"Para ellos la democracia ha dejado de valer"
Iglesias pide mandar a la oposición a los "enemigos de la democracia"
El candidato de Unidas Podemos a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Pablo Iglesias, ha pedido a los madrileños mandar a la oposición "a los enemigos de la democracia", pues entiende que para sus adversarios de izquierdas con un Gobierno de izquierdas "la democracia ha dejado de valer".
Iglesias ha comenzado su segunda intervención en el mitin de fin de campaña electoral, celebrado en la Cuña Verde de Vicálvaro, citando al historiador Manuel Tuñón de Lara y de su idea del bloque victorioso del poder. "Es quizá uno de los historiadores que explicó mejor que nadie cómo funciona el poder en España", ha apuntado.
Otra referencia del aspirante de la formación morada ha sido al de un cómic que leyó de Podemos, en el que aparecía un atleta con la camiseta de una hoz y martillo corriendo en zigzag mientras que un tipo explicaba a otro desde una ventana "había francotiradores y sabían que para llegar tenía que correr así".
Esa referencia le ha servido a Iglesias para argumentar que llevan siete años pasando muchas dificultades, "siendo conscientes de lo que era posible para que asegurar que no fueran mera palabrería, sino para proteger a la gente porque somos capaces de cuestionar a los que llegan mucho tiempo controlando el poder, y hacer eso tiene su precio".
"Comprendimos lo que significaba la cultura y la comunicación. Hacer política si no la entiende la gente no es hacer política. Y que queríamos gobernar porque implicaba desafiar una correlación fija de fuerzas. Hemos trabajado para apuntalar ese fin del bipartidismo, ya que ambos partidos estaban de acuerdo con la articulación de las políticas económicas y estatales. Queríamos que esos consensos que ya habían cambiado en la sociedad cambiaran en el Congreso", ha dicho.
Por eso, ha continuado el exvicepresidente del Gobierno de España, desde que entraron en el Parlamento "se movió lo que no estaba escrito para que no entráramos en el Gobierno". "En esos años había otra formación que nació cuando un gran banquero dijo que hacía falta un Podemos de derechas para que pudiera pactar con PP y PSOE y los consensos fundamentales de esas élites no se alteraran nunca", ha esgrimido.
"Y por eso los francotiradores dispararon y el establishment se cargó a Pedro Sánchez por coquetear con esa idea de poder gobernar con vosotros. Pero que perdiera unas primarias gracias a su militancia frente al poder mediático y económico pasó porque existía Unidas Podemos. Ese día un dirigente del PSOE me escribió diciéndome: 'Qué cabrones, habéis ganado vosotros las primarias'", ha comentado.
Iglesias luego ha recordado las mociones de censura y el "trabajo de hormiguita" que hicieron para que Sánchez tuviera los votos para ganarla. Y más adelante su firmeza para pedir entrar en Gobierno de coalición, que consiguieron tras forzar la celebración de nuevas elecciones generales.
"Cualquiera que sepa algo de Historia de España sabe que ahora los que siempre odiaron la democracia empiezan a reconocer que la democracia les da igual. Hemos jugado limpio y hemos llegado al Gobierno de España y a los de muchas comunidades y entonces los que representan al poder han dejado de jugar limpio. No es causal o improvisación que la ultraderecha nos llame ratas, que nos insulten. Si no pueden ganar, rompen el juego", ha señalado.
El aspirante de la formación morada la Comunidad de Madrid considera que la derecha "encarna mejor que nadie ese histórico odio de las élites hacia la gente que viene de abajo" y ha puesto como ejemplo la procedencia de las ministras de Igualdad o de Trabajo. "Eso no te lo perdonan. Para ellos la democracia ha dejado de valer. Por eso hablan abiertamente de la ilegalización de partidos políticos", ha apuntado.
SOBRE BEA FANJUL "Y EL DISCURSO DE LAS ÉLITES"
Iglesias cree que el discurso de ayer de la diputada Beatriz Fanjul "no es resultado de tomar cañas, sino de un desprecio al voto, el de las élites de siempre, que como decía Franco, usted haga como yo y no se meta en política". "Es el discurso del insulto, la demagogia, la violencia, del todos son iguales. Es el discurso de las élites, que piensan que la política es patrimonio de los de arriba. Por eso el analfabeto político es el mayor enemigo de que haya servicios públicos", ha indicado.
