Tú tienes la culpa

Tú tienes la culpa de que haya venido un virus inesperado. Descontrolado. Y de haber hecho caso a toda una autoridad en virología porque solo iba a haber unos casos aislados. No iba a haber más. Si le hubieras hecho oídos sordos la cosa seguro que ahora no iría tan mal. 

Tú tienes la culpa por haberte querido poner mascarilla desde el primer momento cuando no había para todos, como hacían los chinos en Wuhan. Pero el experto en pandemias fue a pecho descubierto y dijo que no hacía falta. Ahora, por supuesto, él te está diciendo que llevarlas es por el bien de todos y apela a tu responsabilidad.

Tú tienes la culpa de que en verano te relajaras, aunque dijeran él y el presidente que podías “salir a la calle a disfrutar sin miedo” a pesar de los rebrotes. Si hubieras dedicado tu tiempo en verano a desestresarte y a hacer descensos por barrancos con tu bici eléctrica, en vez de disfrutar plácidamente de ese ERTE que aún no te han pagado, todo hubiera sido diferente. ¿Es o no verdad?

Tú tienes la culpa de haber ido a visitar a tus mayores a las residencias antes del “ocho eme”.  Deberías haberlo intuido, aunque este Gobierno ocultara la información, apele siempre a las fake news y a tu escasa inteligencia para tomar buenas decisiones. El Estado manda. Así que, punto en boca, así de fácil te han logrado callar.

Tú tienes la culpa de que tu enfermedad crónica haya empeorado porque no haya habido ni EPI ni Blas abriendo como Dios manda las puertas de tu centro de salud más cercano. De que los consultorios hayan estado cerrados a cal y canto, y de que te hayan negado tu derecho de ser asistido. Recuerda que es un servicio que pagas. Cuando veas tu nómina es fácil que te enteres. Así que eres culpable por pagar a la Seguridad Social religiosamente, por encontrarte muy mal y por haber colapsado las urgencias, a pesar de tener uno de los mejores sistemas de salud pública mundial. Y por supuesto eres un irresponsable por haberte contagiado allí. O incluso por haber muerto. O porque la estés a punto de palmar.

Tú tienes la culpa de haberte reunido en estas fiestas de Navidad, tal y como ellos te dijeron. Porque tú, como todos, hemos contravenido las reglas por seguir las directrices de nuestra Comunidad. No nos trates de engatusar. En vez de seis quizá fuisteis siete personas. Incluso en algunos casos os reunisteis la mitad. Cuando se dice un número se cumple. Así no es que vayamos mal. Es que vamos fatal.

Tú tienes la culpa también de Filomena. De no tener ni pala, ni pico. Y solo sal para cocinar. Sabías que venía una borrasca. ¿Y ahora todos os juntáis para tratar de que os vea un médico si os encontráis mal? Parece que no sabes usar el móvil. Solo lo utilizas para ver el WhatsApp o para telefonear.

Tú tienes la culpa de tener que coger el Metro en plena pandemia para poder ganarte el jornal. El Gobierno te venía informando desde hace tiempo de que te compraras un coche eléctrico. Tendrías que haber tenido dinero ahorrado antes de que dijeran que nos iban a subir el IVA hasta de las gaseosas. Te lo estaban advirtiendo y tú, pues eso, que no te quieres enterar.

Tú tienes la culpa porque, a pesar de conocer que la variante inglesa del virus era más contagiosa, dejaste entrar en tu casa a infinidad de personas que venían del Reino Unido sin previamente hacerles una prueba de antígenos antes de permitirles pasar. En las farmacias ya lo vendían, tampoco te pienses que te los iban a regalar. 

Tú, por décima vez, tienes la culpa por esto o por lo que sea, te estás portando fatal. Además, no estabas preparado para algo tan sumamente funesto. Perdiste tu tiempo en estupideces y no te doctoraste en virología. Y eso que se sabía que pronto tenía que venir una pandemia. Ten en cuenta que cuando asomó el ébola por aquí don Simón ya estaba al mando. Y creo que por aquel entonces ya deberías haber intuido con qué manos te podrías encontrar. 

Pero mientras las manos de don Simón, Pedro y Salvador no paran de disparar todas estas balas de culpa a los ciudadanos, los verdaderos expertos parece que se están animando a hablar. Concretamente el profesor de Harvard, Elvis García, ya ha dejado claro en la SER que con esta variante del virus “es mejor pecar de precavidos y que no nos cuelen otra como allá por febrero, cuando el virus estaba solamente en Italia”. Y que aquí, en España, “estamos jugando con fuego porque como se nos vaya de las manos y la cepa británica se haya aposentado, podríamos  doblar las muertes actuales y volver al caos del principio". Pero el caos no va a terminar pronto porque te estás portado mal... ¡Y lo sabes! Aunque no solo por esto que te están diciendo de que no cumples bien las medidas, sino porque a pesar de aguantar, y de hacer lo que te están diciendo, tú solo te dedicas a ver, oír y callar.