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FERNANDO JÁUREGUI
Miércoles, 05 de Mayo de 2021

Adiós a Pablo Iglesias

Se cumplieron los rumores y expectativas: Pablo Iglesias deja la política. Se va hacia otros rumbos, aplastado por sus propios ex correligionarios.


No será el único. Supongo que, más tarde o más temprano, algunos candidatos y sus mentores en estas elecciones de Madrid tendrán que replantearse su continuidad en la política: quizá el propio Gabilondo, que ha peleado la batalla que le han dejado pelear; Inés Arrimadas -es culpable de buena parte del desastre de Ciudadanos- debería moralmente haber dimitido ya, antes de que la 'dimitan'.
 
Pero en las reflexiones del día después es la mismísima Moncloa la que debe meditar sobre el camino a seguir. Y es que ni el 'redondismo' ni el 'tezanismo' tienen ya cabida en la política española. Y, una vez que Pablo Iglesias dejó de ser vicepresidente, y que ahora ni será diputado 'raso' en la Asamblea, nada será lo mismo: ni la coalición PSOE-Unidas Podemos, ni el 'Gobierno Frankenstein'. Ni la propia izquierda, sobrepasada Unidas Podemos por Más Madrid de Errejón y casi sobrepasado el PSOE por una hasta poco desconocida Mónica García. ¿Qué va a ocurrir en el espacio de la izquierda, qué en la derecha?
 
Lo seguro es que nada va a ser igual. Creo que no comparto que lo ocurrido en Madrid signifique automáticamente un ascenso de varios peldaños de Pablo Casado hacia La Moncloa. Tampoco que esta sea necesariamente la debacle de Pedro Sánchez. Ni que los resultados de este 4-M vayan a conducirnos a unas elecciones generales este otoño: menuda irresponsabilidad sería, si es que alguien lo considera en el Gobierno central, esa convocatoria, justo cuando los fondos europeos están en candelero.
 
Pero sí hay 'talantes oficiales' que deben reconfigurarse. Cambiar. El desprecio a la candidata madrileña del PP, que hizo que el mismísimo presidente del Gobierno se enfrentase a ella como si fuese una figura menor, dejando en segundo plano en la batalla al candidato socialista, Gabilondo. El desprecio mostrado por el director del CIS, José Félix Tezanos, hacia los "tabernarios" votantes del PP, que han resultado ser, al final, no pocos clientes de la hostelería. Y no hablemos ya del matonismo exhibido tantas veces por Iglesias, antes y durante la campaña: es bueno que se vaya de la política, y no merece más glosa.
 
Pero, sobre todo, pienso que sobra el maniobrerismo constante de presentar la política como una cuestión de imagen. Tengo la sospecha de que Ivan Redondo no pasó un buen día este martes, ni las jornadas anteriores, que presagiaban el desastre. Su estrategia de confrontar al presidente del Gobierno con una candidata autonómica, para aplastarla, ha fracasado estrepitosamente, y creo que en ámbitos del PSOE han tomado buena nota.
 
Ojala tanto los vencedores, no dejándose llevar por la soberbia, como los vencidos, no refugiándose en un absurdo guerravicilismo, hayan entendido el mensaje de las urnas. Que me parece que, esta vez, ha sido meridianamente claro: basta de frentismos, vayamos a otra cosa.
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