El sitio arqueológico reabrió el martes a los turistas después de estar cerrado más de dos meses y medio que congelaron la economía de la misma manera que la erupción hace casi 2.000 años paralizó la ciudad en ese momento.
“La histora ha demostrado que Pompeya es una ciudad resiliente por excelencia”, dijo Massimo Osanna, director del parque arqueológico de Pompeya.
“Ha superado catástrofes, terremotos, erupciones, excavaciones arqueológicas fallidas y excavaciones ilegales. Ha demostrado que las cosas pueden surgir de sus cenizas”, dijo Osanna en la reapertura.
Las autoridades trazaron itinerarios unidireccionales para asegurarse de que los visitantes, que tendrán que usar mascarillas, mantengan una distancia social segura y eviten reunirse.
La menor cantidad de turistas, al menos en el futuro cercano, le darán a los visitantes una oportunidad de tener más de la ciudad para ellos y disfrutar lo que Osanna describió como “una experiencia casi metafísica”.
Pompeya, a 23 kilómetros al sudeste de Nápoles, albergaba a unas 13.000 personas cuando quedó enterrada bajo cenizas, piedra pómez y polvo, ya que soportó la fuerza de una erupción equivalente a muchas bombas atómicas.
Aproximadamente dos tercios de la ciudad de 66 hectáreas han sido descubiertos desde entonces. Las ruinas no se revelaron hasta el siglo XVI y las excavaciones organizadas comenzaron alrededor de 1750.
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