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EMILIO SUÑÉ
Lunes, 23 de Marzo de 2020

La demagogia mata más que el coronavirus

Es claro que la morbilidad y mortalidad, producida por el Coronavirus en España se debe a la irresponsabilidad y sectarismo del gobierno. Sánchez dijo: tenemos el mejor sistema sanitario del mundo; igual que ZP con el mejor sistema financiero del mundo.

Acaso no era del todo incierta la sentencia de ZP, pero una parte importante del sistema financiero estaba podrida de demagogia, las cajas de ahorro, o lo que es lo mismo, bancos gestionados por políticos, por gente no ya no profesional, sino antiprofesional. Y estos lerdos arrastraron a todo el sistema financiero a conceder créditos hipotecarios a gente que no podría pagarlos. Igual sucede con nuestro sistema sanitario, con excelentes profesionales y bastantes medios, sí; pero ya muy tensionado por una inmigración descontrolada: -“refugees welcome” ¿recuerdan?- que dispone de él sin haber contribuido a financiarlo. Y como es el mejor del mundo, nos dormimos en los laureles, cuando desde el minuto 1 se debían cerrar fronteras al tráfico de personas desde los países infectados. Era evidente. China tenía a la policía y al ejército en la calle y eso nadie lo hace si la pandemia no es de extrema gravedad.
 
Y luego la manifestación del 8-M. Resultado: la esposa y hasta la madre de Sánchez, que asistieron, infectadas, igual que la pareja de Iglesias. Esto demuestra que estamos gobernados por sectarios inconscientes, por demagogos a fin de cuentas. En fin, no seguiré hablando de este desastre de gobierno, porque lo difícil es encontrar algo que hayan hecho bien en esta crisis. Lo que sí recalcaré es la causa de algo que se paga con muertos y que por lo tanto sólo un alma absolutamente cándida, o absolutamente perversa, puede perdonar. Y esto es la demagogia. Por cierto: hay gente que muere en los hospitales por falta de respiradores, ¿tienen los familiares de Sánchez e Iglesias el mismo tratamiento que la gente de a pie?, porque en las pruebas del Coronavirus, desde luego que no. Maquiavelo, en sus “Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio”, escritos hace más de 500 años, planteó con claridad una situación idéntica a la que ahora padecemos en España. Y Maquiavelo no era lo que el tópico ignorante dice. Era un gran hombre y un patriota, como bien sabe la gente culta. 
 
En los “Discorsi”, Maquiavelo explicaba por qué, sin que cambiara el orden constitucional de las instituciones representativas de la antigua Roma, sin embargo el sistema se transmutaba, pues sí cambiaban las leyes civiles hacia una relajación de costumbres “según los ciudadanos se iban volviendo cada vez más corruptos”. Los corrompían los políticos dándoles cuerda, para tener ellos una largueza todavía mayor. Dice: “Después de que los romanos conquistaron África y Asia y redujeron casi toda Grecia a su obediencia, estaban seguros de su libertad y no creían que existiese ningún enemigo capaz de atemorizarlos. Esta seguridad y la debilidad de los enemigos hizo que el pueblo romano, a la hora de otorgar el consulado, no se fijase ya en la virtud, sino en el favor, prefiriendo a los que mejor sabían entretener a los hombres, no a los que mejor sabían vencer a los enemigos (…), de modo que los buenos, por defecto del ordenamiento, quedaron completamente excluidos”. 
 
Y este es el problema, poco más hay que elegir que a los peores y hemos elegido a los peores dentro de los peores. La selección al revés se ha consumado. Todo es muy frívolo y divertido, mientras el Coronavirus nos ha llevado a una situación de guerra, con los peores al mando. Lo estamos pagando muy caro y tendremos que reaccionar contra esta situación. Si algo está claro, es que no podemos seguir así ni un minuto más. Con los peores al timón, la nave va directa contra los arrecifes. Cuando salgamos de esta situación de emergencia, tocará trabajar en positivo. Construir y no seguir destruyendo. El mundo que viene ya nunca será igual al que hemos vivido. Construirlo bien no es gratis. Requiere esfuerzo y abnegación, pero hoy no toca hablar de eso. Lo haré otro día.
 
Emilio Suñé Llinás es Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
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  • Xavier Diez de Urdanivia

    Xavier Diez de Urdanivia | Martes, 24 de Marzo de 2020 a las 14:53:09 horas

    Puntual y punzante reflexión, como suelen ser todas las suyas, en la que, además, Suñé expone circunstancias que, mutatis mutandi, bien podrían referirse a otras latitudes.
    MÉXICO entre ellas.

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