El secretario general de Podemos ha defendido el valor de la democracia para reivindicar derechos para las mayoría porque "a un nieto de abogados del Estado no le hace falta la política para ser alcalde de Madrid pero a un barrendero sí le hace falta la política para ser alcalde de Alcorcón".
"A nosotros nos hace falte la democracia. Ellos ya no la necesitan, ya tiene todo el dinero, todas las empresas y los medios. A ellos les la democracia si no ganan. Por eso tiene que haber una respuesta política. Quien puede pagar los mejores colegios privados para sus hijos no necesitan que haya una Consejería de Educación", ha manifestado.
Por último, Iglesias ha pedido disputar a la derecha "el significado de la palabra libertad", que para él significa que "el hijo de un trabajador llegue a ser alcalde o ministro por delante de quienes tienen títulos nobiliarios y apellidos compuestos".
"La soberanía no descansa en el rey del España, descansa en el pueblo español. Que haya colas, colas interminables en los colegios. Colas en orden, disciplinadamente, sin caer en sus provocaciones, sin caer en su violencia, siendo capaces de demostrar que las clases trabajadoras encarnan el Estado, la soberanía. El Estado es de la gente corriente, no de ellos. Adelante, que su rabia es directamente proporcional a la cercanía de nuestra victoria. Adelante, que sí se puede", ha concluido el líder de Podemos en un parque de la Cuña Verde muy concurrido de simpatizantes.
DE VICEPRESIDENTE A INTENTAR "ASALTAR LOS CIELOS"
Pablo Iglesias Turrión, madrileño de 42 años, ha sido una de las sorpresas de estas elecciones anticipadas a la Comunidad de Madrid de este 4 de mayo, al postularse como candidato de su partido a la Presidencia y convertir esta campaña electoral, si no lo estaba ya, en la 'madre de todas las batallas' políticas e ideológicas entre las derechas y las izquierdas de España.
Dentro de unos días se cumple el décimo aniversario de la explosión, en plena crisis económica, del movimiento 15M, el germen de Unidas Podemos, que se presentó como un partido que quería "asaltar los cielos" al grito de los lemas indignados de "No nos representan", "Sí se puede" y "PSOE, PP, la misma mierda es".
En su corta histórica política, Podemos, comandado 'manu militari' por Pablo Iglesias, logró representación primero en el Parlamento Europeo en 2014, cuando dio el bombazo, y luego una alta representación en el Congreso de los Diputados, en casi todos los parlamentos autonómicos y grandes municipios de todos España, entrando en los gobiernos de Madrid, Barcelona o Zaragoza en las elecciones municipales de 2015.
Después, el poder político de la formación 'morada' y sus votos ha ido decayendo, acompasado por sus crisis internas, y la salida primera de los errejonistas y luego de los anticapitalistas. No obstante, ha forjado una férrea alianza con la Izquierda Unida de Alberto Garzón. Y pese a que su poder ha disminuido logró a finales de 2019, tras precipitar unas nuevas elecciones generales, torcer el "sueño" a Pedro Sánchez y entrar en el Gobierno de España, el primer gobierno de coalición desde hace 80 años.
Así, Iglesias había logrado su objetivo, más bien por perseverancia que por asalto. Lloró cuando fue nombrado vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, y también colocó en el Gobierno a personas de su entera confianza como Yolanda Díaz, Irene Montero o Alberto Garzón; pero siguió batallado contra el PSOE en temas económicos y sociales "para conseguir que materialicen políticas de izquierdas".
Entonces llegó la pandemia y como ministro de lo Social, Iglesias tuvo que coordinarse con las comunidades autónomas para intentar paliar la desgracia que padecieron las residencias de mayores en la primera ola, siendo Madrid la región más afectada. Una gestión nacional y regional que aún genera mucha polémica y discusión. La última, en la campaña, en el debate 'Telemadrid', donde los candidatos de Unidas Podemos y PP se reprocharon los miles de ancianos fallecidos y quién hizo más por unos centros que no tenían ni mascarillas.
Aunque la situación del Covid en los geriátricos se encuentra "controlada", según la Comunidad de Madrid, la pandemia ha continuado llenando de pacientes los hospitales y de muertos los cementerios, con una segunda y tercera ola muy fuertes. La crisis no unió a los dos socios del Gobierno madrileño: PP y Ciudadanos. Todo lo contrario. Por ello, ante el envido de la formación 'naranja' en forma de moción de censura con el PSOE frente al PP murciano, del que participaba, Isabel Díaz Ayuso convocó elecciones ese mismo día de marzo.
