Así que una mañana nos encontramos con un señor cuyo rostro casi ni nos "sonaba" y del que poco sabíamos. Ni siquiera era un líder destacado del PP.
Ahora hemos descubierto que tenemos un alcalde con un sentido institucional de la vida pública. Que es conservador, sí, pero que tiene cintura y mano izquierda. Huye de los histrionismos y procura intentar convencer y contemporizar con los adversarios más que ir a degüello contra ellos. Eso no significa que sus convicciones conservadores no las tenga firmemente arraigadas pero su talante hace que tenga en cuenta a los demás y no se muestre arrogante queriendo imponer por las bravas sus planteamientos políticos.
A los líderes se les toma mejor la medida en circunstancias excepcionales, de ahí que los ciudadanos hayamos descubierto en estas terribles circunstancias en la que nos arrolla el coronavirus que nuestro alcalde es un tipo templado, que prefiere arrimar el hombre para intentar buscar soluciones a la tragedia que está golpeando de manera inmisericorde a Madrid y que incluso cuando discrepa con el Gobierno Sánchez lo hace de manera moderada y con buenas maneras.
Tiene, que dirían los clásicos, una cabeza bien amueblada, a lo mejor demasiado para lo que se usa en la política española. Lo cierto es que estos días muchos madrileños hemos descubierto al alcalde de Madrid y nos hemos llevado una sorpresa. Ojalá que la sorpresa no se agrie con el paso del tiempo.
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