El documento, coordinado por ambos investigadores, ha sido publicado en la revista 'Current Opinion in Cardiology' bajo el título 'Edulcorantes artificiales y riesgo cardiovascular'.
Concretamente, se trata de un trabajo que recopila las evidencias más recientes y que analiza cómo el consumo de edulcorantes artificiales incide sobre el desarrollo de obesidad, factores de riesgo cardiometabólicos como la hipertensión, la dislipemia y la diabetes mellitus, e incluso en el desarrollo de eventos cardiovasculares.
Inicialmente, el consumo de edulcorantes artificiales se presentaba como una alternativa para la reducción del aporte calórico en la dieta, por lo que se había establecido como una opción ideal especialmente interesante en personas con sobrepeso y obesidad, tal y como apuntan los autores.
Sin embargo, el consumo de edulcorantes artificiales favorece "un incremento ponderal derivado de distintos mecanismos a nivel neuroendocrino relacionados con la saciedad y que se activan de forma anómala tras ser consumidos", según explica el documento.
ALTERNATIVAS SALUDABLES
Los autores excluyen "el beneficio que estos edulcorantes pueden tener sobre el control del peso" y señalan que "no pueden ser una alternativa a otras medidas nutricionales más saludables como el consumo de productos de origen vegetal, la reducción del consumo de alimentos procesados y la realización de actividad física regular".
Desde el punto de vista metabólico, el consumo de edulcorantes artificiales genera importantes disrupciones en el sistema endocrino, que dan lugar a un funcionamiento anómalo de nuestro metabolismo. De esta forma, este documento constata que el consumo de edulcorantes artificiales incrementa entre un 18 y un 24 por ciento el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 e incluso hasta un 44 por ciento de desarrollar síndrome metabólico.
El consumo de edulcorantes artificiales provoca alteraciones en la regulación de los mecanismos de la sensación de saciedad además de alteraciones en la microbiota intestinal, y un incremento de la secreción de insulina. Todo ello genera el escenario perfecto para el desarrollo de diabetes, según los expertos.
"Existen pruebas suficientes que nos permiten establecer que el consumo de edulcorantes artificiales interfiere de forma negativa en nuestro metabolismo, en especial en el metabolismo de la glucosa, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2", tal y como indica el doctor Gómez Delgado, principal autor de este trabajo.
Por su parte, el doctor Pérez Martínez, apunta que, aunque aún "se necesitan evidencias más sólidas para tomar un posicionamiento claro sobre el consumo de este tipo de edulcorantes y su efecto perjudicial", lo ideal es "limitar su consumo e incluso evitar añadir edulcorantes artificiales al café o las infusiones".
Los autores instan a regular su consumo en la dieta y apuntan que es necesaria una adaptación de la legislación vigente que permita minimizar su impacto sobre la salud.
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