En ese momento, Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid tenía una portavoz parlamentaria en la Asamblea, Isa Serra, que había sido condenada un año antes a 19 meses de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos durante ese tiempo por un delito de atentado contra agentes de la Policía durante una manifestación contra un desahucio en Lavapiés de una persona con discapacidad. Una sentencia recurrida pero que temen que se confirme.
Ante esta situación, en el partido 'morado' se veía arriesgado que Serra se volviera a presentar como cabeza de lista, teniendo en cuenta además que las pasadas elecciones Unidas Podemos sobrepasó por los pelos la barrera del 5% para entrar en el Parlamento regional, con algunas encuestas que auguraban que quizá en esta ocasión no entrara un partido que precisamente nació en Madrid, en una librería y un teatro de Lavapiés y en las aulas de la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense.
Eso, sumado a la trascendencia nacional que tanto medios como políticos estaban dando a los comicios madrileños y a la posibilidad real de que Vox entrara por primera vez en un Gobierno hizo que Pablo Iglesias tomara la decisión dejar la Vicepresidencia tras solo 14 años en el poder. Y, adelantó el que iba a ser su plan futuro, según él mismo ha revelado, colocar a la ministra de Trabajo como vicepresidenta, cara visible de Unidas Podemos en el Gobierno y futurible cabeza electoral del partido en las próximas elecciones generales.
De hecho, durante la campaña electoral todos han sido elogios a sus ministros por su trabajo y su "firmeza" para que el PSOE "cumpla con los compromisos firmados", destacando especialmente a Díaz --que ha arropado a Iglesias en muchos mítines esta campaña-- encumbrándola como "la mejor ministra de Trabajo" de la democracia, capaz de llegar a pactos con todo el mundo y arrogándose haber puesto en marcha el mecanismo de los ERTE durante la pandema.
De esta manera, Iglesias cede así parte del hiperliderazgo de su partido y ha prometido que en el próximo congreso de la formación, en 2023, dejará de ser secretario general de Podemos. También se ha comprometido a permanecer "donde le coloquen los ciudadanos", es decir, a quedarse en la Asamblea hasta ese mismo año aunque no toquen poder. Luego, también ha avanzado, le gustaría volver a dar clases y "al periodismo combativo", aunque para eso "todavía queda tiempo".
LA RECONVERGENCIA CON EL ERREJONISMO, UNA ESPINITA CLAVADA
Al todavía líder de Podemos le ha quedado una espinita clavada esta campaña, la de converger de nuevo con su escisión errejonista en una región que es en la que precisamente tiene más fuerza. Justo después de anunciar su candidatura madrileña ofreció a Más Madrid presentarse juntos a los comicios 4M, pero la candidatura encabezada por Mónica García rehusó hacerlo.
No obstante, no ha lanzado ninguna crítica contra ellos durante la campaña y solo alguna contra el PSOE, sobre todo a cuenta de su propuesta de mantener la misma política fiscal que Ayuso en dos años. Eso sí, Iglesias ha reconocido en varios momentos que no iba a meterse con los otros partidos de izquierdas porque "la experiencia le ha demostrado que eso desmoviliza".
Pese a que casi todas las encuestas dan ganador al bloque derechista y relegan a Unidas Podemos al último puesto, entre el 7% y el 9% de los votos, el exvicepresidente del Gobierno destacó que pese a todas las presiones "sí se pudo" entrar en el Ejecutivo central y en el de muchas comunidades y ayuntamientos y que "si habla la mayoría" podrán entrar en el de Madrid. Se aferran así a las estadísticas de que en los barrios y ciudades más humildes votan menos que en los más privilegiados.
Iglesias, que dio sus primeros pasos en la política en la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) y luego trabajó para Izquierda Unida, quiere dar una nueva sorpresa el 4 de mayo. Sus adversarios esperan que sea el principio del fin de su vida política. Las urnas le despejarán alguna duda.
De todas formas, pocos creen que el ahora vecino de Galapagar deje la política del todo y ven con este movimiento como una estrategia para la supervivencia del partido con una vicepresidenta que tiene un tono mucho más amable y genera muchas menos antipatías que él. Aunque asegura que ser padre de tres niños le ha hecho mejor persona, conoce sus defectos, entre ellos el de la continua estrategia política al estilo de las series de televisión que tanto le gustan.
