Dudar de las encuestas

Por si había alguna duda ahí está el desenlace de los comicios celebrados el pasado domingo en Portugal -los sondeos apuntaba un empate entre derecha e izquierda- pero, a la postre, el Partido Socialista que lidera Antonio Costa ha conseguido la mayoría absoluta.

 

Conviene pues apurar todas las acepciones del término prudencia antes de dar por sentado que lo que aparece en las encuestas acaba siendo confirmado por las urnas. En el caso de las elecciones en Castilla y León la precaución nos invita a dudar de las encuestas que aseguran que los partidos de la llamada España "vacía o vaciada" -formaciones como quien dice en agraz - podrían llegar a desequilibrar el mapa electoral.

 

Siendo verdad que los habitantes de las zonas rurales de algunas de las nueve provincias castellanoleonesas puedan sentirse desatendidos, incluso abandonados en determinadas cuestiones, no parece que los partidos de cuño regionalista y agrario vayan a conseguir una presencia en las Cortes regionales capaz de condicionar el signo del futuro gobierno autonómico. Aunque hay que reconocer que el ideario de estos partidos contiene registros apropiados para desarrollar un discurso populista capaz de convertirse en la bisagra sobre la que podría girar el bipartidismo. Un discurso populista cuya esencia es decirle a la gente lo que quiere escuchar ofreciendo soluciones simples a problemas complejos. En este el caso, la despoblación, el déficit de centros de salud en las áreas "vaciadas" o, más recientemente, la falta de atención por parte de los bancos que han ido cerrando sucursales.

 

El día 13, domingo, las urnas despejarán la incertidumbre, pero no parece que vaya cambiar la tendencia al bipartidismo que incluso podría verse reforzada a partir de las escasas expectativas que rodean a Ciudadanos. El aburrido debate celebrado por los candidatos acentúa esa impresión.