El primer ministro del estado de Victoria, Daniel Andrews, reprendió el comportamiento de la población al ignorar las directrices sobre el contacto social tras adoptar conductas como besar y abrazar, al tiempo que volvía a imponer un límite de cinco personas en los hogares y de diez en las reuniones públicas.
Las restricciones, que entran en vigor el lunes y durarán hasta el 12 de julio, invierten una relajación de las normas que empezó a principios de este mes y que permitían reuniones en casa y al aire libre de hasta 20 personas. “Es inaceptable que las familias en cualquier lugar de nuestro estado, sólo porque quieren que esto termine, finjan que ya lo ha hecho. No ha terminado”, dijo Andrews en una rueda de prensa televisada, señalando un aumento de las transmisiones familiares desde abril.
Los responsables estatales informaron de 25 nuevos casos de COVID-19 el sábado, incluyendo familias que habían celebrado reuniones y trabajadores en un hotel donde los viajeros habían sido puestos en cuarentena.
Victoria es responsable de alrededor de una cuarta parte del total de 7.400 casos registrados en Australia, aunque está siendo un foco recientemente del aumento de casos activos. Si bien algunos de los estados y territorios del país han llegado a cero casos activos, el de Victoria ha aumentado hasta los 116.
“Estamos absolutamente en riesgo de un segundo pico, pero podemos superarlo”, dijo el responsable de salud pública de Victoria, Brett Sutton.
Australia ha informado de sólo 102 muertes relacionadas con la COVID-19, un número relativamente bajo a escala mundial.
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