![[Img #112806]](https://madridpress.com/upload/images/05_2021/3513_fotonoticia_20210503092433_1920.jpg)
Iglesias ha comenzado su segunda intervención en el mitin de fin de campaña electoral, celebrado en la Cuña Verde de Vicálvaro, citando al historiador Manuel Tuñón de Lara y de su idea del bloque victorioso del poder. "Es quizá uno de los historiadores que explicó mejor que nadie cómo funciona el poder en España", ha apuntado.
Otra referencia del aspirante de la formación morada ha sido al de un cómic que leyó de Podemos, en el que aparecía un atleta con la camiseta de una hoz y martillo corriendo en zigzag mientras que un tipo explicaba a otro desde una ventana "había francotiradores y sabían que para llegar tenía que correr así".
Esa referencia le ha servido a Iglesias para argumentar que llevan siete años pasando muchas dificultades, "siendo conscientes de lo que era posible para que asegurar que no fueran mera palabrería, sino para proteger a la gente porque somos capaces de cuestionar a los que llegan mucho tiempo controlando el poder, y hacer eso tiene su precio".
"Comprendimos lo que significaba la cultura y la comunicación. Hacer política si no la entiende la gente no es hacer política. Y que queríamos gobernar porque implicaba desafiar una correlación fija de fuerzas. Hemos trabajado para apuntalar ese fin del bipartidismo, ya que ambos partidos estaban de acuerdo con la articulación de las políticas económicas y estatales. Queríamos que esos consensos que ya habían cambiado en la sociedad cambiaran en el Congreso", ha dicho.
Por eso, ha continuado el exvicepresidente del Gobierno de España, desde que entraron en el Parlamento "se movió lo que no estaba escrito para que no entráramos en el Gobierno". "En esos años había otra formación que nació cuando un gran banquero dijo que hacía falta un Podemos de derechas para que pudiera pactar con PP y PSOE y los consensos fundamentales de esas élites no se alteraran nunca", ha esgrimido.
"Y por eso los francotiradores dispararon y el establishment se cargó a Pedro Sánchez por coquetear con esa idea de poder gobernar con vosotros. Pero que perdiera unas primarias gracias a su militancia frente al poder mediático y económico pasó porque existía Unidas Podemos. Ese día un dirigente del PSOE me escribió diciéndome: 'Qué cabrones, habéis ganado vosotros las primarias'", ha comentado.
Iglesias luego ha recordado las mociones de censura y el "trabajo de hormiguita" que hicieron para que Sánchez tuviera los votos para ganarla. Y más adelante su firmeza para pedir entrar en Gobierno de coalición, que consiguieron tras forzar la celebración de nuevas elecciones generales.
"Cualquiera que sepa algo de Historia de España sabe que ahora los que siempre odiaron la democracia empiezan a reconocer que la democracia les da igual. Hemos jugado limpio y hemos llegado al Gobierno de España y a los de muchas comunidades y entonces los que representan al poder han dejado de jugar limpio. No es causal o improvisación que la ultraderecha nos llame ratas, que nos insulten. Si no pueden ganar, rompen el juego", ha señalado.
El aspirante de la formación morada la Comunidad de Madrid considera que la derecha "encarna mejor que nadie ese histórico odio de las élites hacia la gente que viene de abajo" y ha puesto como ejemplo la procedencia de las ministras de Igualdad o de Trabajo. "Eso no te lo perdonan. Para ellos la democracia ha dejado de valer. Por eso hablan abiertamente de la ilegalización de partidos políticos", ha apuntado.
SOBRE BEA FANJUL "Y EL DISCURSO DE LAS ÉLITES"
Iglesias cree que el discurso de ayer de la diputada Beatriz Fanjul "no es resultado de tomar cañas, sino de un desprecio al voto, el de las élites de siempre, que como decía Franco, usted haga como yo y no se meta en política". "Es el discurso del insulto, la demagogia, la violencia, del todos son iguales. Es el discurso de las élites, que piensan que la política es patrimonio de los de arriba. Por eso el analfabeto político es el mayor enemigo de que haya servicios públicos", ha indicado.
El secretario general de Podemos ha defendido el valor de la democracia para reivindicar derechos para las mayoría porque "a un nieto de abogados del Estado no le hace falta la política para ser alcalde de Madrid pero a un barrendero sí le hace falta la política para ser alcalde de Alcorcón".
