"Dicen que el virus desaparece al calor del hammam de todos modos”, comenta un usuario

Turquía reabre sus baños tradicionales pero con precauciones

En un baño turco en el histórico distrito de Sultanahmet de Estambul, los empleados esperan a sus clientes usando toallas alrededor de sus cinturas, además de mascarillas y visores de plástico en sus rostros.

 

Mientras Turquía alivia las restricciones que estableció para frenar la propagación del coronavirus, ha reabierto sus famosos hammams -baños turcos-, aunque con medidas preventivas.

 

En el hammam Cemberlitas, que data del siglo XVI, los clientes deben desinfectar sus manos cuando ingresan al lugar y se les toma la temperatura con un dispositivo portátil. Además se les asignan espacios en los vestuarios que los mantienen separados de otros bañistas, afirmó Ayna Nurberdiyeva, empleada del recinto.

 

En las cámaras de piedra del hammam se atiende a cada cliente por separado. Un empleado cubre al bañista con pompas de jabón que luego masajean en el cuerpo.

 

Los clientes sólo pueden quitarse las mascarillas cuando entran al hammam, indicó Nurberdiyeva, aunque algunos se las dejan puestas como medida de precaución. Los asistentes especiales del baño, llamados “tellak” para hombres y “natir” para mujeres, usan sus mascarillas y viseras durante toda la sesión.

 

Mustafa Keskin, un bañista, declaró que se sentía seguro con las nuevas medidas.

 

“Cuando toman estas medidas, no experimentamos ningún problema. Esta es nuestra cultura antigua. Dicen que el virus desaparece al calor del hammam de todos modos”, dijo.