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MADRIDPRESS
Miércoles, 15 de Julio de 2020

Indulto encubierto

La consejería de Justicia de la Generalitat de Cataluña ha concedido el tercer grado penitenciario a los nueve líderes independentistas condenados hace tan solo nueve meses a penas de 9 a 13 años por delitos de sedición y malversación. Esta decisión gubernativa, que no judicial, supondría la semilibertad de los presos, que sólo tendrían que ir a la cárcel a dormir de lunes a jueves.


El departamento de Justicia argumenta la buena conducta de los presos, su red social y familiar favorable para la rehabilitación y concluye que tienen un pronóstico de bajo riesgo de reincidencia. Es decir, que son unos buenos chicos y que no van a volver a intentar dar un golpe de Estado como el que protagonizaron el 1-0 de 2017. Se trata como mínimo de una broma porque no sólo ninguno de los condenados ha mostrado su arrepentimiento, sino que, por el contrario, siguen haciendo bandera de su rebeldía antidemocrática, cuyo objetivo sigue pasando por lograr la independencia de Cataluña al precio que sea.
 
Esta esperada decisión de la Generalitat supone una impunidad de facto y una afrenta al principio de igualdad de todos los españoles. Pero al Gobierno de Torra esos principios democráticos le dan igual. En su permanente pulso al Estado de Derecho, el Govern quiere dejar bien claro que no todos son iguales ante la ley, que los suyos están por encima de la misma y que pese a estar condenados a largas penas de cárcel no las cumplirán, en clara burla a la Justicia.
 
La Fiscalía ya recurrió la flexibilización del régimen penitenciario de los líderes condenados por el 'procés' con el artículo 100.2 del régimen penitenciario al considerarlo un "tercer grado encubierto", por lo que es previsible que también lo haga ahora, lo que supondría que correspondería a los magistrados del Supremo que dictaron sentencia volver a revisar la situación de los nueve condenados. En su día, el tribunal rechazó bloquear el tercer grado hasta que cumplieran la mitad de la pena, como pedía el Ministerio Público. Queda pues esa esperanza para evitar una tropelía jurídico-política.
 
Y mientras, el presidente del Gobierno mirando hacia otro lado. No sólo es que permanezca impasible, es que es un colaborador necesario de la estrategia de sus socios independentistas. Sabedor de que si está en la Moncloa es gracias al apoyo de los Torra, Junqueras y compañía, Sánchez no tiene ningún problema en que a los presos del procés se les conceda un indulto encubierto.
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