"A nosotros nos hace falte la democracia. Ellos ya no la necesitan, ya tiene todo el dinero, todas las empresas y los medios. A ellos les la democracia si no ganan. Por eso tiene que haber una respuesta política. Quien puede pagar los mejores colegios privados para sus hijos no necesitan que haya una Consejería de Educación", ha manifestado.
Por último, Iglesias ha pedido disputar a la derecha "el significado de la palabra libertad", que para él significa que "el hijo de un trabajador llegue a ser alcalde o ministro por delante de quienes tienen títulos nobiliarios y apellidos compuestos".
"La soberanía no descansa en el rey del España, descansa en el pueblo español. Que haya colas, colas interminables en los colegios. Colas en orden, disciplinadamente, sin caer en sus provocaciones, sin caer en su violencia, siendo capaces de demostrar que las clases trabajadoras encarnan el Estado, la soberanía. El Estado es de la gente corriente, no de ellos. Adelante, que su rabia es directamente proporcional a la cercanía de nuestra victoria. Adelante, que sí se puede", ha concluido el líder de Podemos en un parque de la Cuña Verde muy concurrido de simpatizantes.
DE VICEPRESIDENTE A INTENTAR "ASALTAR LOS CIELOS"
Pablo Iglesias Turrión, madrileño de 42 años, ha sido una de las sorpresas de estas elecciones anticipadas a la Comunidad de Madrid de este 4 de mayo, al postularse como candidato de su partido a la Presidencia y convertir esta campaña electoral, si no lo estaba ya, en la 'madre de todas las batallas' políticas e ideológicas entre las derechas y las izquierdas de España.
Dentro de unos días se cumple el décimo aniversario de la explosión, en plena crisis económica, del movimiento 15M, el germen de Unidas Podemos, que se presentó como un partido que quería "asaltar los cielos" al grito de los lemas indignados de "No nos representan", "Sí se puede" y "PSOE, PP, la misma mierda es".
En su corta histórica política, Podemos, comandado 'manu militari' por Pablo Iglesias, logró representación primero en el Parlamento Europeo en 2014, cuando dio el bombazo, y luego una alta representación en el Congreso de los Diputados, en casi todos los parlamentos autonómicos y grandes municipios de todos España, entrando en los gobiernos de Madrid, Barcelona o Zaragoza en las elecciones municipales de 2015.
Después, el poder político de la formación 'morada' y sus votos ha ido decayendo, acompasado por sus crisis internas, y la salida primera de los errejonistas y luego de los anticapitalistas. No obstante, ha forjado una férrea alianza con la Izquierda Unida de Alberto Garzón. Y pese a que su poder ha disminuido logró a finales de 2019, tras precipitar unas nuevas elecciones generales, torcer el "sueño" a Pedro Sánchez y entrar en el Gobierno de España, el primer gobierno de coalición desde hace 80 años.
Así, Iglesias había logrado su objetivo, más bien por perseverancia que por asalto. Lloró cuando fue nombrado vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, y también colocó en el Gobierno a personas de su entera confianza como Yolanda Díaz, Irene Montero o Alberto Garzón; pero siguió batallado contra el PSOE en temas económicos y sociales "para conseguir que materialicen políticas de izquierdas".
Entonces llegó la pandemia y como ministro de lo Social, Iglesias tuvo que coordinarse con las comunidades autónomas para intentar paliar la desgracia que padecieron las residencias de mayores en la primera ola, siendo Madrid la región más afectada. Una gestión nacional y regional que aún genera mucha polémica y discusión. La última, en la campaña, en el debate 'Telemadrid', donde los candidatos de Unidas Podemos y PP se reprocharon los miles de ancianos fallecidos y quién hizo más por unos centros que no tenían ni mascarillas.
Aunque la situación del Covid en los geriátricos se encuentra "controlada", según la Comunidad de Madrid, la pandemia ha continuado llenando de pacientes los hospitales y de muertos los cementerios, con una segunda y tercera ola muy fuertes. La crisis no unió a los dos socios del Gobierno madrileño: PP y Ciudadanos. Todo lo contrario. Por ello, ante el envido de la formación 'naranja' en forma de moción de censura con el PSOE frente al PP murciano, del que participaba, Isabel Díaz Ayuso convocó elecciones ese mismo día de marzo.
