Quieren borrar la Navidad

Resulta que la comisaria europea de Igualdad -la maltesa socialista Helena Dalli- había puesto en circulación una guía interna con instrucciones para evitar el empleo de términos cuyo uso en el lenguaje de las comunicaciones de la UE no estuviera acorde con el lenguaje inclusivo.

 

"La intención -según ha dicho el portavoz de la Comisión, Christian Wigand- era ilustrar la diversidad de culturas europeas y ser inclusivos en nuestra comunicación. "Y, ¿qué es lo que recomendaba la guía? Pues, entre otras cosas, se decía que había que asumir que todo el mundo no es cristiano. Y que al hablar de las vacaciones se debía evitar la palabra Navidad. Para la guía, en vez de decir "la Navidad puede ser estresante", lo pertinente sería hablar de que "las vacaciones pueden ser estresantes".

 

Según ha dicho la comisaria, la intención de la guía era: "ilustrar la diversidad cultural de Europa". Y, puestos a ilustrarnos, recomendaba no utilizar como nombres de pila los muy frecuentes María o Juan de inequívoca procedencia cristiana. Malika o Julio eran las alternativas. Ante las protestas de algunos eurodiputados conservadores y de otras voces que se han dejado oír más allá de Bruselas la guía ha sido retirada aduciendo que no era un documento con carácter legal y que las "directrices necesitan más trabajo".

 

Entre quienes han dado opinión sobre este asunto destaca el secretario de Estado del Vaticano. Para monseñor Pietro Parolín: "La preocupación por borrar toda discriminación es correcta, pero ésta no es la forma de lograr ese objetivo. Sabemos -añade- que Europa debe su existencia a muchas contribuciones, pero una de las principales, sino la principal, fue el cristianismo". La historia de nuestro continente, sus raíces religiosas y culturales judeocristianas, unidas al legado de Grecia y de Roma, avalan sus palabras. La guía ha sido retirada, pero es cuestión de tiempo que volvamos a tener noticia de éste o parecido tipo de ingenierías sociales. Al tiempo.