o el Primer premio Europeo de Poesía Clemente Rebora (2019). Pero esta escritora también ha cosechado éxitos con sus relatos, novela y ensayo: fue premiada por la Editorial Siruela (2004) en el certamen de ensayo sobre “El mundo de Sofía”, y por el periódico El País (concurso de relatos de EP3 “Talentos”, 2007). Recientemente, en octubre de 2021, ha ganado el Premio Internazionale D'Eccelenza Alla Cultura "Città del Galateo-Antonio de Ferrariis" que ha valorado la trayectoria artística y la obra poética de esta autora que también ha sido denominada “poeta del ser”.
¿Qué significa para ti escribir? ¿Qué es poesía para Izara?
Ante todo, transfiguración. La poesía no es nada si no transfigura la realidad y si no “incendia” al mundo y al lector de algún modo. El poeta accede a la esencia de las cosas a través del sentimiento, la imaginación y la intuición. Y, a través de las metáforas y las imágenes, que son los elementos más importantes de la poesía, tiene la atrevida pretensión de nombrar lo inefable y transmitir el sentimiento puro que esa cosa observada provoca. Nos convulsiona, nos hace ver, nos relaja, nos despierta, nos ilumina… Es un trayecto por todos los prismas del ser que abre todas las opciones posibles.
Has sido ganadora del Premio a la Cultura en el Premio d’Eccellenza “Città del Galateo” que te han otorgado en Roma, en la prestigiosa sede de la Società Dante Alighieri. ¿Puedes comentarnos esta experiencia?
Para mí, un premio, y más cuando es internacional y organizado por grandes profesionales, significa, ante todo, un reconocimiento, un estímulo a una creación que surge desde lo axial, desde la esencia más espiritual y profunda que nos conforma como seres humanos. Me ha permitido, además, conocer la sede de la Società Dante Alighieri, en el Palazzo Firenze, un lugar inspirador en el que la ceremonia de entrega hizo honor a la cultura y a la poesía.
¿Cómo describirías a Izara Batres a un lector que por primera vez entra en contacto contigo al leer esta entrevista?
Creo que la mejor manera de conocer a alguien es precisamente a través de sus creaciones, y, aun así, siempre quedarán aspectos por explorar, las personas somos poliédricas, complejas, y eso es maravilloso. Lleva su tiempo, ya no solo el hecho de conocer a alguien, sino que esa persona nos vaya descubriendo todos los perfiles de su personalidad -que además siempre está en evolución o en transformación-, conforme va abriéndose. Somos como el mar, se tarda mucho en explorar todos sus rincones, es complejo y sencillo a la vez -como nosotros, como la poesía, como el mismo acto de comer-, y al mismo tiempo hay una unidad axial en él. El problema sería que nos pudiéramos definir en dos palabras, en ese caso, algo habríamos hecho mal.
¿Cómo está cambiando la poesía hoy en tiempos de pandemia?
No he notado un cambio, exceptuando la temática. En la actualidad se le ha perdido mucho la pista a la esencia del lenguaje poético, quizá porque se ha confundido la transgresión con el “todo vale”, cuando no son, ni mucho menos, lo mismo: ahí tienes a muchos poetas surrealistas (desde Breton a Enrique Molina, sin olvidar la fase surrealista de Lorca o de Neruda) sumamente transgresores y que, a la vez, son poetas magníficos. Hoy en día, se percibe cierta tendencia a denominar poesía a cosas que son todo menos eso. Pero afortunadamente también empieza a cobrar fuerza otra corriente de creadores que intentan recuperar el viaje hacia el fondo sin descafeinar, la propuesta real que nos hace la poesía, con toda su complejidad y su sencillez.
He leído tu último libro “Sin red” y he participado también en su presentación justo antes de este período. Es un libro que me encanta por varios motivos, sobre todo por tu escritura y por la temática increíblemente actual. ¿Puedes contarnos cómo te surgió la inspiración y qué mensaje quieres trasmitir al lector con estos versos?
En “Sin red” hay varios mundos, uno de ellos surgió claramente de la necesidad de denuncia de toda situación de acoso y de todo aquello que nos mutila, nos empequeñece o nos quita el aire, y enlaza con la expresión de ese “no puede ser que estemos aquí para no poder ser” que Cortázar pone en boca de Oliveira en “Rayuela”, y la reivindicación de este vértigo de no encajar, como algo bueno. Es un libro en el que se defiende, ante todo, el derecho a ser.
¿Hay algún poema de esta colección al que estás particularmente apegada? ¿Por qué?
Hay uno en el que se habla del peligro de todo aquello que pueda convertirse en un muro que nos impida ser con plenitud (acepción negativa de “red”). Ese poema, en realidad, pretende recordarnos lo positivo y lo que, en el fondo de nosotros, tiene más sentido, por ejemplo, que las redes virtuales no deberían convertirse en telas de araña y nosotros no deberíamos quedarnos atrapados ni tejer los hilos.
Escribes también narrativa y has ganado múltiples premios también con este género literario ¿Te encuentras más cómoda escribiendo narrativa o poesía?
Poesía, desde siempre, desde que soy muy pequeña. Supongo que me sale de una forma más natural. Pero también he escrito narrativa, y he disfrutado tanto la novela como los relatos.
En tu opinión, ¿qué piensa la gente de los poetas y escritores? ¿Cuál es su peso en la sociedad, si tienen uno?
Últimamente es poco el peso de las letras y cuando lo tienen es más en un aspecto comercial y de promoción. No estaría mal que esta sociedad propiciara el hecho de tener algo más de tiempo para todo lo relacionado con pensar, soñar y amar, factores esenciales para poder vivir más desde el poeta y no tanto desde el superviviente o desde el consumidor, que a veces es a lo que tristemente nos vemos obligados.
¿Nos puedes dar una vista previa de tus proyectos literarios para el futuro?
He terminado un poemario nuevo (muy relacionado con todo lo que hemos vivido en estos últimos tiempos, y que realiza una propuesta, creo que, en definitiva, esperanzadora), que saldrá pronto y del que haré algunos recitales. Por otro lado, una futura segunda parte de mi libro de relatos “Confesiones al psicoanalista”; una obra en prosa poética (“Cronopia”), coescrita con un amigo poeta, que pronto será representada; proyectos como Numen que partió de una iniciativa conjunta con un amigo pintor, y en el que participan diversos artistas, talleres de poesía… Demasiadas cosas. Pero, seguir viva y con ilusión ya será toda una aventura.
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