En ese momento, Unidas Podemos en la Comunidad de Madrid tenía una portavoz parlamentaria en la Asamblea, Isa Serra, que había sido condenada un año antes a 19 meses de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos durante ese tiempo por un delito de atentado contra agentes de la Policía durante una manifestación contra un desahucio en Lavapiés de una persona con discapacidad. Una sentencia recurrida pero que temen que se confirme.
Ante esta situación, en el partido 'morado' se veía arriesgado que Serra se volviera a presentar como cabeza de lista, teniendo en cuenta además que las pasadas elecciones Unidas Podemos sobrepasó por los pelos la barrera del 5% para entrar en el Parlamento regional, con algunas encuestas que auguraban que quizá en esta ocasión no entrara un partido que precisamente nació en Madrid, en una librería y un teatro de Lavapiés y en las aulas de la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense.
Eso, sumado a la trascendencia nacional que tanto medios como políticos estaban dando a los comicios madrileños y a la posibilidad real de que Vox entrara por primera vez en un Gobierno hizo que Pablo Iglesias tomara la decisión dejar la Vicepresidencia tras solo 14 años en el poder. Y, adelantó el que iba a ser su plan futuro, según él mismo ha revelado, colocar a la ministra de Trabajo como vicepresidenta, cara visible de Unidas Podemos en el Gobierno y futurible cabeza electoral del partido en las próximas elecciones generales.
De hecho, durante la campaña electoral todos han sido elogios a sus ministros por su trabajo y su "firmeza" para que el PSOE "cumpla con los compromisos firmados", destacando especialmente a Díaz --que ha arropado a Iglesias en muchos mítines esta campaña-- encumbrándola como "la mejor ministra de Trabajo" de la democracia, capaz de llegar a pactos con todo el mundo y arrogándose haber puesto en marcha el mecanismo de los ERTE durante la pandema.
De esta manera, Iglesias cede así parte del hiperliderazgo de su partido y ha prometido que en el próximo congreso de la formación, en 2023, dejará de ser secretario general de Podemos. También se ha comprometido a permanecer "donde le coloquen los ciudadanos", es decir, a quedarse en la Asamblea hasta ese mismo año aunque no toquen poder. Luego, también ha avanzado, le gustaría volver a dar clases y "al periodismo combativo", aunque para eso "todavía queda tiempo".
LA RECONVERGENCIA CON EL ERREJONISMO, UNA ESPINITA CLAVADA
Al todavía líder de Podemos le ha quedado una espinita clavada esta campaña, la de converger de nuevo con su escisión errejonista en una región que es en la que precisamente tiene más fuerza. Justo después de anunciar su candidatura madrileña ofreció a Más Madrid presentarse juntos a los comicios 4M, pero la candidatura encabezada por Mónica García rehusó hacerlo.
No obstante, no ha lanzado ninguna crítica contra ellos durante la campaña y solo alguna contra el PSOE, sobre todo a cuenta de su propuesta de mantener la misma política fiscal que Ayuso en dos años. Eso sí, Iglesias ha reconocido en varios momentos que no iba a meterse con los otros partidos de izquierdas porque "la experiencia le ha demostrado que eso desmoviliza".
Pese a que casi todas las encuestas dan ganador al bloque derechista y relegan a Unidas Podemos al último puesto, entre el 7% y el 9% de los votos, el exvicepresidente del Gobierno destacó que pese a todas las presiones "sí se pudo" entrar en el Ejecutivo central y en el de muchas comunidades y ayuntamientos y que "si habla la mayoría" podrán entrar en el de Madrid. Se aferran así a las estadísticas de que en los barrios y ciudades más humildes votan menos que en los más privilegiados.
Iglesias, que dio sus primeros pasos en la política en la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) y luego trabajó para Izquierda Unida, quiere dar una nueva sorpresa el 4 de mayo. Sus adversarios esperan que sea el principio del fin de su vida política. Las urnas le despejarán alguna duda.
De todas formas, pocos creen que el ahora vecino de Galapagar deje la política del todo y ven con este movimiento como una estrategia para la supervivencia del partido con una vicepresidenta que tiene un tono mucho más amable y genera muchas menos antipatías que él. Aunque asegura que ser padre de tres niños le ha hecho mejor persona, conoce sus defectos, entre ellos el de la continua estrategia política al estilo de las series de televisión que tanto le gustan.
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