Considera "desproporcionada" la influencia que los partidos independentistas tienen en la posible formación de un nuevo Gobierno en España.
Así lo evidencia un editorial de uno de los medios más prestigiosos de EEUU, The Washington Post, bajo el título de "España es rehén de una facción de extremistas regionales disidentes".
Destaca que los resultados de las elecciones generales han puesto en manos de partidos como ERC y Junts per Catalunya la investidura a pesar de su escasa y muy minoritaria representación. Este hecho, indica, "complacería a autocracias como Rusia, a la que, según se ha informado, Puigdemont pidió una vez ayuda en su campaña para romper los lazos con España". En este sentido apunta que puede poner en riesgo el "modelo de democracias vibrantes y pluralistas que Europa se ha esforzado por representar".
El editorial evalúa el prestigio de la democracia española en las últimas décadas y dice que su economía, respaldada por el turismo, se ha recuperado con fuerza de la pandemia. Pero "desafortunadamente", dice, "nacionalistas de diferente tipo, que dividirían a España buscando la independencia regional, están jugando un rol de de hacedores de reyes. Esas son malas noticias para Madrid y buenas noticias para Moscú, que está tratando activamente de sembrar discordia en los países occidentales".
EFECTOS PERNICIOSOS
"Pocos países son inmunes a los efectos perniciosos de las políticas de identidad, que a menudo surgen de la raza o la religión. En España, la fuente es principalmente regional, especialmente en la próspera zona de Cataluña, cuyo bullicioso centro, Barcelona, es la ciudad más visitada del país. Aunque los partidos separatistas catalanes controlan sólo 14 de los 350 escaños del Parlamento español, ejercen un poder desproporcionado. Con su apoyo, Pedro Sánchez, presidente desde 2018, podría improvisar un nuevo Gobierno de coalición, aunque tambaleante, y permanecer en el poder. Sin él, España podría afrontar una repetición electoral", señala.
Añade que, en el pasado, los principales partidos españoles de izquierda y de derecha han buscado alianzas con los nacionalistas cuando los han necesitado, pero "los líderes locales en Cataluña subieron la apuesta hace una década al abrazar el separatismo declarado y luego, en 2017, organizar un referéndum ilegal sobre la independencia".
Cuenta que "desde entonces, el líder de ese referéndum –Carles Puigdemont– ha vivido en Bélgica como prófugo de la justicia española", y que, a pesar de ello, Pedro Sánchez (PSOE) y los dos socios del Gobierno de "izquierda" en funciones necesitan y buscan el "respaldo" del líder del "más intransigente de los dos pequeños partidos catalanes en el Parlamento" para revalidar su mandato.
The Washington Post desacredita la exigencia de los condenados y encausados por el procés para dar su apoyo a Sánchez: "Las exigencias de Puigdemont no son razonables: no sólo una amnistía para cientos de alcaldes y otros funcionarios de Cataluña que respaldaron el referéndum (así como, supuestamente, para él mismo), sino una segunda oportunidad, abiertamente inconstitucional, de votar por la independencia catalana. Ningún jefe de gobierno o tribunal español apoyaría eso".
DISTRAE DE PROBLEMAS MAYORES
El rotativo alerta que el nacionalismo regional separatista en España no sólo es divisivo, sino también "una distracción de problemas mayores".
The Washington Post menciona incentivos a los nacionalistas catalanes, salvo otro referéndum (ilegal), para unirse a un Gobierno de coalición. "Entre ellas se podrían incluir la condonación de parte de la considerable deuda que Cataluña tiene con el Gobierno nacional, o medidas para un mayor implante del catalán en los procedimientos gubernamentales".
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