Una trabajadora de Correos relata su experiencia en el estado de alarma

Es el caso de Beatriz Santos, trabajadora de Correos de la Unidad de Reparto de Pozuelo de Alarcón, quien ha recordado cómo ha evolucionado la situación desde los primeros días en los que no contaba con medidas de protección como guantes o mascarilla.

En este sentido, ha reconocido que en los primeros días la falta de EPIs, guantes, mascarillas o gel hidroalcohólico, lo que llevó a "situaciones de tensión" entre los compañeros, pero también ha explicado como desde el primer día fueron divididos en dos turnos para ir a trabajar en días alternos, algo que curiosamente es de lo que más le ha afectado.

"Lo que peor he llevado es el distanciamiento de mis compis, el coincidir con unos sí, con otros no", ha lamentado la empleada de Correos, "hablar con ellos, estar todo el día con ellos".

En el reparto de correspondencia cotidiano, Beatriz ha explicado que la mayoría de vecinos a los que lleva sus cartas son de edad avanzada y sus reacciones ante la situación varían enormemente. "Ellos salen a recogerte las cosas, como si no tuvieran miedo, sin guardar distancias de seguridad", ha comentado, "hay veces que te da más miedo por ellos que por ti, que se acerquen, que te hablen".

También Beatriz ha relatado que en otras casas se encuentra con la situación inversa; los vecinos salen a recoger la correspondencia con todas las medidas de seguridad, "incluso con una bolsa de plástico dada la vuelta para recoger un paquete, una notificación, un certificado, lo que sea".

La empleada postal ha compartido que muchos de los vecinos a los que lleva la correspondencia le hacen llegar mensajes de ánimo y de agradecimiento por continuar con su labor esencial, asomándose a la ventana para animarla cuando la ven pasar o dejando mensajes en los buzones. "La verdad es que se agradece porque tú vas con tus miedos y tus preocupaciones como todo el mundo, pero se agradece que la gente tenga esa humanidad", ha confesado Beatriz.